☠Capítulo 22☠

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No creas en las coincidencias las cosas suceden porque así fueron planeadas.

El infierno está lleno de cobardes, de personas que pecaron y de otras que vivieron lo suficiente, hay muchos que sabían lo bueno pero que aún así eligieron lo malo.

¿Por qué digo eso?

Porque yo soy una de esas personas que tarde o temprano terminará en el infierno, aún sabiendo lo bueno preferí lo malo, preferí hundirme en la maldad sin arrepentirme, quise ocultarlo, quise ocultar ese lado sádico y oscuro pero es algo más grande que yo; lo raro de todo es que no le tengo miedo a la muerte, no temo morir ya que es el destino de cada persona.

Me encuentro de rodillas frente al altar, con la cabeza agachada, vestida de negro me encuentro reviviendo mi pasado, trayendo a la luz esos demonios ocultos en la oscuridad, dando a relucir mi monstruo interior, el gran reloj marca las cuatro de la mañana en lo que yo me pongo de pie, no he pegado el ojo en toda la noche, luego que salí de casa de Andreus deambule por las calles hasta estar aquí en la iglesia del pueblo.

Solo la visitan los domingos cuando vienen a misa el resto de la semana siempre está vacía exepto por el padre Juan el cual no se encuentra presente.

—En el nombre del padre, del hijo y del espíritu Santo —digo en voz alta antes da encaminarme a las grandes puertas de la iglesia.

—¿Creés en Dios? —la pregunta proviene de una voz conocida por lo que detengo mis pies y volteo a ver a Daymond.

Lleva el cabello peinado hacia atrás, viste un suéter negro simple junto a unos vaqueros nuevos, sus labios rosados están entreabiertos a la espera de mi respuesta.

—Si —respondo segura—, En quién no creo es en las personas.

—Dato curioso —murmura pensativo—. Vengo a informarte que hoy irás sola a recibir lo acordado, solo tienes que firmar nosotros nos encargaremos del resto, como sabes esto que hacemos es en cubierto y sería muy obvio ir a recibirlo nosostros mismos.

Asiento recibiendo un sobre que me da.

—¿A qué hora llega el avión?

—A las siete de la mañana, recuerda, solo tienes que firmar no hagas más nada —murmura.

—Lo tendré presente, ahora responde una pregunta —pido acercándome un poco—, ¿Por qué Andreus te dijo compañero?

Aún no olvido aquella noche y esa pregunta me tiene rondando la cabeza desde ese entonces, el hombre delante de mi me mira confundido como si no supiera de lo que le hablo.

—¿De qué hablas?

—En la noche del cumpleaños de Bryan luego del atentado, Andreus te llamó compañero —aclaro.

Sonríe un poco y se aleja de mi.

—Te tengo una mejor pregunta —declara casi llegando a la puerta—: ¿Por qué actúas como si fuera algo normal? Otra persona en tu caso estaría muerta del miedo.

Por un momento siento mi corazón dejar de latir y el mundo detenerse, las apariencias engañan, yo pensando que a él le puedo tener confianza.

Los Monstruos También Aman. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora