•Capitulo 12•

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| Hallie |

Ambos me miraban sorprendidos pero Selene trataba de ocultarlo.  Si así ella iba a ayudarnos, tenía que arriesgarme.

—Unos días antes de que nos hayan dado la imortalidad...—Trague saliva sintiéndome nerviosa.—Yo...

—Espera —Me interrumpió Zarek algo alarmado.— Si no quieres hablar no tienes por qué...

—Continúa —Le interrumpió Selene dándome las espalda a lo que yo asentí y comencé a relatarles.

| Recuerdo |

Aquel día yo caminaba por el campamento buscando a Archimedes, la guerra había acabado hace una semana e iba a darle una noticia a él que Afrodita me había confirmado. Estaba tan feliz pero aquella felicidad desapareció en un instante cuando lo vi besándose con una hija de Apolo.

Me sentía dolida y traicionada pero no lo encare, solo me fui de allí a mi cabaña. Él después fue a verme con su característica sonrisa pero me hice la dormida, así que no insistió.

Dos días pasaron, donde el me notaba extraña pero yo le decía que estaba bien pero claramente no lo estaba, el también se notaba incómodo y algo dolido por mi seriedad pero en ese momento no entendía el porqué ¿Acaso no recordaba lo que hizo?

Ese mismo día fuimos al Olimpo para que nos volvieran inmortales, en toda la ceremonia me mantuve callada incluso cuando mis amigos comenzaron a aceptar uno por uno la inmortalidad entregada por sus respectivos padres divinos.

Al llegar mi turno me congele. Comencé a cuestionarme si mi padre se daría cuenta de mi estado al darme la inmortalidad, pero mire su rostro. Me miraba con aquella sonrisa calidad que me decía cada vez "Estoy orgulloso de ti", aunque haya cometido un error, siempre me miró con orgullo.

Pero aquel día, no lo vi de esa forma.

Por primera vez tuve miedo, miedo de mi padre, miedo de Atenea y miedo de los demás dioses. Al recibir la inmortalidad temblaba a más no poder, mi padre me había preguntado qué me pasaba, pero yo solo contesté que tenía algo de frío.

Archimedes se había acercado para colocarme una manta por los hombros y allí es cuando caí en cuenta.

Todos odiaban mi relación con el, menos tres dioses.

Mi padre y Atenea al vernos juntos sus rostros se transformaron a una de desagrado total, Zeus nos miraba de manera seria pero apretando fuertemente su rayo, Apolo y Hermes se notaban nerviosos pero a la vez algo molestos, Demeter sólo rodó los ojos al igual que Hera, Dionisio prácticamente no le importaba pero nunca estuvo de acuerdo, Artemisa y Ares tuvieron una reacción similar a la de mi padre con Atenea y Hefesto solo nos miraba serio.

A los únicos que no parecía desagradarle eran Hades, Afrodita, Hestia y obviamente mis amigos.

Sabía que no era por nosotros dos en general, sin no por Poseidon y Atenea, después que se entraron de lo nuestro sus peleas eran más frecuentes y destructivas. Era bastante obvio que iba a afectar al resto de dioses.

A mi nunca me importo que a alguien no le gustara mi relación con el, pero de tanto pensar en aquello... si se enteraban que yo iba a tener un bebé de él...

Tuve que tomar una decisión.

—Vuelvo en un rato, necesito un poco de aire.

Esas fueron las últimas palabras que le dije a Archimedes antes de salir del Olimpo para después desvanecerme y nunca volver, hasta ahora. Esas palabras habían salido sumamente frías de mi boca, aunque claramente, estaba dolida por aquella "Traicion" por parte de él hace unos días.

«The hero of the past« | Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora