ᴇɴ ᴇᴍɪsɪᴏ́ɴ
Los Choi, conformada por tres personas, una familia muy normal a simple vista pero si llegas a conocerlos te darás cuenta que no es así...
─ ¡Choi Soojin no saltes en los sofás! ─
─ ¡Choi San deja de pellizcarme el trasero! ─
─ ¡Ustede...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un largo silencio había en la sala, San se veía un poco agitado debido a todo lo que corrió, veía con ojos acusadores a su insoportable y bello esposo embarazado.
— Es enserio, cachorro ¿no te comerás los pudines? —levanto la bolsa en donde llevaba aquellos postres.
—No, ya no quiero... —aun con su vista frente al televisor siguió viendo su serie favorita.
San sentía que tenía un tic en el ojo, había corrido desde la tienda de postres hacia su departamento, lo bueno era que el local quedaba cerca y aun tenían pudines, pero igual se apresuró para llevar los antojos de su omega.
—Dijiste que si no te traía el pudin rápidamente me cortarías a mini-San... —
—Pero tardaste mucho y ya no quiero... —
—Corrí lo más rápido que pude solo para tratártelos. —se quejo, para luego respirar profundo.
Cálmate San, ten paciencia... en su mente repetía aquellas palabras una y otra vez.
—No me importa y no te preocupes por mini-San, no lo cortare ya que tarde o temprano me servirá. —Wooyoung sonrió con burla y le guiño un ojo a su alfa.
—Entonces me los comeré yo, ya que a mí no se me ha quitado el antojo. —San dejó los postres en la mesita que estaba en la sala, se sentó en la alfombra y saco uno de los pudines para empezar a comerlo.
Sabía que la atenta mirada de Wooyoung estaba sobre él, así que lo ignoro y siguió comiendo el postre.
— ¡Choi San! —el grito del omega asustó al mencionado. —Olvida lo que dije y dame uno de esos... —
—No quiero, los rechazaste y ahora son míos. —molesto un poco, ver el rostro enojado de su esposo era divertido.
—No seas envidioso. —Estiró su brazo hacia donde estaba su alfa— ¡NO TE LOS COMAS TODOS! —
— ¡Pero dijiste que ya no los querías! —en ese momento San se encontraba asiendo una rabieta, no entendía a su esposo.
—M-me gritaste. —los ojitos de Wooyoung en el instante se volvieron acuosos. —Y-yo solo quería un pudin... —hizo un tierno mohín, de reojo veía el rostro de preocupación de su alfa.
—Cachorro no quise gritarte, no llores ¿sí? —San dejó de comer y fue directo hacia donde estaba su omega, sentándose junto a él y envolviéndolo en sus brazos. —Alfa te ama mucho, así que puedes comer todos los pudines que quieras. —
— ¿En serio? —levanto su vista y vio a su alfa con ojitos brillantes y manipuladores.
—Sí, toma, comamos juntos. —dejó la bolsa con postres en las piernas del menor.
Pero Wooyoung sonrió y San conocía muy bien esa sonrisa, había caído como siempre en las trampas de su omega.
—Por gritarme no te compartiré de los pudines. —Le arrebató la bolsa al alfa, se levantó del sillón y sonrió.
