The Drug Lord

Capítulo 11

Fuimos a un restaurante muy lujoso, entramos nos registramos, el lugar está casi solo, tan solo estábamos nosotros, una familia y una pareja, nos decidimos por una mesa junto a la ventana.

La pareja se retiraba y nos deseo provecho,

—Provecho—dijeron al unísono, los mire y agradecimos, pero aquella mujer se me hacía tan conocida,ambas nos quemados mirándonos

—¡Verónica!—dije entusiasmada

—Oh Támara—dijo y se acercó a mí, me levanté de mi asiento y la abrace hacia mucho que no la veía

—Támara, ¿podemos hablar
a solas?—preguntó y fulminó con la mirada a Javier

—Claro vayan—dijo un poco molesto,ella me tomo del brazo y me jaloneó hasta el sanitario

—Oye que te pasa—dije sobando mi brazo

—¿Qué haces con ese hombre?—preguntó molesta

—Es un amigo mío—dije y me soltó una cachetada

—Ese hombre no es bueno,
obedéceme—dijo desesperada

—¿Y tú quién te crees?, ¿mi madre o mi padre para escoger con quien me relaciono?—pregunté molesta y salí de ahí para regresar con él

—¿Qué pasó?—preguntó

—Nada—dije

—Está bien, y ¿me vas a decir por qué te fuiste de casa?—preguntó 

—Yo invité a mis padres a un evento escolar mío, muy importante para mí y me dejaron plantada. Me moleste muchísimo, discutimos, hice maletas y me largue de casa, y les dije que se fueran
a la mierda—admití apenada

—¡Vaya!—dijo

—No e que hacer—dije frustrada

—Dales un tiempo, ellos se relajan, se les olvida un poco y más tranquilos
arreglan—dijo tranquilizándome

—¿Y mientras, donde viviré?—pregunté

—Te quedarás en mi departamento—dijo

—No quiero ser una carga más
para ti—dije

—Nena, nunca vas a ser una carga, además yo no voy a dejar que te vayas a menos que regreses a casa—dijo

—Gracias—dije apenada 

El mesero llegó con el menú, ordenamos y seguimos platicando sobre diversas cosas, nos retiramos y regresamos a casa.

Al llegar al jeep él me abrió la puerta, me subí, el también se subió y nos fuimos de regreso a su casa, Javier posó su mano en mi pierna, me sobresalté un poco por esto. Siguió acariciando mi pierna hasta que llegamos al apartamento. En el elevador nos besamos hasta que se abrieron las puertas y llegamos al piso.

Entramos a su apartamento, él se sentó en un sofá que estaba ahí, me senté en sus piernas y me acurruqué en su pecho.

—...Verónica..., me dijo que no eras bueno para mí, pero tenía miedo de decirte...—dije

—Está molesta porque lo nuestro no funcionó, no te preocupes,¿acaso crees que soy malo?—preguntó

—Claro que no, si eso fuera cierto no estaría en tu apartamento ¿no crees?—dije

—Sólo tiene envidia, envidia de una chica tan hermosa como tú, con unos ojos tan bellos, tan inocentes y unos labios perfectos para mí—dijo y me besó, de pronto comenzó a sonar su celular,