CAPITULO 4

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_Si Emily, muchas chicas.

Pero de momento no me siento con fuerzas para iniciar una relación, el viaje me tiene agotado.

David y su esposa se miraron sin entender la reacción de Héctor y le dejaron solo descansando y al momento entró Max.

 

_Señorito Héctor.

_Max, me alegro de verle hombre.

¿Cómo le va?

_Muy bien señor, estoy emocionadísimo.

Esto será otra cosa con usted en casa.

Sabía que podía contar con usted, señor.

_Jajaja. Bien Max, supongo que después de aquello no ocurriría nada mas?

_No señor. ¿Tiene pensado hacer algo?

_Creen que Broderick Mackenna solo tiene un hijo. Veo que mi padre ha hecho poco alarde de mí, casi que mejor para lo que tengo pensado.

_¿A qué hora quiere que le despierte de su siesta?

_A las cinco, Max. Gracias.

El mayordomo salió de la habitación dejando a Héctor recostado en su cama, su mente no paraba de funcionar. A partir de ahora tendría que actuar con cuidado, su padre desconocía por completo su vida en estos últimos años, siempre pensó que a parte de estudiar se había dedicado a holgazanear y no le quitaría el ojo de encima y sabía que los Ollerson no escatimarían esfuerzos si había que eliminar a los Mackenna para poder estar tranquilos. Pero los años y la experiencia habían hecho de él un hombre hábil y paciente y utilizaría esas ventajas, a pesar del rechazo de su padre en pro de la familia.

La imagen de aquella mujer vestida de María Antonieta no se le iba de la mente, era todo un espectáculo haberla visto y su mente empezó a trabajar de nuevo, tendría que haber pedido informes de ella. Claire, ese era su nombre, ella sería la clave en todo este asunto.

Era una verdadera preciosidad. Tenía una piel blanca como la nieve, aquellos pechos que emergían de aquel escote no se le iban de la cabeza, esos labios rojos y aquella sonrisa la tenía grabada a fuego en su retina.

El viaje desde Londres había sido largo y el sueño empezó a hacer mella en él, sabía que tras aquel descanso vendría el interrogatorio de su padre, algo que esperaba que pasara pronto, solo estaría allí un mes y no sabía como decirle que no había venido para quedarse, él tenía sus propios negocios que atender.

 

A su madre la echaba mucho de menos y estaba deseando contarla cosas de su nueva vida....

SEDUCIENDO A MI ENEMIGO #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora