MarihelaNo puedo.
No puedo evitar sentir cerca de Dylan, es tan considerado y lindo conmigo. Han pasado cinco días desde mi mudanza. Ya hoy es jueves. Le próxima semana empiezo la universidad y me van a cambiar los horarios del trabajo a la mañana. El trabajo es sencillo sinceramente. La paso bien a excepción de unos chicos que visitan a mi compañera Karina. Los chicos parecen encantados. No se si es el hecho de que cuando estás en otro continente cualquier persona latina es como un aperitivo nuevo y exótico. Estoy consiente del estereotipo que le tienen a las chicas latinas. Como la describen con su cuerpo, actitud y demás. Yo sinceramente creo que lo único que coordina es la actitud, porque el cuerpo no. No todas tienen un cuerpo de infarto como te lo hacen ver en películas. Las contexturas son distintas, pueden haber chicas rellenas, otras sumamente delgadas, otras normales. Pero no todas somos un bombón caliente, por decirlo de otra manera.
Por lo menos a los chicos le interesé y creo que únicamente por el hecho de mi nacionalidad porque mi cuerpo es sumamente normal, no tengo caderas grandes como Nayely, tampoco tengo la altura de Vanessa que es llamativa, la figura de Valentina o las porciones perfectas de carne como Rebecka. No entiendo que me ven de especial aparte de ser extranjera.
Ahora me encuentro en mi trabajo y las miradas furtivas de los chicos no pasan para nada desapercibidos, Karina, quien es mi compañera parece regañarlos por la indiscreción y agradezco el gesto. Llevo trabajando aquí tres días. Se supone empezaba el mismo día de mi mudanza, pero el señor me escribió y empecé después. Desde hace tres días veo seguido a los chicos. El jefe no parece molestarle porque hacen propagando del lugar y no interfieren con nuestro trabajo.
Ignoro las miradas y busco una libreta habiendo inventario de una mercancía nueva...
–Hola tía –Subo la mirada al único chico que se a comportado –Me llamó Andrés, tu voz no parece de España –Me cruzado saludos con el un par de veces.
–Un gusto, Marihela –Me presento –Tienes razón, soy de Latinoamérica. Creo que ya tus amigos lo saben –Comento.
Desde hace un tiempo le baje a la intensidad con los chicos. O bueno. Le baje la intensidad a los que si se acercan con un buen propósito. La mayoría no se da por vencido tan rápido y siendo sinceros soy la única que queda mal.
Hay que tener en cuenta que no todos son unos cabrones, para muestra Daniel o Dylan.
Por lo que prefiero ser agradable o intento serlo.
–Adivino –Se queda pensando –¿Venezuela?
Abro los ojos completamente sorprendida.
–¿Como supiste?
–Estudio idiomas, por lo que aprendo a diferenciar cada uno de los acentos. Es difícil, pero con el tiempo en realidad es interesante... Por lo menos en de Venezuela lo reconozco por la manera cantarina al hablar. Es la que más predomina porque hay aproximadamente cuatro acentos diferentes. Depende de la región.
–Impresionante –Admito
–Hora de cerrar –Nos avisa Saúl. Mi jefe.
Empiezo a guardar y acomodar mis cosas.
–Si no te importa, ¿Puedo llevarte a comer? –Invita amablemente.
–Lo siento, gracias por la invitación, pero me vienen a buscar.
–Tranquila tía, espero que tengáis un buen día. Otro día será.
–Gracias.
Termino de acomodar y al voltear noto a Dylan quién está afuera apoyado en la puerta de su carro. Esta viendo su celular interesado.
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Serendipia #1 [Completa✓]
Ficção AdolescenteLo que uno deja ver no siempre es correcto, solo dejamos ver la parte que queremos que piensen de nosotros y parecemos tal cosa para poder lograr un objetivo como no ser lastimado. Nos encerramos en nuestro caparazón simplemente para no permitirle a...