13. Henry

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—Otro integrante de nuestra familia, pero no sale de casa —dijo, con una media sonrisa, burlesco—

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—Otro integrante de nuestra familia, pero no sale de casa —dijo, con una media sonrisa, burlesco—. Es demasiado mayor para pasar por nuestro hermano. Cuando nos mudamos a un lugar en donde aparentaremos ser una familia, se queda en casa. Si nos vamos a una ciudad grande, donde la gente no hace preguntas, actúa como el hermano de Carlisle. No le gusta, pero no tenemos opción.

Quedé boquiabierta. Así que no eran siete en su familia, ¡eran ocho! Era creíble, por supuesto. Nadie nunca ha ido a su casa. Bien podía haber alguien más ahí de quien nadie se hubiera enterado.

—Vaya —murmuré—. ¿Cómo es él?

—Nació en 1850, en la ciudad de Rochester.

—Aguarda —dije, frunciendo el ceño—. Si llegó después de Esme...

—Carlisle no fue quien convirtió a Henry —me explicó—. Lo hizo alguien más. Nunca supo quién. Despertó en un callejón sin recordar lo que le había pasado, sólo el dolor de su transformación. Era un psicólogo, por lo que siempre tuvo respeto por la vida humana. Sin embargo, era un neófito, y sin tener una idea de lo que era, se dejó llevar por sus instintos. Al ver lo que había hecho, trató de suicidarse sin éxito. Vagó por el mundo, aceptando su nueva existencia y alimentándose sólo cuando se sentía demasiado débil. Regresó a Rochester en 1930, y fue ahí donde conoció a Carlisle, Esme y Edward. Nunca había conocido a otro de su clase, menos a un clan. Se entendieron bastante bien. Carlisle le habló de la dieta vegetariana y... bueno, desde entonces se mantuvieron juntos. Cuando la gente comenzó a preguntar, dijeron que era el hermano mayor de Carlisle. Fue convertido cuando tenía veintiséis, así que lo aparenta bien.

—Pobre —musité—. No me imagino lo confundido y frustrado que debió sentirse.

Emmett asintió.

—Fue bastante duro para él. Por suerte, Carlisle y Edward lo invitaron a formar parte de su familia. Henry siempre mantuvo su humanidad bastante latente, a pesar de todo. Carlisle le enseñó a mezclarse con los humanos. Pronto consiguió trabajo en una clínica —continuó—. En una noche de 1933, iba saliendo del trabajo cuando olió sangre humana. Dice que se sintió irracional y descontrolado buscándola, pero cuando halló la fuente del aroma, recuperó gran parte de su cordura. Era Rosalie. Estaba moribunda; había sido lastimada como tú pudiste ser lastimada esta noche.

Me estremecí ante la idea y el recordatorio de aquello.

—Lo siento.

Negué con la cabeza.

—Está bien. Me salvaste. Sigue, por favor.

—Henry se enamoró de su belleza, incluso en su estado. Lo describe como haber encontrado a un ángel caído. Consiguió mantener su sed a raya y la llevó ante Carlisle. Le pidió que la convirtiera para él, con la esperanza de que fuera lo que Esme era para Carlisle, su compañera.

Podía imaginármelo. Rosalie era la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Su belleza robaba el aliento de cualquiera. Compararla con un ángel, de hecho, sonaba bastante acercado.

—¿Y lo fue?

—Sí —murmuró—. Rosalie encontró en Henry al hombre que siempre había querido. A veces viven separados de nosotros, como una pareja casada: cuanto más jóvenes fingimos ser, más tiempo podemos permanecer en un lugar determinado. Forks parecía perfecto, de ahí que nos inscribiéramos en el instituto —se echó a reír—. Supongo que dentro de unos años vamos a tener que ir a su boda otra vez.

—¿Y Alice y Jasper?

—Son dos criaturas muy extrañas. Jasper perteneció a otra familia... Una familia diferente. Se había deprimido y vagaba por su cuenta. Alice lo encontró. Al igual que Jasper y Edward, está dotada de ciertos dones superiores que están más allá de los propios de nuestra especie.

—¿De verdad? —le interrumpí fascinada— ¿Tienen otro tipo de habilidades especiales?

—Sí —respondió—. Jasper tiene un don muy sutil. Puede manipular las emociones. Edward puede leer las mentes. Y Alice ve cosas que podrían suceder, hechos venideros, pero todo es muy subjetivo. El futuro no está grabado en piedra. Las cosas cambian.

Hice una pausa. Eso era mucho más para digerir. ¿Edward leía mentes? ¿Habría leído mi mente alguna vez? Me dio miedo preguntar, no estaba segura de querer saber qué tanto había visto Edward en mi cabeza.

—¿Qué tipo de cosas ve Alice? —opté por preguntar.

—Vio a Jasper y supo que la estaba buscando antes de que él la conociera. Vio a Carlisle y a nuestra familia, y acudieron a nuestro encuentro.

—¿Por qué Alice ve el futuro? ¿Por qué sucede? ¿Y por qué Edward puede leer mentes? ¿Por qué sólo él?

Se encogió de hombros.

—En realidad, lo ignoramos. Carlisle tiene una teoría. Cree que todos traemos algunos de nuestros rasgos humanos más fuertes a la siguiente vida, donde se ven intensificados, como nuestras mentes o nuestros sentidos. Piensa que Edward ya debía de tener una enorme sensibilidad para intuir los pensamientos de quienes lo rodeaban y que Alice tuvo el don de la precognición, donde quiera que estuviese.

—¿Qué es lo que tú trajiste a la siguiente vida? ¿Y el resto?

—Carlisle trajo su compasión, Esme la capacidad para amar con pasión, Rosalie su belleza y Henry su paciencia.

Estuve considerando lo inverosímil de cuanto me describía en un intento de aceptarlo. Aguardó mientras yo pensaba. Entonces, Emmett cuadró los hombros, y juraría que lo vi sacar el pecho con orgullo, sonriendo un poco petulante.

—Y yo traje mi fuerza.

Sonreí divertida, planeando burlarme.

—¿No son todos los vampiros fuertes?

—Yo lo soy más —insistió en jactarse, no sé si tratando de impresionarme. Se me escapó una risita. Él rodó los ojos—. Algún día te enseñaré y no vas a reírte, cariño.

Seguí sonriendo, aunque ahora con las mejillas enrojecidas. Tendría que irme acostumbrando a estar siempre sonrojada cuando conversara con Emmett.

 Tendría que irme acostumbrando a estar siempre sonrojada cuando conversara con Emmett

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beastly | emmett cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora