Capítulo 21

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3 meses después

Para mi familia las cosas en Colombia se estaban complicando, un coronel se había obsesionado con cazar a mi padre por lo que nos regresamos a mi natal México.
Aquellos años donde viví aquí parecen un sueño del cuál al despertar solo recuerdas algunos fragmentos sin sentido.
Abandonamos Colombia sin decir nada, el único que sabía dónde estábamos era Pablo, quien se había comprometido a matar al coronel. Pero él no sabía en qué parte del país residiríamos y en cuanto a Javier desde mi fiesta de cumpleaños que no sabemos nada él, solo dijo que regresaba a Puerto Rico y desde entonces perdimos contacto. Javier no sabe qué nos mudamos a México, ni el nuevo teléfono, aún así esperaba esperaba alguna carta en la que dijera que me seguía amando o una llamada dónde nos informará si estaba bien o si algo le había pasado.

El tiempo de nuestra estancia es México es indefinido. Aún así me causaba cierta ilusión era una oportunidad de empezar de nuevo y aunque amo con locura al socio de mi padre me prometí a misma a no pensar en él.

Marcus se encargó de que la casa fuese perfecta. La casa tenía 3 pisos y era bastante grande. Una enorme piscina que rodeaba a la casa, y por un costado unas escaleras que llevan directamente al océano. En la planta baja estaba la cocina, el comedor y la sala de estar. La mayor parte de la casa esta hecha de critsal y te permite admirar los atardeceres y amaneceres más bellos que nunca haya visto.

Todo parece un paraíso pero no se siente como uno; nunca me había precocupado por los problemas de sus negocios, excepto ahora.

Se que estamos seguros aquí, pero yo no me siento segura, este es mi hogar pero no lo siento como tal.

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Tenía mucha fé en que las cosas cambiaran, pero nunca sucedió, mi madre no podía más con este ambiente de mierda, una mañana cuando desperté las maletas de mi madre estaban fuera de su habitación y por el silencio supuse que mi padre tampoco estaba.

Samantha no supo que decirme. Me paré frente al umbral de su habitación, recargándome en el costado izquierdo de este.

—Iré de vacaciones por un tiempo con Verónica—Confesó, mi sangre se heló al escuchar su nombre, en ese momento por mi cabeza qué tal vez se reunirían porque su mejor amiga quiere contarle de lo que vió; pero ha pasado tanto tiempo que no tendría sentido.

—Que raro que tú te vayas de
vacaciones—respondí sarcásticamente, su semblante era serio y me dedicaba unos ojos de pistola; mientras que yo tenía una risa burlona pero era obvio con que intención lo decía

—No tengo porque aguantar esto, estoy harta de tu carácter de mierda, Támara—se quejó, tomó sus maletas y salió de la habitación golpeando mi hombro; bajó las escaleras dirigiéndose a la entrada principal, en frente de esta ya estaba una camioneta esperándola para llevarla a dónde quiera que fuese. Abrió la cajuela y unos hombres de seguridad le ayudaron a subir sus maletas.

—¿Podrías por lo menos decirme dónde carajos está mi papá?—Interrogué, mi mirada le suplicaba que se quedara.

Se volteó hacia mí tomó mis manos, yo no me negué;

—Está atendiendo los negocios, ya sabes hija—respondió mientras acariciaba mis palmas con dulzura, mientras que su mirada expresaba arrepentimiento.

—Sabes que odio que peleemos antes de que nos separemos por un largo tiempo—Besó mi frente y me partió el corazón, siempre quería alejarse de mí y después volver con pretextos estúpidos para curarse en salud. Realmente no debía irse pero lo hacía, jamás fui invitada a sus vacaciones o a cualquier lado al que fuese. Siempre estaba yo por mi cuenta y aunque en mayor parte lo agradecía siempre estaba en mi mente el "que hubiera sido si".

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