Estuve varios minutos dando vueltas sobre el colchón sin poder conciliar el sueño, harta de la situación me levanté de la cama, abrí la ventana, entonces, la brisa de la nocturna se estrelló en mi rostro refrescándome.Aventé una maleta al centro de la cama, la abrí y proseguí a sacar las pocas prendas que ya había acomodado en el armario para después guardarlas en la maleta, al finalizar me senté en el tocador donde me reencontré con mi anillo de boda, vacilé sobre abandonarle ahí o llevarlo conmigo.
Me coloqué el anillo en el dedo anular,
<<Hubiera sido una encantadora esposa>>pensé
Me levanté en busca de un Marlboro, de inmediato lo encendí y exhalé el humo frente a la ventana afuera fiesta continuaba, tan ajena a mis problemas que parecían dos realidades paralelas.
Al finalizar el cigarrillo abrí el grifo de la bañera, la música de afuera silenciaba el agua cayendo a la tina, antes de que esta se llenara por completo me desnudé y me metí en ella. Abracé mis piernas, recargué mi mejilla derecha sobre ella y comencé a llorar sonoramente, de todos modos mis lamentos no serían escuchados, puedo lidiar con esta soledad pero no la quiero.
•••••••••••••••••••••••
A la mañana siguiente, Graciela mandó un avión para llevarme a Miami con ella. Antes de marcharme le pedí a Escobar que Marino me acompañase y que de ahora en adelante se volviese mi escolta, sin oposición él aceptó, así mismo, Marino se fue conmigo para donde Graciela.
Debido a la desvelada de la noche anterior tenía un terrible dolor de cabeza, el vuelo sería largo así que mejor debía intentar dormir, sé que en Miami estaba el clima cálido y por ello mi vestimenta era fresca, un mono negro en short, con los hombros descubiertos además de unas sandalias de tacón grueso y alto con hebilla, sin embargo el aire acondicionado del avión me hacía temblar de frío, cubrí mi cuerpo con una chaqueta de pelaje café. A mi lado izquierdo estaba Marino, esta escena no hacía nada más que traerme recuerdos de cuando estaba montada en el avión con mi exesposo.
—Marino, ¿puedo recostarme en tu hombro?
—Claro, patrona
—Aunque ahora trabajes para mí, puedes seguir diciéndome Támara—asintió con la cabeza y sonrió, incliné mi cabeza hacia su hombro
••••••••••••••••••••
Aterrizamos en el aeropuerto, Marino y yo nos preparamos para descender del avión, por la ventanilla ya había visualizado la camioneta de Graciela que esperaba por nosotros.
—Mi nombre es Tony
Rodríguez—me giré al escuchar la voz masculina, ante mis ojos estaba un hombre con cuerpo bien formado, piel ligeramente bronceada y cabellera negra.
Se veía tan apuesto con el uniforme de piloto, quitó sus lentes de sol revelando sus centelleantes ojos azules claros—Támara Greene, muchas gracias por traerme sana y salva a Miami—le dediqué una sonrisa
Estrechamos manos para después salir del avión, Graciela ya estaba fuera de la camioneta de inmediato se acercó a mí para recibirme con un cálido abrazo, se sintió bien. Después de un largo tiempo sintiéndome sola en ese abrazo envolvente me sentí querida, sabía que siempre estaría ahí para mí en las buenas pero también en las malas.
Marino tomó el asiento del copiloto, Graciela se sentó en el asiento trasero derecho mientras que yo lo hice en el izquierdo, el chofer arrancó la camioneta a una velocidad normal, eso me permitió visualizar al piloto dedicándome una sonrisa al mismo tiempo que sacudía la mano derecha en forma de despedida, sonreí también pero esta ocasión mostrando los dientes, no me despedí puesto que no quise alertar a la colombiana.
ESTÁS LEYENDO
The Drug Lord
FanficDespués de que su novio la engañe con su mejor amiga, asesine a sus padres y abuse de ella, Támara busca venganza y Pablo Escobar es el único que podrá ayudarla. En forma de gratitud Támara decide apoyarlo en todo y junto a él desata la guerra más s...