Tercera tentación: Will

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Hoy es mi primer día de universidad. No estoy nervioso, pero sí impaciente, aunque la verdad es que solo es la presentación del curso y mi mente está más ocupada dándole vueltas a lo que pasó ayer con Ian.

Desayunamos los tres juntos como si nada hubiera pasado. De vez en cuando nuestras miradas se cruzan e Ian me dedica una sonrisa tímida antes de apartar la vista. No puedo esperar a la siguiente "lección" sexual... pienso usar mis dedos y sé que le va a encantar. No puedo parar de pensar en esto mientras me termino la tostada.

-¿Nerviosos por vuestro primer día? -nos pregunta Red con aire despreocupado.

-Un poco... -responde Ian absorto en sus pensamientos.

-¿Y tú? -digo devolviéndole la pregunta.

-Yo ya lo tengo dominado y tengo amigos. -su voz tiene un deje de burla y le respondo con un bufido amistoso. -De todas formas, buena suerte, compis.

*

Ya estoy en la universidad. Todo es nuevo, raro y estoy perdido. La facultad de Bellas Artes está en la politécnica, por lo que hay muchísimos edificios y no sé a dónde tengo que ir. Doy un par de vueltas intentando orientarme, hasta que una voz me saca de mis pensamientos.

-¿Cris? -me giro para ver quien me ha llamado y a mi derecha distingo enseguida un rostro conocido.

-¡Will! -no lo puedo creer.

Sus ojos, de un azul inconfundible a juego con su pelo, se alegran al instante y se acerca a mí. De nuevo va vestido de forma tremendamente erótica, pero no dejo que se apoderen de mí esos pensamientos.

-Te veo perdido. -me dice con una sonrisa burlona.

-Lo estoy. -respondo devolviéndole la sonrisa.

-Vamos, anda. Es por aquí. -me indica mientras coge mi mano y me arrastra hasta el edificio correcto.

No puedo evitar recordar el viernes por la noche, cuando Will me metió mano en aquella discoteca cochambrosa. Aunque me hable de forma amistosa, su voz tiene un perpetuo tono seductor que no puedo evitar que me haga divagar sobre lo mucho que me gustaría hacerlo con él, además después de lo de ayer con Ian estoy más necesitado que nunca. Después de todo hace casi una semana desde la última vez... y estoy muy mal acostumbrado.

*

Ha acabado la presentación y Will y yo estamos en la cafetería de la universidad tomando un café y hablando sobre el curso y un poco sobre nosotros. Descubro que tenemos mucho en común, sobretodo nuestra pasión por la pintura, y me enseña algunas fotos de dibujos que ha hecho y la verdad es que son impresionantes a la par que turbios, y eso me gusta.

-¿Y en qué residencia vives? -le pregunto.

-En esa de ahí. -dice señalando por la ventana de la cafetería. Está en el mismísimo recinto de la universidad. -Si quieres venir, puedo enseñarte más dibujos...

Al margen de su tono perpetuamente seductor, no parece que la invitación vaya con segundas... por desgracia.

-Claro. Vamos. -no pasa nada por probar ¿No?

Ponemos rumbo a su residencia y de nuevo me arrastra cogiéndome de la mano despreocupadamente por los pasillos, hasta que se detiene frente a una de las muchas puertas, la número 47, y la abre con la llave que acaba de sacar de su bolsillo.

Intento no pensar en lo obvio de la situación, en que estamos solos y su cama está literalmente a un paso de distancia. Pero en el preciso instante en el que la puerta se cierra tras nosotros, intercambiamos una mirada que habla por sí sola.

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora