Capítulo 38: Realidad

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"Las huellas que dejamos los humanos son, muy a menudo, cicatrices."

- John Green


Zuko se había quedado atónito ante la narración de la maestra agua y un amargo sabor atravesó su boca, sólo consiguió desviar la mirada.

- ¿No quieres saber? -comento con fingida sorpresa.

El maestro fuego negó débilmente, ya conocía la respuesta y no le agradaba.

- Fueron esos rebeldes a los que tanto odias, para ser precisa el hombre que Daken mató, Bato un ciudadano de las Tribus Agua, a él no le importo mi origen solo vio a un ser humano en peligro y me salvó la vida..

- No sé quién eres -respondió con resentimiento. - Un día juras estar orgullosa de pertenecer a la Nación del Fuego e incluso odiar a nuestros enemigos -guardó silencio. - Y esta noche me gritas a la cara que al parecer todos somos unos perversos y violadores, genocidas ... 

- Es justo lo que hicieron con los nómadas aire ¿O no? -le confronto.

- Basta, no quiero seguir hablando de esto...

- ¿Tanto te duele que rompa con la ilusión de tu mundo perfecto? Entérate de una vez, no existe - respondió secamente. - Se bien que hay tanto bondad como maldad en ambos bandos Zuko y pensé que los líderes de mi Nación también lo entendían, qué la guerra era para traer unidad al mundo bajo el mandato del fuego - expresó decepcionada. - Esta maldita guerra no es más que la excusa perfecta para asesinar a sangre fría a las Naciones que una vez fueron nuestros aliados.

Zuko estaba sorprendido por las duras palabras de la morena, él conocía de sobra el discurso e historia que se les enseñaba desde infantes acerca de la Nación del Fuego y su noble causa, todo a base de mentiras, pero la verdad era que no estaba listo para confrontar su legado.

Y se sentía herido por todo lo que iba descubriendo día a día, como cada mentira contada por su maestra agua se iba cayendo de apoco, durantes todo este año y medio que llevaba conociéndola, intentaba comprender que tenía razones para ocultar parte de la verdad, pero no tenía excusa para desconfiar de él de esa manera y no haberle contado nada.

- No estoy de su lado Zuko, aun no les perdono lo que le hicieron a mi familia, pero estoy segura de que nada de eso hubiera pasado de no haber iniciado esta estúpida guerra - habló de manera calmada. -No quiero seguir siendo parte de este genocidio.

- Tara... -llamó pero fue interrumpida.

- No, no digas nada - callo de inmediato. - No estoy lista para escuchar lo que tengas que decir... Me disculpo alteza dije algo que no me correspondía y le ofendí, más no me arrepiento de absolutamente nada de lo que dije, buenas noches - dijo antes de hacer una reverencia y juntar su ropa para irse de la habitación.

Zuko la miró en silencio pero antes de que la chica se fuera la detuvo con dos preguntas muy importantes.

- ¿Por qué me dices todo esto, porque hasta ahora? - pregunto agarrándola del brazo.

- Porque de haberlo hecho antes, hubiera sido tachada de traidora, aun así fue un error - respondió seria. -¿Eso es todo? Deseo irme a descansar, posiblemente mañana muera por haber dicho esto.

- No vas a morir, no si yo lo puedo evitar - aseguro serio. - ¿Esto es todo, solo te vas sin más?

- Si su alteza, fue todo, lo lamento pero no creo poder dormir a su lado hoy - dijo soltándose de Zuko. -Pero usted decide si me quedo o no, después de todo solo soy su sirvienta - respondió de forma burlesca.

In another life    **ZUTARA**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora