The Drug Lord

Capítulo 29

Mi hogar en Colombia me reconfortaba a pesar de su soledad, los problemas me habían hecho olvidar lo mucho que lo extrañaba y no podrían imaginar lo arrepentida que estaba por desear alejarme de él.

¿Cómo pasé de tener quince años a planear una boda?

La vida se me fue en un parpadeo, increíble, quisiera una segunda oportunidad de vivir esos años que se sienten como un sueño aunque se que es imposible, al principio parecía una gran aventura pero al final se tornó en la peor pesadilla, y por poco no vivo para contarla.
Ahora que estoy libre de las garras de Javier siento un intenso temor de ser encontrada y ser torturada por abandonarle, por otro lado el corazón conspira en mi contra al extrañarlo, él se olvida de todo el dolor que le ha causado manteniéndolo presente de la forma más positiva que puede tener y por eso me odio.

Yo lo amo y me tiene a sus pies, aunque vaya en contra de mis principios cedo ante sus peticiones porque es la única forma para que no se vaya de mi lado, sin Javier estoy sola en la vida, le di la espalda una vez más a mi familia que de por si ya estaba fracturada, lo amo incondicionalmente.

¿Será que debería ir a Puerto Rico para pedirle perdón por dejarlo, quedarme a su lado por siempre y rezar por él hasta el último de mis días?

Pensando en mis propios intereses, este es el momento indicado para abandonar este estilo de vida, nadie conoce mi paradero, podría tomar suficiente dinero y desaparecer en alguna parte del mundo para vivir una vida normal quizá también podría encontrar a un hombre mejor que no me arrastrara a sus locuras, que me demuestre el amor leal y absoluto que he demostrado por el puertorriqueño.

<<Diría que esta hubiese sido la mejor decisión que puede haber hecho, sin embargo, de no hacerlo nunca hubiera tenido mi emancipación, Colombia nunca me hubiese conocido como "La Diabla".>>

Vivir de la ilusión era lo único que me quedaba, aún estaba presa del miedo por la última pelea con mi esposo a su vez me sentía llena de impotencia por no saber donde andará ni con quien estará. La decisión está tomada, nunca regresaré a su lado aunque desate en mí una profunda e inmensa tristeza.

El día transcurrió sin importancia alguna, gracias a que al fin me sentía segura, temprano caí en un profundo sueño que horas después se vió interrumpido por el timbre del teléfono.

Desperté por el timbre del teléfono, respondí, se trataba de Indiana.

•••Llamada•••

—...Támara...—dijo mi nombre para romper en llanto, sentí un nudo en mi estómago, mi mejor amiga se escucha angustiada

—¿Está todo bien? ¿qué pasa?, ¿estás bien?—pregunté alterada dando vueltas por toda mi habitación

—Ven a mi casa, por favor—Estaba confundida, ¿Indiana estaba en Colombia? Y si era así ¿Desde cuándo? ¿Por qué?

•••Fin de la llamada•••

Aún confundida busqué al chofer, le di la dirección y emprendió el viaje a la antigua casa de la francesa.

Mis padres no se encontraban en casa, a pesar de lo común que era, esta vez estaba preocupándome un poco.

—Señorita Greene, ya llegamos—señaló el escolta

—Gracias—Me bajé de la camioneta acto seguido llamé a la puerta segundos después Indiana abrió la puerta y me abrazo, en sus ojos podía notar su tristeza y es evidente que ha estado llorando todo el día, ¿por qué?