Tatuajes y tensión sexual

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Llego a casa con una sonrisa grabada en mi rostro y me encuentro a Red preparando la comida.

-¿Qué tal el primer día? -pregunta despreocupadamente al darse cuenta de que he llegado.

-La verdad es que muy bien. -respondo sin poder ocultar la abrumadora sinceridad de mis palabras. -¿Dónde está Ian?

-Ni idea. Oye, Chris... ¿Él te gusta verdad? -su voz se vuelve seria de pronto y sus ojos me miran de arriba abajo intentando leerme, lo cual hace que me ponga notablemente incómodo.

-¿Q...qué? ¿Ian? Claro que no, es un amigo... -respondo de forma evasiva. -¿A qué viene eso ahora?

-Vamos, pero si veo las miraditas que os lanzáis todo el tiempo... -comenta esta vez divertido y con una sonrisa juguetona que le da a su rostro un aspecto de lo más atractivo.

-Estás loco. -sentencio con la sonrisa que me ha contagiado irremediablemente, como siempre hace. -Lo que pasa es que se pone nervioso cuando está conmigo, porque sigue un poco confuso con su sexualidad... Además, el hecho de que haya un poco de tensión no significa en absoluto que me guste, esa es una palabra muy fuerte...

-Oh... claro, por supuesto. -comenta de forma sarcástica. -Entonces ¿conmigo también hay tensión?

Ya está otra vez actuando como si tonteara conmigo... No es que no me resulte divertido, pero no sé por cuánto tiempo voy a poder seguir tomándomelo a broma, porque de verdad que cada vez que me sonríe, Dios... me dan ganas de que me desnude violentamente y me lo haga contra el suelo...

-Obviamente no, la pasión se esfumó el otro día cuando te vi cagando... -intento bromear para huir de mis pensamientos inapropiadamente obscenos y suelto una pequeña carcajada.

-Jo... me partes el corazón. -entonces me devuelve encantado la carcajada y los pensamientos impuros vuelven a mí con fuerza renovada.

*

Ya hemos acabado de comer e Ian no ha llegado todavía, estamos sentados en el sofá sujetando una cerveza y completamente embobados con la televisión.

-Criiiis, me aburro... -se queja de pronto en tono infantil mientras se estira en el sofá. -Enséñame tus tatuajes y dime qué significan, venga.

-¿Y eso? -pregunto sorprendido por su repentina petición y me río por el tono de niño caprichoso en el que lo ha pedido.

-Es que estoy pensando en hacerme uno... Venga, enséñamelos.- y dejo que me seduzca una vez más con su sonrisa, que tiene siempre una perfecta mezcla traviesa y de tipo duro... madre mía.

-Vale, está bien. -suspiro y me quito la camiseta. Le muestro el gran dragón que serpentea por mi espalda, el mismo que acarició de forma tan sensual el otro día... -Este me lo hice hace varios años, porque siempre me ha fascinado la mitología asiática y lo que representa el dragón, en cualquiera de sus formas me resulta...

Un recuerdo desagradable me asalta de pronto y no puedo evitar que las palabras se quiebren de pronto en mi garganta, no quiero acordarme de él, debería haberlo olvidado hace tiempo...

-Uy, tranquilo, no te pongas nervioso. -sonríe de nuevo y me calmo un poco. -Entiendo que sea difícil de explicar... ¿Qué hay de este?

Dice mientras me sostiene la mano y observa con cuidado el tatuaje que tengo en el antebrazo. Este tatuaje me trae los mismos recuerdos, pero ahora ya no me toman por sorpresa y puedo contestar con una sonrisa, triste, pero una sonrisa al fin y al cabo.

-Es un pájaro huyendo de su jaula. Me lo hice poco después... en realidad es un recordatorio. Significa que soy libre... que no pertenezco a nadie, tan solo a mí mismo. -por fin consigo huir de mis pensamientos y miro a Red, que me observa con una mezcla de diversión y ternura. -Ya sé que parece una tontería... -digo algo avergonzado.

-Qué va... por la manera en que lo has dicho se nota que tiene verdadero significado. -vuelve a dedicarme una perfecta sonrisa y una vez más me la contagia sin que pueda hacer nada al respecto. -Supongo que no hace falta que te pregunte el porqué de este...

-Es bastante obvio. -sonrío al repasar con las yemas de mis dedos la pequeña cadena de ADN con los colores del orgullo que serpentea desde detrás de mi oreja derecha. -Me lo hice el año pasado, cuando les dije a mis padres que era gay y me echaron de casa... qué poco originales son. -finalizo con una sonrisa, pues la verdad es que no me importa lo que piensen de mí.

-Lo siento, Cris... no quería abrir el cajón de mierda. -se disculpa en un tono algo preocupado que me hace reír, lo cual le confunde visiblemente.

-De verdad que no pasa nada, lo único que me sorprendió fue que no se hubieran dado cuenta antes... es decir, mírame.

Entonces, gracias a Dios, consigo que él también se ría y la tensión que había se disuelve al instante.

-Yo solo tardé dos minutos en darme cuenta, pero porque te me comías con los ojos...

Su tono se vuelve divertido y juguetón, obligándome de nuevo a divagar sobre su cuerpo desnudo sobre el mío, haciéndome gritar una y otra vez hasta quedarme sin fuerzas... joder.

-Es tu culpa por ser tan sexy... -dejo escapar en un susurro casi sin querer, ni siquiera he conseguido fingir que estoy bromeando.

-Cris... -se acerca a mi oído y poco a poco siento como el corazón se me quiere salir del pecho. -Tú tampoco estás mal... -dice en un susurro y se va a su habitación acompañado por una risa malvada.

Dejándome tan confuso y caliente que ya no sé qué hacer.

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora