CAPITULO 9

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Llegué pronto. No eran ni las siete de la mañana. Quería estar preparado para ella. Sabía que era brillante en su trabajo, pero no se lo pondría fácil. Me vestí de manera informal, una camisa blanca, unos vaqueros y unas zapatillas de deporte, la casa estaba llena de polvo y estaba totalmente vacía, la mayor parte de las cosas las había donado a esas organizaciones que se encargan de subastar objetos para con ese dinero ayudar  a las personas necesitadas. Resultaba gratificante hacer ese tipo de acciones cuando se tenía dinero y de ese modo ayudar a otros que no lo tienen.

 Las paredes estaban desnudas y las estancias totalmente limpias de muebles y yo me había quedado con dos sillas y una mesa de te, lo justo para la cita que tenía previsto hacer. Le di instrucciones al guardia de seguridad que ya había contratado de que dejara pasar a la señorita Ollerson.

Todo estaba preparado y la primera escena estaba en marcha. Intimidación.

Ya eran las diez cuando llegué a la mansión. Estaba algo nerviosa la ocasión no era para menos. Pulsé el timbre de la verja exterior. Me había decidido por un vestido rosa palo vaporoso de Valentino que se me ajustaba al cuerpo de manera graciosa y unas sandalias de tacón alto color azul cielo haciendo juego con mi bolso de Jimy Shoo.  Había decidido dejarme el pelo suelto peinándolo a ondas,  lo tenía muy brillante y me llegaba hasta casi el pecho. Me había maquillado, lo justo con colores pastel y había dado un toque de verde a mis ojos para resaltarlos aún más. Llevaba un perfume exquisito y mi lencería era de La Perla. La primera impresión siempre era la que contaba y la mía debía dejarle sin habla.

Me hicieron pasar y ya con solo ver el hall me quedé de piedra. Eché un vistazo al resto de la zona donde predominaban los ventanales, el suelo era de madera, los techos muy altos, fui hasta el fondo de la estancia donde había una puerta de doble hoja, miré a través de los cristales y vi un jardín de ensueño que en otrora debió ser y tras de mi escuché unas pisadas. Sabía que era él y me dí la vuelta.

Me quedé sin habla, se me paró el corazón y tuve que apoyarme en la espalda con la puerta que daba al jardín por la que hace un momento miraba. Lo que tenía delante no era  normal, no era normal que fuera tan guapo, tan deseable, tan…se me han terminado los adjetivos y mi cerebro no responde al igual que mis piernas. Se me acerca, no deja de mirarme, yo no dejo de mirarle, lleva unos vaqueros como si fuera uno de esos modelos que salen en los anuncios de la tele, medio caido y  la camisa blanca por fuera pero remarcándole bien sus abdominales y los músculos de sus brazos. Estaba como un queso y yo tendría que trabajar para él.

Me habla y no se qué me dice, me tiende la mano y yo se la doy a modo de saludo, pero él no me la suelta, estoy paralizada por completo, creo que estoy haciendo el ridículo más espantoso y decido despertar de ese letargo. Sonrío, le suelto la mano y me desplazo hacia el otro lado.

_¿Sta. Ollerson, verdad?

_Si, soy Claire, prefiero que me llame Claire.

_Muy bien, Claire. Siéntese por favor. Y se sentó justo enfrente de mi.

_Lo primero agradecerle la confianza que ha depositado en nosotros para que hagamos de este…

_¿Mausoleo?

_Usted lo ha dicho, señor. De este mausoleo un hogar confortable.

Saqué mis notas del bolso y un bolígrafo. Me senté y mi vestido se subió de manera irritante por mis piernas hasta casi rozar los muslos. Él me miró y yo ví como me miraba. Me crucé de piernas y comencé el cuestionario. No quería parecer nerviosa pero me temblaba hasta el boli en mis dedos. Lo empecé a mover y a pasármelo por mi boca en un acto reflejo. Levanté mis ojos para hacerle la primera pregunta cuando vi que estaba inclinado hacia a mi y me estaba mirando la boca. Dios mio…me entraron unos calores tremendos. Estábamos en primavera pero creo que el calor que allí hacía no era propio de esa temporada. Saqué el dichoso boli de mi boca y lo puse sobre mi bloc.

_Dígame señor…¿Cómo he de llamarle?

_Héctor, ese es mi nombre.

Tenía los ojos más azules que jamás había visto y una ligera barba le cubría su cara. Su pelo negro como la noche estaba totalmente despeinado haciendo que su cara pareciera más joven.

_Dígame, que es lo que quiere que nuestra empresa haga en su casa?

Me miró intensamente y su silencio me incomodó un poco. Se recostó en la silla y cruzó sus manos pasándose un pulgar por su boca. Me miraba, de arriba abajo. Me estaba agobiando sobre manera.

_Usted es la profesional, decídalo cuando lo haya visto todo. Quiero máxima diligencia en las actuaciones, la quiero lista para después del verano, quiero inaugurarla a primeros de septiembre. Le aseguro que es muy grande, pero …no ha venido lo suficientemente preparada para ello.

_¿A qué se refiere?

_Fundamentalmente a sus zapatos. La dolerán los pies esta noche.

-Perdone usted, pero esta es mi primera toma de contacto, tenía previsto hacerle unas cuantas preguntas y regresar a mi oficina. Le dije a modo informativo.

_No me ha comprendido. Yo la pago desde el minuto uno de hoy y quiero que sea usted la que de el primer vistazo a mi casa y valore su estado. No es mi problema que haya venido en unos zapatos de 12 cm Claire.

Y levantándose de la silla se me acerca y poniendo sus manos a ambos lados de la mía me susurra a escasos diez centímetros de mi cara.

_Haga su trabajo Claire y será recompensada, pero no escatime ni un minuto de su tiempo.

Me le quedo mirando con la boca abierta como si fuera una auténtica idiota, no le respondo y dejo que se marche. Cuando llega a la puerta principal se da la vuelta y señala el interior de la casa.

_Puede quedarse el tiempo que haga falta, pero mañana quiero los planos de esta casa en mi despacho y sus ideas revolucionarias. Esmérese Claire, se que tiene potencial.

Menudo grosero, hacerme esto a mi. ¿Qué pretende que me quede todo el día con estos zapatos? Menudo imbecil. Si piensa que va a ser así es que no me conoce.

Y sin más abrió la puerta y se marchó. Y yo allí, sentada mirando a las paredes. Cogí mi móvil y me puse a hacer llamadas como una loca. Lo primero que necesitaba eran los planos que tenían que conseguirme y una vez visto el material sacar conclusiones.

Me estaba metiendo prisas, quería poner a prueba mi valía a base de presión, muy bien, me gusta ese juego Héctor como se llame, cuanta más presión mejor trabajo, así que yo …encantada.

 

 Espero no volver a verle hasta que todo haya terminado, solo con pensar lo nerviosa que me pone cuando está tan cerca de mi...

SEDUCIENDO A MI ENEMIGO #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora