Tuyo para siempre (III) El fin.

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El inminente y anunciado final de mi extraña y absorbente relación con David llegó dos semanas después. Era viernes y estábamos tomando algo en Molko's, como de costumbre, pero notaba a Jay y a Bill algo apagados, en Jay podía ser lo normal, pero Bill... algo no andaba bien.

-Parece que fue ayer cuando vinimos aquí por primera vez... ¿Cuántos años teníamos?... ¿Quince? ¿Dieciséis? -dejó escapar Bill ausente.

-¿Qué más da? -respondió David molesto, puede que más de lo normal, todo eso era muy extraño.

-Es que es increible como pasa el tiempo... -volvió a suspirar Bill con melancolía, Jay permanecía en todo momento escuchando con rostro casi enfadado y yo no entendía nada.

-He dicho que lo dejes. -advirtió David más molesto todavía.

-Pero...

-¡Cierra la puta boca, Bill! -me sobresalté al instante al ver a David tan enfadado.

-¿Qué os pasa? -pregunté confundido y con una sensación extraña en el estómago.

-Nada que te importe, Cris. -la voz de David era realmente dura y me callé al instante, pero de pronto Jay salió de su ensimismamiento y se levantó con auténtica rabia en sus ojos.

-¡Díselo de una vez, David, cabrón sin sentimientos! -y se marchó por la puerta enfadado, no sin antes darme un beso en la mejilla.

-Que fuerte... -dejó escapar Bill tan atónito como yo.

-¿Qué coño pasa? -volví a preguntar exaltado. -¿Qué tienes que decirme?

-Eh... acabo de acordarme de que... me voy a la barra. -se excusó Bill con disimulo escaso y me quedé solo con David y su rostro serio y hermético.

-David...

-Escucha, pero prometeme que no vas a montar una escena. -comenzó a decir con calma y yo asentí sin saber lo que se avecinaba. -Me mudo. A unas tres horas de aquí.

-¿Q...qué? -no sabía cómo procesar aquello.

-Lo siento, nene.

-P...pero tres horas no es tanto... ¿Vendrás los fines de semana? -pregunté sintiendo mil cuchilladas por todo el cuerpo.

-No lo creo. -estaba más serio que nunca, no podía estar hablando enserio, no le creía.

-¿Y qué pasa con Jay y Bill? -me sentía como si al hablar le estuviera suplicando.

-Vendrán a verme, supongo.

-¿Y yo?

-Prefiero que no vengas. -esto pareció costarle decirlo, pero me costó a mí más todavía escucharlo.

-¿Por qué? -estaba en shock, aquello tenía que ser una pesadilla o una broma de muy mal gusto, pero no la realidad, no, eso sería demasiado.

-Si encuentro a otro, no me gustaría verte deprimido y desesperado en una ciudad desconocida. -no era una broma, estaba diciendo la verdad, como siempre.

-N...no puedo respirar...

Me llevé las manos a la boca aterrado, pues acababa de ser consciente de lo que estaba diciendo por primera vez, todos mis temores acababan de cumplirse, iba a desaparecer de mi vida... Se me cerró la garganta y cada vez que intentaba respirar sentía náuseas, por un momento creí que iba a desmayarme.

-Mierda... -le oí decir mientras me ayudaba a levantarme y me conducía, casi arrastrandome, hacia la salida. Me pareció oír a Bill y a Nuria decir algo, pero de pronto me encontraba en un callejón cercano, con la cabeza apoyada en el regazo de David. Estábamos solos. -¿Estás mejor?

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora