CAPITULO 8

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Los días fueron pasando y la información que le llegaba a Héctor era cada vez más detallada.

Por lo visto el señor Ollerson tenía sus propios medios de persuasión, tenía encerrado en una cárcel de San Diego al pobre señor Boots, el abogado de su padre acusándole de varios delitos de los que no era culpable. Tenía toda la intención de que lo que hubiera descubierto se lo entregara por las buenas o por las malas.

Habló con un par de amigos de Washington y contrató a un buen abogado, había que sacarle de allí. Ollerson era un cacique en la zona, amigo del Gobernador, habría que andar con cuidado.

Boots debía tener algo muy valioso en su poder, quizás el original de las escrituras de compra del rancho, debía tenerlas guardadas en algún lugar y había que dar con ellas.

¿Sabría Claire Ollerson lo que hacía su padre?¿A qué se dedicaba?

No tardaría tiempo en averiguarlo y para entonces no tendrían nada en el valle, les despojaría de todo cuanto habían adquirido sus antepasados de manera fraudulenta y haría saber a su queridísima hija cual era el proceder de su padre.

Aquel rancho llevaba la marca Mackenna, fue de su tatarabuelo y estaba dispuesto a recuperar lo que antaño fue construido por su familia y lo haría por las buenas o por las malas.

 

Durante el día holgazaneaba y dormía o esa era la imagen que quería dar, pero por las noches era totalmente activo. Sabía que no era santo de la devoción de su padre que cada día que pasaba le miraba con peor cara. No paraba de reprocharle el que no se quedara en la familia, pero lo que más le dolía  a Héctor es que su padre no le hubiera contado nunca el problema de los Ollerson y no confiara en él, ni siquiera su hermano le había hecho el menor comentario. No entendía ese mutismo cuando él también pertenecía a la familia. Pero ya no importaba, estaba dispuesto a llegar al final y dar ese regalo a su padre que no estaba muy orgulloso de él a pesar de todos sus logros conseguidos. Se había convertido en un empresario de prestigio y en un millonario muy joven gracias a su tesón y a su trabajo y no tenía que demostrar nada a nadie.

Recibió noticias de Ferrara, esperadas noticias de que la señorita Ollerson le había mandado su tarjeta de visita y quería concertar una entrevista con el dueño de la recién adquirida mansión Hamilton. Pues si ella quería conocer al dueño, así sería. Tomaría el primer vuelo a Nueva York.

 

Claire Ollerson es una luchadora nata, propietaria de uno de los negocios con mas auge de la ciudad. Héctor Mackenna es uno de los solteros más codiciados del país, amado y odiado a partes iguales, su nombre es sinónimo de poder e influencias. Se ha ganado todo a pulso, con mucho trabajo y mucho tesón al igual que ella. Ella es una belleza en un mundo de depredadores, pero no se amilana ante nada ni nadie. Cuando Claire decide encargarse de la reforma y decoración de la mansión Hamilton sabe que está ante su posible consagración y no solo eso, al fin podrá conocer en persona al hombre que tiene a media población femenina fascinada. Pero con lo que no cuenta es con que su cliente intentará seducirla y no con buenos propósitos.

En una brutal colisión de poderes ¿Podrá Claire resistir la tentación? O ¿Sucumbirá ante imponente personalidad de Héctor?

Cuando decidí enviar mi tarjeta de visita a la corporación M.K. no estaba segura de si nos iba a recibir, imaginé que tendría una larga lista de personas que le ofrecerían sus servicios gustosos por un precio mucho más bajo del habitual, con la sola intención de hacerse oír por el populacho. La Mansión Hamilton era una pera en dulce y no esperaba que a los pocos días el asistente de la M.K me enviara

un aviso para que hiciera acto de presencia en un día y hora determinados.

Anny tenía toda la información referida a la M.K, pero necesitaba saber quien estaba detrás de todo aquel imperio. Pocas fotos aparecían en los archivos de Internet, _dado lo celoso que parecía ser de su intimidad _ pero pude ver para quien tendría la suerte de trabajar…y ahí estaba. Él.

Leí la prensa local donde se hacían continuas referencias al dueño de la nueva mansión. Se comprende que al ser nuevo hubiera reticencias en cuanto a su pedigrí, pero no fue así, está claro que el dinero llama al dinero y las grandes firmas de moda y cosméticos se lo rifaban para hacer publicidad solo por ser lo que era, un millonario atractivo. Lo que me lleva a suponer que le lloverán invitaciones de todo tipo para asistir a los eventos más que recomendables de la jet set de Nueva York. Lo que me lleva a decir y en voz alta, que si quieres seguir la estela de este “chico de oro” y ser alguien en esta ciudad, trabaja para él y hazlo bien.

_¿He dicho atractivo? Creo que me quedo corta.

Y lo más importante, si consigo que pose conmigo, verás mi rostro estampado junto al suyo en las páginas centrales de todas las revistas del corazón y los grandes periódicos del país. Incluso estaría encantada de que me regalara alguna “fruslería” por mis servicios prestados, aunque no se si es de esos tipos, o de los que van dejando amantes por donde pisan, lo cierto es que me da igual, yo lo único que quiero es hacer bien mi trabajo y que me paguen por ello, el resto….como si después decide pintar la mansión de color rojo y transformarla en un burdel, para mi ese tipo de snob me parecen unos auténticos gilipollas.

Pero no todo parece cerebro en este hombre, viendo las fotos que aparecen en algunas imágenes tiene un atractivo físico tremendo que hacen que en algún momento haya querido fantasear con él.

Así que solo decir que el dueño de la M.K Union Company era para muchos el espejo en quien reflejarse y para mí el hombre al que mañana a primera hora  tendría el privilegio de conocer.

_Me muero de los nervios. Casi que me excito con solo pensarlo.

 

 Mañana saldré de dudas. Espero no decepcionarle.

SEDUCIENDO A MI ENEMIGO #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora