23. Clan enemigo

9.8K 1.2K 35
                                    

Carlisle estaba a punto de levantar el bate del suelo cuando Alice, de pronto, profirió un grito sofocado que sonó muy fuerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carlisle estaba a punto de levantar el bate del suelo cuando Alice, de pronto, profirió un grito sofocado que sonó muy fuerte. Las miradas de Edward y Alice se encontraron y en un instante circuló entre ellos un flujo misterioso.

Emmett, que aún no había vuelto al campo, se tensó a mi lado y me rodeó con su brazo, pegándome a su cuerpo. Parecía comprender las expresiones de sus hermanos, que no daban buen augurio.

Edward ya estaba al lado de Bella antes de que los demás pudieran preguntarle a Alice qué iba mal.

—¿Alice? —hablló Esme con voz tensa.

—No lo he visto con claridad, no podría decir... —susurró ella.

Para entonces ya se habían reunido todos.

—¿Qué pasa, Alice? —le preguntó Carlisle, con voz tranquila, pero cargada de autoridad.

—Viajan mucho más rápido de lo que pensaba. Creo que me he equivocado en eso —murmuró.

—¿Qué es lo que ha cambiado? —inquirió Jasper.

—Nos han oído jugar y han cambiado de dirección —señaló, contrita, como si se sintiera responsable de lo que fuera que la había asustado.

Siete pares de rápidos ojos se posaron en mí y Bella de forma fugaz.

—¿Cuánto tardarán en llegar? —preguntó Carlisle, volviéndose hacia Edward.

Una mirada de intensa concentración cruzó por el rostro de Edward y respondió con gesto contrariado:

—Menos de cinco minutos. Vienen corriendo, quieren jugar.

—¿Cuántos son? —preguntó Emmett a Alice.

—Tres —contestó con laconismo.

Emmett gruñó.

Carlisle pensó durante una fracción de segundo, que pareció más larga de lo que fue en realidad. Todos miraban fijamente el rostro de Carlisle con los ojos llenos de ansiedad.

—Nos limitaremos a seguir jugando —anunció finalmente Carlisle, con tono frío y desapasionado—. Alice dijo que sólo sentían curiosidad.

—Toma mi lugar, Esme —pidió Edward.

—Carlisle, toma el mío —pidió Emmett, indispuesto a soltarme.

Los otros volvieron al campo, barriendo recelosos el bosque oscuro con su mirada aguda.

—Suéltate el pelo —ordenó Edward, con voz tranquila y baja, a Bella.

Emmett ni siquiera me miró para pedirme lo mismo, pues yo ya lo llevaba suelto y aplastado debajo de mi gorro de lana. Sólo tomó la cremallera de mi chaqueta y terminó de subirla hasta mi barbilla.

Pregunté lo que me parecía evidente.

—¿Vienen otros?

—Sí. Quédate quieta, no digas nada —ocultó bastante bien el nerviosismo de su voz, pero aún así yo sabía que estaba inquieto— y no te apartes de mi lado, por favor.

beastly | emmett cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora