CAPITULO 13

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Las burbujas que el jacuzzi proporcionaba no hizo que Claire sintiera la presencia de nada y menos de nadie.

Ella estaba relajándose tanto que a penas apreció como Héctor estaba ya dentro junto a ella.

Se hundió en el agua para refrescarse y al salir vio que ella estaba con los ojos abiertos mirándole. Sostenía en la mano el mango de un cepillo grande para frotarse la espalda con el que iba a darle un buen golpe pero se frenó al ver quien era y empezó a chillar como una posesa. Héctor la sujetó las piernas, ella se quitó los auriculares.

Se montó encima de ella y la puso los brazos por encima de su cabeza.

_Me ha asustado.

_¿Se puede saber a qué juega? Le preguntó Claire en un estado más que excitado por la lucha que habían tenido. ¿Es que  no le quedó claro esta mañana en su despacho cual era la idea que tenía de volver a verlo?

_Perdona por la intrusión, pero suelo hacer mis apariciones cuando nadie las espera. Es algo innato en mi.

No estoy jugando nena, he venido a darte lo que tanto anhelaste esta mañana. Le respondió Héctor del mismo modo.

_Yo no he anhelado nada, señor engreído, creo que me confunde con alguna de sus mujerzuelas, le dijo ella toda irritada.

Menudo presuntuoso está hecho y ahora si no es mucha molestia se quita de encima de mí,  sale de mi bañera y se marcha como ha venido. Dijo mirando hacia un lado, esperando que él reaccionara.

_Claire, mírame.

_No pienso hacer tal cosa, márchese. Le hizo un ademán con la mano a modo de despedida. Pero Héctor no se movería de allí.

Había ido con un propósito, descontrolarla.

Héctor acercó sus labios a los suyos, ella movió su cabeza para esquivarle pero no pudo conseguirlo, él ya la tenía atrapada. Una vez que sus bocas estuvieron juntas, se miraron. Héctor no perdía detalle de cómo los ojos de Claire se enturbiaban. Bajó sus manos lentamente, se tumbó encima de ella cogiendo sus caderas y la instó a que abriera su boca, no pudo resistirse y al mismo tiempo que lo hacía llevó sus manos al cuello de él.

Se besaron con pasión. Durante unos minutos solo se escucharon jadeos provenientes de ella. Claire había cerrado los ojos y Héctor la seguía observando. Vio el lápiz que sujetaba su pelo.

_No quiero ver tu pelo recogido, me gusta cuando lo llevas suelto.

La dijo mientras seguía besándola. Ella no paraba de jadear.

_Y no vuelvas a meterte otro de esos en la boca o no sabría como explicarte lo mucho que me excitas cuando lo haces y lo que podría hacer si volvieras a hacerlo.

Espero que lo hayas entendido.

_ ¿Por qué has venido? Le dijo mientras le tocaba el pelo

_Ya te lo he dicho mujer, he venido a darte lo que me estabas pidiendo en el despacho. No suelo dejar a medias ….a nadie.

 Mientras la daba pequeños lametones en el cuello.

_ ¿Por qué me estás haciendo esto a mí? No soy tu tipo. Dijo ella casi sin poder hablar.

_Bésame y calla, no sabes lo que dices.

Ella se separó un instante.

_He visto fotos tuyas en la Web con otras mujeres y…

_Esas mujeres que has visto no significan nada en mi vida, fueron acompañantes ocasionales y las tengo cuando las necesito.

¿Estás celosa? Preguntó de manera socarrona.

Ella río a carcajadas. Se le quedó mirando fijamente.

_Aún no le conozco lo suficiente como para sentir eso, señor….?

Él no respondió a esa pregunta. Tenía que hacer algo para que su apellido no la diera ninguna pista de quien era. Tendría que improvisar.

La besó por última vez y salio del jacuzzi.

¡Dios Mio!, pensó Claire, que cuerpazo tiene. Le miró de arriba abajo sin pestañear.

_¿Te gusta lo que ves? La dijo secándose con una toalla.

_No pienso responderte. Le dijo ella sonriendo.

_Claire, tengo que dormir, mañana me espera un viaje de negocios, te espero en la cama, no tardes.

_¿Vas a dormir conmigo? Preguntó ella sorprendida.

_Si cariño, hoy necesitaba compañía y nada mejor que tú,  pero tranquila, hoy estás de suerte, no voy a tocar un pelo de tu cuerpo. Tengo que dormir y que mejor que junto a una mujer preciosa. Y señalándola con el dedo la volvió a repetir.

¡No tardes!

Ella puso los ojos en blanco y se metió completamente dentro del agua. Salió, se secó bien, se echó su crema hidratante, se secó el pelo, se puso una camisola de algodón y unas braguitas y antes de abrir la puerta pensó en lo que estaba ocurriendo.

Aún no podía creerlo, estaba con Héctor, el dueño de….uff, tantas cosas que no sabría por donde empezar.

¿En serio que ella era su tipo?

No entendía nada y ahora la esperaba en su cama. ¡Iba a dormir con él!

Entró lentamente en la habitación, ya solo quedaba su lámpara encendida y le vio, la estaba esperando, no se dijeron nada, entró en la calidez de las sábanas y él la atrapó con sus brazos. Hacia tiempo que no dormía con un hombre y la resultaba de lo mas extraño, pero esto era diferente, con Mark no se excitaba al dormir con él, pero esto era distinto, sentía una atracción por Héctor que no era normal y eso hacía que estuviera incómoda.

Se dio la vuelta entre sus brazos y le miró.

_Te dije que hoy no haría nada, voy a respetarte, pero no pidas milagros Claire. No soy de piedra. Duerme. La dijo algo molesto.

_¡Bésame!

_Ya lo hice en el jacuzzi. Duérmete.

_He dicho que me beses, ahora.

_ ¿Si te beso te dormirás y serás buena chica?

Ella asintió sin dejar de mirarle.

Héctor se acercó a ella, la miró los ojos, los labios y sin más la empezó a besar, primero dulcemente a lo que ella se resistió, Claire quería un beso de cine.

Y él se lo daría, claro que se lo daría, pero era su juego y lo haría a su modo.

Observó su cara, quería memorizar sus rasgos, no la vería en un tiempo. Lo que había empezado como un juego se estaba tornando algo peligroso. Era una mujer increíble, sensual, adictiva.

Él no buscaba encontrar sentimientos y menos con Claire, este era su juego, el juego de la venganza.

 

La besó, quiso engañarse así mismo fingiendo que el beso que la estaba dando no significaba nada, pero estaba cayendo por un precipicio y no había manera de salvarse. Se separó de ella, se dio la vuelta y la deseó buenas noches.

SEDUCIENDO A MI ENEMIGO #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora