"No es posible despertar la conciencia sin dolor"
- Jung
Zuko no lograba despegar la mirada de su amada, estaba hermosa, perfecta y ausente. Había ordenado que le arreglaran adecuadamente, tenía un hermoso vestido blanco y su largo cabello oscuro hacía contraste con su pálida piel, aquella tan ajena a todo lo que era Katara, estaba destrozado y no le importo que todos fueran testigo de aquello.
Desde la tarde de ayer, se había encerrado en uno de los templos junto a su amada, solo ellos dos.
Él ha postrado sus pies sujetando su mano con firmeza como temiendo que Katara se fuese de su lado, se alejara por completo, más de lo que ya se encontraba.
Nunca había llorado tanto en su vida al punto de no tener una sola lágrima que derramar pero aun así el dolor seguía igual de intenso, cerró los ojos intentando despertar de aquella pesadilla. Finalmente un ligero toque en su hombro le hizo abrir los ojos, frente a él estaba su tío, tan afligido y triste, y sin pensarlo se lanzó a sus brazos.
- Se fue, tío -dijo destrozado. - Los rebeldes me la quitaron...
- Lo lamento tanto querido sobrino, Tara era una dulce mujer que tenía mucho que ofrecer a este mundo.
- Fue una herida certera en el hígado - comentó ignorando levemente el comentario de aliento de su tío. -Se desangró sufriendo dolor y en completa soledad, ella no merecía eso -decía enojado. - Encontré su cantimplora en las puertas de la prisión, los cobardes se aseguraron que no pudiera sanarse -golpeando el piso con fuerza.
Iroh veía a su sobrino con compasión y a la joven maestra agua con tristeza, no comprendía porque los suyos habían atacado con severidad a Katara al grado de acabar con su vida.
- Con gusto daría mi vida si con eso la veo sonreir una vez más... - confesó volviendo a tomar la fría mano de la chica.
- Siempre he creído que todo sucede por una razón y debemos abrazar nuestro destino...- respondió el ex-General consolando a su sobrino.
- No me hables de esas idioteces tío, a la mierda el destino -dijo furioso. - Siempre se ensaña conmigo.
- No pienses así Zuko, el destino es imparcial y justo con aquellos que cruzan sus caminos - comento tranquilo a lo que Zuko empezó a reír con fuerza.
- ¿Justo? Jajajajaja - preguntó entre risas irónicas. - Desde que tengo memoria, todo lo que yo he añorado, todo lo que he amado, se me ha sido arrebatado injustamente - escupió completamente enojado pero aun riendo. - El maldito destino que tanto respetas, te arrebato a tu hijo y a tu esposa, te arrebato tu trono, te arrebato tu gran prestigio, a mi me quito el cariño de mi padre, a mi madre, a la familia que una vez fuimos... Fue el destino que hizo que mi padre no tuviera misericordia de su hijo al marcar su rostro con fuego y desterrarlo en busca del Avatar para que tuviera de nuevo mi honor...
- Fue el destino también el que te hizo encontrar al Avatar, el que hizo tus triunfos en las batallas que peleaste en nombre de tu padre, también gracias a él conociste a Tara - replicó serio para intentar calmar la ira de su sobrino.
- ¡¿Por qué la puso en mi vida si me la iba a arrebatar?! - gritó harto.
Irho sabía que Zuko estaba molesto, dolido y se sentía culpable por la muerte de Katara, todo eso mezclado dentro de él lo hacían una persona irracional que trataba de sacar todo ese dolor y de encontrar una razón válida para su sufrimiento, el hombre mayor quería ayudarlo, pero el duelo de una pérdida es diferente para cada persona y su sobrino debía descubrir cómo llevarlo.
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In another life **ZUTARA**
FanfictionLa Nación del Fuego finalmente gano la guerra. El Reino Tierra ha caído y solo una pequeña resistencia les hace frente a las atrocidades cometidas por los maestros fuego. Katara acepta ser un elemento infiltrado para asegurar el camino de Zuko como...