Capítulo 23

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Cuando desperté la casa estaba sola, por primera vez agradecí aquello de no ser así mis planes se verían estropeados. Llame a Javier para que viniese por mi. En lo que llegaba, me duché , me maquillé y me vestí con el uniforme pretendiendo que sería un día normal; el teléfono sonó avisando que mi amado había llegado.

Salí de casa con la mochila en mis hombros y los nervios a flor de piel; él se bajó del Jeep para recibirme con un cálido besó, tomó la mochila para después guardarla en el baúl. Aproveché para montarme en la camioneta. Nadie podía borrar la sonrisa en mis labios.

Se dirigió al lugar donde en donde días atrás habíamos celebrado la inauguración de la empresa. Cuando bajamos del auto sentí como el cuerpo me temblaba, ya no había vuelta atrás.
Subimos por el elevador para llegar al piso de su habitación; entramos. Me senté en la cama mientras él preparaba el jacuzzi.
Cuando regresó al lugar dónde yo estaba tenía una bolsa de cartón negro mate, la extendió hacia mi, la tomé y sonreí, metí mi mano y saqué dos prendas de ropa, era un traje de baño de dos piezas, el top era blanco con rayas negras horizontales y verticales en el área de los pechos y el bottom era una pantaleta negra con rayas blancas horizontales y verticales; mientras esperaba que él también se cambiase, me adentré en el jacuzzi e intenté relajarme. El agua caliente en mi piel se sentía tan bien y por fin pude deshacerme de la tensión. Javier me hizo compañía en el jacuzzi con su bottom negro, se sentó al lado mío y comenzó a besar mi cuello, aquello me producía cosquillas por lo que reí; con una de sus manos acariciaba mi entrepierna.
Me monté sobre él, lo besé mientras él acariciaba mis glúteos, estuvimos así por unos segundos después me quitó la pantaleta y bajó su traje de baño. Me levanto un poco para poder meterlo lentamente; ambos comenzamos a movernos desenfrenadamente, con sus manos aprieta mis caderas, sus estocadas eran violentas pero me hacían ver estrellas.

Se sentía como estar en el paraíso, todo era perfecto, desde escapar de la escuela para vernos hasta mantener esta relación secreta. Adoró la emoción del peligro que significa estar con Javier. Moviéndome de atrás hacia adelante, ambos disfrutando piel a piel; olvidando cualquier consecuencia que podamos tener.

—Te amo Javier—pronuncié

—Yo también cariño, ya extrañaba esto—besó mis labios repasando sus manos por mi espalda

Yo llegué al climax y a los pocos segundos Javier también, para mi suerte se vino dentro mío.

—Maldición—dije levantándome para ir al baño—cerré la puerta debido a que Javier venía detrás mío.

Me duché rápidamente, al salir Javier me miraba apenado, se acercó a mí y me tomó del mentón—Todo estará bien, mañana pasaré por ti para darte la
píldora—prometió, y yo sonreí—Ahora vístete que te tengo una sorpresa—obedecí ; el se fue a dar una ducha también. Yo no llevaba más cambios de ropa que el uniforme, salimos hacia el restaurante tomados de la mano y ya que la diferencia de edad era evidente algunos huéspedes que estaban en el restaurante nos miraban de mala forma aunque eso no impidió que continuáramos como si nada. El mejor amigo de Marcus ordenó huevos con con tocino y un café americano, por otro lado yo ordené pancakes con plátano y fresas y para beber un capuchino.

—¿Crees que tus padres se hayan enterado de que faltaste a la escuela?—sorbió el café americano

—Lo dudo, en el colegio jamás llaman para preguntar sobre la inasistencia de algún alumno—notifiqué, di una mordida a la fresa

—¿Qué pasaría si llamaran a tu casa?—cuestionó ligeramente alterado y me miró directamente a los ojos

—Dudo mucho qué tal cosa sucediese, pero si lo hiciera, Samantha no está en casa de ayer y dijo que Marcus estaba de viaje de negocios solo que no sé en
dónde—mi semblante era de preocupación, conecté mi mirada con sus ojos verdes, verlo directamente a los ojos me hacía sentir mariposas en el vientre así como unos ligeros escalofríos

The Drug Lord Donde viven las historias. Descúbrelo ahora