¿En tu cama o en la mía?

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El itinerario de las primeras semanas de universidad ha consistido básicamente en que nos presenten las distintas asignaturas, comprar todo el material, tener que empezar algún proyecto...

Y por supuesto también en follarme a Will por lo menos una vez al día en su habitación, pues está ridículamente cerca de la facultad y se ha convertido en una especie de acuerdo silencioso hacerlo al final de las clases todos los días.

La verdad es que es perfecto. Somos amigos, hablamos de arte, de tonterías... Pero cuando nos calentamos, enseguida vamos al grano y nos hacemos y decimos todo tipo de barbaridades sin necesidad de sentir vergüenza después y sin necesidad de soltar ningún comentario romántico o sentimental. Empezaba a pensar que las personas como yo no existían.

En cuanto a Ian, aún no he conseguido quedarme a solas con él para continuar donde lo dejamos la última vez, pero, gracias a Dios, este fin de semana Red va a visitar a sus padres, así que Ian y yo vamos a tener la casa para nosotros solos dos días enteros... Y estoy impaciente.

-¡Oye! Venid a despediros de mí ahora mismo ¿Qué clase de amigos sois vosotros? -nos grita Red desde la puerta en tono exageradamente afectado.

-Te vas dos días, pesado, ni que te fueras a la guerra. -le digo mientras Ian y yo nos dirigimos a la puerta entre risas.

-Vale, vale... veo que eres un insensible. Ya me echaréis de menos cuando la comida no se haga por arte de magia.

-Bueno, no pasa nada por comer comida precocinada un par de días... -deja escapar Ian con una risa nerviosa.

-Pero que desagradecidos sois... -Red suelta un suspiro. -Bueno, Ian, te dejo al cargo. Intenta que Cris no se meta en líos. -le advierte en un tono intrigante. -Y no dejes que te meta a ti... nada extraño... en ningún lugar extraño. -y le guiña un ojo divertido.

Al instante Ian se pone rojo de vergüenza y me mira pidiendo auxilio, pero yo ya me he empezado a reír y no puedo fingir que eso no va a pasar.

-Red... eres idiota. -deja escapar en un hilo de voz, haciendo que Red suelte una carcajada antes de salir por la puerta y dejarnos solos.

No puedo evitar quedarme mirándole divertido hasta que el rubor vuelve por asomar en sus mejillas.

-No tiene gracia... -me dice molesto.

-Venga, admite que un poco sí. Además... -comienzo a decir mientras me acerco poco a poco a su oído. -Lo que voy a meterte no es nada extraño... -al instante noto como todo su cuerpo se estremece y sus brillantes ojos verdes se llenan de miedo y... deseo.

-C...cállate.

No le hago caso y conduzco mis labios a su cuello, comenzando a besarle de forma deliciosamente lenta y húmeda, a lo que él responde soltando un pequeño suspiro cargado de excitación que me enciende al instante.

-¿En tu cama o en la mía? -le pregunto con una sonrisa cuando noto que ya se ha rendido.

-En la tuya... -responde apartando la mirada, como si le molestara su propia actitud.

Ambos entramos en mi habitación. Me siento en mi cama y me quedo mirando a Ian, que me sonríe tímidamente, sin saber qué hacer o decir. Lleva puesta una camiseta de pijama que le va demasiado grande, haciendo que su hombro derecho quede al descubierto.

-Quítate la camiseta. -le ordeno con una media sonrisa y se acerca despacio hasta quedar de pie frente a mí.

Entonces suelta una risa contenida mientras se desprende del pijama con una mezcla de nerviosismo y tremenda sensualidad.

Todos mis Chicos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora