ᴇɴ ᴇᴍɪsɪᴏ́ɴ
Los Choi, conformada por tres personas, una familia muy normal a simple vista pero si llegas a conocerlos te darás cuenta que no es así...
─ ¡Choi Soojin no saltes en los sofás! ─
─ ¡Choi San deja de pellizcarme el trasero! ─
─ ¡Ustede...
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La pequeña rubiecita en ese momento estaba sobre su cama, tenía todos sus peluches alineados en una sola fila y ella estaba frente a ellos, el viejo Shiber también la acompañaba aunque este se encontraba durmiendo, le gustaba jugar al té con sus juguetes pero se había aburrido y mejor iría en busca de sus papis ellos eran divertidos y siempre le sacaban una sonrisa.
Jongho una vez le dijo que su tío Mingo siempre decía que los Choi eran raros, pero estaban totalmente equivocados, Soojin sabía que no eran una familia tan normal, pero lo importante era que los tres se divertían estando juntos, se entendían entre ellos, así que los Choi eran raros pero a la vez tiernos y ella amaba a su pequeña familia, mas ahora que dos integrantes se unirían en pocos meses.
La rubiecita tomó entre sus brazos un peluche de dragón negro que sus abuelitos Hwa y Yeo le habían regalado para uno de sus cumpleaños, para luego salir de su habitación, dirigiéndose a la sala.
―Hola a todos, creo que ya me conocen, a los que no, me presentó, soy la bella Choi Soojin más conocida como el duraznito, así fue como Sani me bautizo cuando estaba en la pancita de papi fresita, Sani también me llama durazno del demonio cuando hago alguna travesura. ―Soo dio una risita divertida.
La rubiecita se sentó en la alfombra coloco su peluche junto a ella y al frente había una pequeña mesa en donde jugaba con sus rompecabezas, viendo de reojo a su papá Sani que en ese momento había aparecido en la sala.
―Como ya lo conocen ese lindo alfa de cabello gris y lindos hoyuelos que ahora se está paseando en ropa interior por toda la sala es mi papá Sani, yo lo amo mucho, es genial y divertido, cuando crezca quiero ser una alfa igual que él y amar a mi omega así como papá ama a papi fresita. ―
― ¡Choi San ponte los estúpidos pantalones en este momento! ―un fuerte gritó se escucho en toda la sala.
―Y al que acaban de escuchar gritar es mi papi fresita, él también es genial aunque siempre regaña a Sani, los dos son divertidos, ¡oh! Lo olvidaba, en este momento papi está esperando a mis hermanitos o hermanitas, como ya leyeron en el capítulo anterior ahora ellos son nuestras pequeñas cerecitas, Sani les coloco ese nombre, estoy muy emocionada, ya quiero verlos. ―la rubiecita seguía armando su rompecabezas. ―Aunque algunos de mis amigos me han dicho que los hermanos son un dolor de cabeza. ―
―Hey, San, nuestro duraznito le está hablando a la nada... ―el omega embarazado que en ese momento jalaba la oreja de su esposo se dio cuenta del comportamiento de su hija.
―Déjala tal vez tiene un amigo imaginario, cuando tú eras pequeño e iba a tu casa a veces te encontraba hablando solo, creo salió igual de loca que tú. ―el alfa habló sin darse cuenta de la penetrante mirada enojada que le daba su Omega.
― ¡Choi San yo no estoy loco! ―
―Deja de alterarte le hará mal a nuestras cerecitas... ―
