Capítulo 7- Todos tienen un sueño

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Un joven peli purpura se encontraba cuidando de sus hermanas en compañía de su amigo Hakkai, el segundo le ayudaba a su amigo a cuidar de las dos pequeñas lo cual el peli purpura agradecía, las actividades de su club habían llegado a su fin y los salones estaban vacíos, esto provocaba en el joven un sentimiento de tranquilidad inexplicable; volviendo a la realidad, se encontraba preparando comida mientras era observado por la atenta mirada de su amigo, el cual, pensaba en algo que quería decirle desde hacia ya tiempo a su amigo, pero, no sabia como formular la pregunta.

Había pasado una semana después del partido que Saki tuvo, en toda esa semana la chica no se había contactado con el oji azul y eso le preocupaba un poco, la pelinegra había prometido hablarle y ningún mensaje llegaba a su correo, estaba desesperándose en cierta manera pero no lo haría saber. 

-Taka chan..- le llamo su amigo.

-¿Que ocurre Hakkai?- pregunto siguiendo con su actividad.

-Bueno...Maeko san me dijo algo...¿es cierto que volviste a ver a Saki chan?- pregunto dudoso el pelado, cierta curiosidad calaba en su interior, recordaba a la pelinegra como una gran amiga que siempre estuvo cerca de su amigo y de su familia, mentiría si dijera que no esperaba verla de nuevo.

-si, al parecer siempre aparece en momentos difíciles- menciono el peli purpura dejando el cucharon a un lado mientras recordaba el día de la pelea de pandillas, ahí volvió a verla, aunque en algún momento llegaron a chocar sus miradas ella no se inmuto de su presencia, cosa que el agradecía.

-perdona que lo pregunte Taka chan pero, ¿Cómo le ha ido a Saki chan?- pregunto su amigo con una mirada perdida 

-cambio demasiado... me molesta su actitud- menciono el peli purpura con una mirada de enojo, cosa que asustó a su amigo.

-¿por que? antes se llevaban bien ¿no?-

-Me molesta porque no es ella misma...es difícil acercarse a ella Hakkai- 

No podía esconder ese sentimiento, el oji azul se preocupaba por sus amigos tanto que parecía la madre de ellos, tal vez por una larga experiencia de quince años, pero, un sentimiento de nostalgia llegaba a su pecho cada que hablaba con su amiga, sentía que era como un lobo, un lobo que se mantiene alerta de sus depredadores humanos, siempre alerta y sin bajar la guardia. ¿Qué cambio a aquella chica dulce?, recordaba en su infancia momentos felices junto a su amiga, desde lo torpe que solía ser hasta las veces que intentaba ayudar a Hakkai, se negaba a aceptar esta nueva faceta de su amiga, pero, ¿eso significa que estaría negando su amistad?

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Mientras aquellos amigos se encontraban charlando, en un pequeño parque se encontraba una pelinegra en compañía de su hermano menor, el fin de la semana había llegado pero la pelinegra sentía que desfallecía, la semana paso a un paso de tortuga, una tortuga que contaba sus pasos; los problemas llamaron a su puerta después de la celebración del partido, aquel día llego muy tarde y recibió una lección por romper las reglas, no le importaba quedarse sin comida por todo un día ya que eso lo soportaba, los golpes que su padre le dio le recordaron que estaba muerta en vida. Había olvidado aquel sentimiento, estaba harta de esforzarse tanto por algo que ella no quería, tan solo ver su agenda llena le causaba ansias, no tenia derecho a divertirse porque su padre decía "las amistades te retrasan el progreso, siempre te van a envidiar", aunque siempre hizo caso omiso a esas palabras falsas.

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora