Evasión

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Son las once de la noche e intento dormir desesperadamente, pero es imposible. Cuando consigo dejar de pensar en qué sería lo correcto, si dejar a Ian para que no acabe sufriendo o disfrutar de él todo lo posible y ver como acaba todo, entonces el te quiero de Red viene a mi mente como una catástrofe natural y lo destroza todo. Aunque lo más frustrante es cuando quiero contárselo a Will para que me aconseje, pero recuerdo que ya no me habla...

Finalmente me rindo, desisto de intentar quedarme dormido y me levanto de la cama. Me visto rápidamente y salgo por la puerta rumbo a la discoteca de ambiente a la que fui con Ian aquella noche de septiembre, hace meses.

Una vez dentro no lo pienso dos veces y me pido dos chupitos de tequila, seguidos por un cubata, luego una cerveza, otra... hasta que estoy considerablemente borracho y las luces de colores y la música retumban en mi cabeza y parecen ser una extensión de mi propio cuerpo.

Entonces todo ocurre entre flashes de conciencia y aturdimiento.

Estoy bailando, no sé con quién, tampoco me importa... la cabeza me da vueltas y es maravilloso.

Un chico se acerca... es guapo, muy guapo y en menos de un minuto tengo su lengua metida en mi boca, succiono su cuello, aprieto su trasero... y de pronto estamos en el baño, aunque creo que este es un tío distinto, pero como también es guapo no me preocupa.

-Chúpamela. -le ordeno y él lo hace, sin explicaciones, sin disculpas.

Vuelvo a estar en la pista de baile y me acerco a la barra. El camarero no está mal, quiero beber más, de modo que me las ingenio para que me invite (solo ha hecho falta un guiño y un gesto obsceno con la lengua).

Estoy en la trastienda con el camarero, la música ya solo es un zumbido de fondo, que, junto con los gemidos, marca el compás de entrada y salida, creo que no necesito decir más...

Ahora estoy en la calle vomitando, eso me sienta bien y dejo de tener la mente tan nublada, aunque aún me siento algo mareado, es entonces cuando me doy cuenta de que hay un chico esperándome.

-¿Ya estás bien? Vamos a mi casa. -me dice con cara de ángel y ojos de borracho.

-¿Qué hora es?

-Las tres y media ¿Vienes o no?

-No... tengo algo que hacer.

-Tú mismo. -y se va.

Ahora mismo me encuentro en el punto en el que no voy tan borracho como para no ser dueño de mis actos impulsivos, pero no voy lo bastante sobrio como para plantearme realmente por qué estoy yendo a donde estoy yendo y qué pienso hacer al llegar.

Cojo un taxi y en el camino me despejo más todavía, aunque no lo suficiente para cambiar de idea, es más, siento casi urgencia por llegar.

Ya estoy aquí. Entro por la puerta y, pese a tratarse de horas intempestivas, no hay vigilancia, o tal vez se hayan tomado un descanso, después de todo es sábado. Subo las escaleras rápidamente, pero de forma sigilosa, al menos esa impresión me da y me detengo, tras un par de leves pérdidas de orientación, ante la puerta correcta.

Solo después de llamar comienzo a sentir que no ha sido buena idea... madre mía, es una idea horrible. Estoy a punto de darme la vuelta y huir cuando oigo unos ligeros y lentos pasos dentro de la habitación, luego el sonido de la puerta abriéndose y finalmente aparece ante mí la cara cansada y sorprendida de Will.

Aunque está tan guapo como siempre.

-¿Cris...? ¿Qué hora es? -dice algo aturdido mientras se despereza con aire delicado.

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora