Red

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Es miércoles.

Hoy Will tampoco ha venido a la universidad y, como ayer, me paso por su habitación al acabar las clases para ver cómo está. Me asegura que se encuentra mucho mejor y que en parte no ha ido a clase por pereza, más que por enfermedad. Le explico qué hemos hecho en clase y, de alguna forma sintiéndome obligado a hacerlo, le cuento que ya he aclarado las cosas con Ian. Él bromea diciendo que Ian es demasiado bueno para mí y luego me despacha con un cordial "Gracias por la visita, puede retirarse".

Llego a casa antes que de costumbre y me encuentro a Red tumbado en el sofá con aire ausente.

-Mi reino por tus pensamientos. -digo a modo de saludo y le hago reír.

-Hombre, qué sorpresa ¿Te ha dado hoy plantón tu querido Will?

-A ti lo que te ha dado plantón es la gracia...

-¿Estás de mal humor? Jo... -se queja en tono infantil, poniendo pucheros.

-No, solo estoy cansado... ¿Qué haces? -le pregunto mientras me siento a su lado.

-Estaba pensando... Oye, Chris ¿Te parezco sexy? -y de pronto adopta una especie de postura exageradamente seductora.

-Vale... Me voy a vivir a otro sitio con personas normales... -y finjo que me levanto indignado, solo para que Red me lo impida con más melodrama todavía. Ambos soltamos una carcajada y vuelvo a sentarme. -¿A qué viene eso ahora?

-Es que si se lo pregunto a una chica, seguramente no me diría la verdad, o me daría una bofetada...

-Ya...

-¿Entonces...?

-Pero si ya sabes que sí ¿Para qué quieres oírlo? -suspiro fingiendo infinita paciencia. -Eres un morboso. -de pronto me encuentro con sus ojos que me miran divertidos.

-¿En serio? ¿Seguro que no es solo que te diviertes cuando tonteamos un poco?

Me sorprende tanto que acabe de reconocer que tontea conmigo que tardo demasiado en responder.

-Sino no sería divertido... -dejo escapar aún atónito.

Me sostiene la mirada demasiado rato y sus labios van formando despacio una sonrisa que me es conocida en él: una sonrisa seductora y autosuficiente.

-¿Y follarías conmigo?

De pronto mi mente se queda en blanco por un momento y solo pienso en abalanzarme sobre su perfecto cuerpo y tocarlo, tocarlo hasta desgastarlo, sintiendo su fuerza contra mí, dentro de mí...

-Claro que sí. -ni siquiera he sido consciente al hablar, pero en cuanto veo que sus ojos siguen mirándome de forma deliciosamente incitante siento que tengo que hacer algo. Tengo que parar esto, sea lo que sea. -Oye ¿Qué te pasa? ¿Necesitabas una subida de autoestima?

Gracias a Dios su rostro vuelve a la aún seductora normalidad, pero por lo menos no me dice con los ojos que quiere violarme. Entonces responde con voz tremendamente nerviosa:

-Algo así... perdona. -y después de unos instantes en los que se le ve verdaderamente confundido, vuelve a hablar con normalidad. -He hablado con Sonia como me dijiste.

Vale, ahora lo entiendo.

-¿Y cuál es el veredicto?

-Resulta que tenías razón... le pasa algo parecido. He intentado llegar con ella a alguna conclusión, pero enseguida ha aparcado el tema y se ha metido en mi cama... Estoy harto de que quiera resolverlo así todo. Este fin de semana intentaré volver a hablarlo...

-Bueno, por lo menos has follado. -consigo que sonría. -Pero, ahora en serio, déjale claro que quieres hablar seriamente y, por si acaso, no te pongas una camiseta muy ajustada. No puedes culparla por ponerse cachonda.

-Oiga, caballero, está usted hablando de mi novia. -dice con indignación antes de sucumbir a una carcajada nerviosa que yo le devuelvo.

-¿A caso quiere batirse en duelo para restaurar su honor? Porque le advierto que soy el mejor espadachín de todo el condado. -respondo con aire pomposo y volvemos a reír.

-Sabes... -vuelve a mirarme nervioso. -Me ha dicho que soy yo el que ha cambiado últimamente y... empiezo a pensar que es cierto.

-¿En qué sentido? -otra vez me he vuelto a equivocar al pensar que se había acabado el tema, parece que hay algo que le preocupa de verdad.

-Creo que he convertido lo nuestro en algo sistemático... siempre hacemos lo mismo, hablamos de las mismas cosas. Pero lo que ha cambiado es que al darme cuenta no intento hablarle de algo nuevo, ni pienso ningún plan para salir de la rutina. Antes lo hacía.

-¿Y qué ha cambiado? -pregunto con cuidado y él se queda mirándome con rostro indeciso.

-Me da miedo pensarlo...

Ahora sus ojos adoptan una expresión de derrota, como si al mirarme tuviera que rendirse ante una evidencia dolorosa. Me mira con tanta intensidad que siento como me pierdo en la negrura de sus ojos, intentando desesperadamente descifrar qué quieren de mí.

Tal vez por pura inercia, su rostro parece acercarse y puedo distinguir como la sonrisa seductora de antes vuelve a abrirse paso a través de sus labios. Me da miedo acercarme más, esto está siendo demasiado, de verdad que intento no moverme, ¿Pero entonces por qué está cada vez más cerca? Está claro, pero sigo sin poder creermelo y sin poder reaccionar. Se está acercando él... de verdad lo está haciendo.

-Red ¿Qué...?

Pero no me deja terminar de hablar, sus labios acaban de rozar los míos y me he quedado paralizado. Me está besando y no tengo fuerzas para apartarme. Cierro los ojos y dejo que su lengua entre, dejo que me recorra despacio y, sin poder evitarlo, dejo que mis manos se deslicen por su pecho y sus hombros, palpando ese cuerpo sobre el que tanto he fantaseado. Un escalofrío me envuelve súbitamente cuando comienza a acariciar mi cuello y me muerde el labio inferior, al tiempo que acerca su cuerpo al mío... esto es increíble.

De pronto se oye el sonido de la cerradura al final del pasillo y nos separamos al instante, como si nos acabaran de dar una bofetada de realidad. Aún seguimos mirándonos profundamente confundidos cuando Ian aparece en el salón.

-Hola ¿Qué tramáis? -saluda con una sonrisa al entrar y consigo pensar con la suficiente claridad como para responder cualquier cosa.

-Estamos filosofando. -digo devolviéndole la sonrisa. Entonces Red se levanta repentinamente del sofá y, tras saludar a Ian con una sonrisa peor fingida que la mía, nos dice que hoy no va a comer aquí y se marcha.

-¿Qué le pasa? -me pregunta Ian atónito.

-No lo sé. -miento. -Creo que tiene problemas con su novia.

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora