Capítulo 15

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—¡Javier!—dijo mi padre con gusto

—¿Qué tal Marcus?—preguntó 

—Hola querida—dijo mi padre cargando a Pamela, ella movió su mano en forma de saludo

—Buenas tardes señorita Greene—dijo Javier

—Buenas tardes—dije y le sonreí. Mi padre subió al comedor con Pamela en sus brazos

—Hola cariño—dijo  me besó los labios

—Hola—dije sonrojada y subí las escaleras

Nos sentamos todos alrededor de la mesa, yo en medio de Javier y su hija mis padres frente a nosotros. Las sirvientas sirvieron el primer plato, el cual estaba delicioso.

—¿Cuánto tiempo va a estar Verónica en la prisión?—preguntó mi madre

—Aún no le dictan sentencia—dijo

—Pablo Escobar puede ayudarles
en eso—dije

—Támara tiene razón—dijo mi padre

—¿Será que si nos ayudará?—preguntó 

—Claro que si, es buen amigo mío, además que tiene a toda la policía de Colombia comprada—dijo mi padre

—Entonces ¿qué esperamos? vamos cuanto antes—dijo—¿Te importaría si vamos justo
ahora?—preguntó

—Claro que no, vamos—dijo mí padre, terminábamos de comer, Javier llamó a la niñera para que pasara por su hija a mi casa y se la llevara a su departamento. La niñera era una mujer de unos veinticinco años, de tez morena clara, ojos color miel, estatura media, delgada y con un cabello lacio negro azulado. Era guapísima, no pude evitar sentir celos de aquella mujer.

Lo fulminé con la mirada, el chofer ya estaba en la Suburban listo para irnos, la mujer se quedo parada en la puerta como estúpida admirándolo. Me aseguré de tener mi celular, mi bálsamo labial y una pequeña arma que me dieron mis padres para defensa propia en mi bolso lista para irme, al salir empujé a aquella zorra.

—Fíjate por donde caminas,
prostituta—dijo y me barrio con la mirada me sorprendí y me quede boquiabierta

—¿A quién le dices prostituta?—pregunté y metí mi mano en bolso buscando el arma

—A ti—respondió

—Repítelo—dije

—A ti—respondió retadora y le puse el arma en la cabeza

—A mí me respetas cabrona—dije y retire el seguro en ese instante volteó a vernos

—¡¿Támara qué haces?!—preguntó Javier extrañado

—Haciéndome respetar—dije molesta sin mirarlo a los ojos

—¡Támara ya basta!—dijo, no le obedecí

—¡TÁMARA!—grito mi padre—¡Baja eso!—dijo serio

—¡NO!—dije seria y mi padre me quito el arma

—¿Por qué hiciste eso?—preguntó mi padre

—Porque me irrespeto—me hice la víctima

—¿U...usted e...s Ma... Marcus Greene?—preguntó con la voz temblorosa al igual que su cuerpo

—Si, y aquella chica es MI hija—dijo mi padre resaltando en mi

—Perdóneme , no me mate por
favor—suplicó

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