Capítulo 5

2.9K 293 80
                                    


Entre las dos recogieron la cocina y después se pusieron a trabajar. La profesora en su escritorio, y Lena con su portátil y sus papeles extendidos por todo el sillón. En un momento dado, Kara soltó una maldición mientras miraba disgustada la pantalla de su ordenador.

—¿Qué ocurre?

—¡Maldito invento! Nunca encuentro lo que busco. Tardo menos si voy a la biblioteca que si me quedo aquí mirando como una idiota este cacharro. —Se pasó una de sus delicadas manos por su alborotado pelo con desesperación.

—A ver, déjame a mí.

La detective se levantó del sofá, se dirigió hacia el escritorio y se inclinó por encima del hombro de la profesora para ver la pantalla. Ella se quedó muy quieta y trató de no pensar en aquel suave pecho que, de vez en cuando, rozaba su hombro. Sin querer, aspiró el perfume de sus oscuros cabellos y, una vez más, se sintió mareada.

—¿Es esto lo que querías? —preguntó, servicial, mientras sus dedos volaban por el teclado.

La profesora sentía que le costaba respirar, pero trató de concentrarse de nuevo en su tarea y, cuando vio la página de internet abierta en la pantalla, se quedó pasmada.

—¡Justo lo que buscaba! Como dicen mis alumnos, eres un crack de la informática, Lena.

La detective volvió la cara hacia ella con una deliciosa sonrisa en sus labios sensuales, y su rostro quedó tan cerca del suyo que las graciosas pecas de su nariz parecieron invitarla a posar sus labios sobre ellas.

—No es para tanto, pero reconozco que me divierte.

La profesora Danvers apenas escuchó lo que decía, concentrada como estaba en refrenar el absurdo impulso que la había asaltado. ¡Por Dios, ¿qué demonios le ocurría?! Esperaba no estar a punto de enfermar; últimamente se sentía un poco extraña.

—Muchas gracias —consiguió decir, por fin, con una algo voz más ronca de lo habitual.

—De nada —respondió ella antes de volver a su sitio.

Aliviada, Kara volvió a respirar con normalidad.

—¿Qué tal va tu investigación? —preguntó algo más tranquila.

—No muy bien, la verdad, estoy tratando de averiguar si se han producido robos parecidos en otros lugares, pero no he encontrado nada. De todas formas, estoy casi convencida de que la respuesta al enigma está dentro del propio college.

La ojiazul la miró con interés.

—Tus pesquisas me recuerdan un poco a mis propias investigaciones históricas.

—Entonces quizá podrías ayudarme.

La profesora se levantó del escritorio y se sentó en el sillón junto a ella.

—Mira. —Lena le mostró una fotografía—. Esta es la pintada que apareció en la mesa de la biblioteca. La policía científica ha analizado una muestra de la pintura y la conclusión es que se trata de una marca fácil de encontrar en cualquier almacén de bricolaje. He estado husmeando un poco por aquí y por allá y he descubierto un bote con esa misma mezcla en un cobertizo del jardín. El cobertizo no está cerrado con llave, así que cualquiera pudo tener acceso a ella.

Kara examinó la foto con detenimiento y dijo al fin:

—Es curioso, los nombres de todos los miembros de la Congregación, seguidos de un desagradable adjetivo calificativo, y una amenaza bastante simple: Lo pagaran caro. Parece una mala película de mafiosos. Y luego esas letras mayúsculas: ACM et ASCT.

Nada más verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora