Capítulo 27- Enemigos

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"Tenemos una sola vida. Nadie nos ofrece una segunda oportunidad. Si dejas que algo se resbale entre tus dedos, se pierde para siempre. Y luego pasas el resto de tu vida tratando de encontrarlo." 

Rosamunde Pilcher.


Si diesen clases sobre el manejo de las emociones toda nuestra vida, ¿seria mas fácil tomar las riendas de los problemas?, tal vez no existe tal cosa por una sola razón, debes cometer errores y aprender de ellos, levantarte y seguir adelante cueste lo que cueste. Saki no sabia con exactitud como actuar, solamente se dejo llevar por sus impulsos y estos la encaminaban a un solo sitio, un lugar donde descansaban las almas en penumbra o aquellas que anhelaban dejar este mundo; a una distancia prudente se encontraba un rubio absorto en sus pensamientos, ¿Qué ideas pasaban por la mente de Sano Manjiro?... ¿Se estará imaginando el lugar a donde piensa llevarlo?

El chico se encontraba ansioso, anhelaba el consuelo de la castaña. tal vez así podía calmar el tornado de sentimientos que lo tenían rodeado; miro la figura de la chica que se encontraba frente a él, no quería compararla pero le resultaba inevitable, cuando la conoció le encontro un parecido a su amigo difunto, aunque ahora la femenina tuviese un corte distinto seguía aquella similitud. ¿Sonaría mal si le dijese "podrías arreglarte como antes"?, tal vez sonaría egoísta de su parte, ¿Por que obligaría a una chica a cambiar su apariencia?... quería ver en ella el reflejo de Baji, sentir que seguía en carne y hueso. 

Su burbuja fue rota al darse cuenta que se encontraba en un cementerio, miraba a todos lados desconcertado, aquel sitio le llenaba de sentimientos fuertes que apuñalaban su frágil corazón, aunque por fuera mantuviera la compostura, por dentro sus sentimientos formaban una fuerte ráfaga, similar a la que se veía en su exterior por el frio clima. Ambos pararon su andar al encontrarse con una lapida que indicaba el apellido de la pelinegra, era el espacio correspondiente a su familia, la mirada curiosa del rubio observo la tumba de la que parecía ser la madre de la chica, pero, a un lado de esta su mirada se ensombreció mas, no quería leer ese nombre... podía ser una broma, una muy mala pero Saki era incapaz de jugar con esas cosas, al menos por su apariencia daba esa vibra. Aun sin creerlo y con su cuerpo tembloroso se sentó en el pasto alrededor de aquella lapida, toco los girasoles que la adornaban a ambos lados... la flor favorita de Maeko.

- ¿Por que no lo supe antes?- su mente no quería aceptar aquella frívola noticia, un balde de agua fría caía sobre su cabeza dejándolo helado por completo, su cuerpo temblaba, su corazón sufría... todo dolía. 

- ella me pidió que no te dijera...-¿por que no podía decirle nada mas? se sentía culpable, tal vez ella seguiría viva si tan solo hubiera acabado con su vida antes, Okumura no era el único que buscaba su muerte, ella anhelaba mas que nada eso. Pero muchas cosas la bajaban de aquella nube de sueños negativos, fue antes de volver a ver a Mitsuya; sentía que no merecía un poco de felicidad, siempre pasaba algo malo, primero con Lino, después con su madre y finalmente con Maeko. 

-¿Cuando sucedió?- daba la espalda a la chica, ella veía atenta sus movimientos, como si lo estuviera examinando, sus manos tocaban aquellas letras talladas con delicadeza. 

-en el partido de la escuela... no hubo noticias acerca pero hubo un atentado...-miro sus manos temblorosas. 

- siempre estabas en primer lugar para ella- formulo una sonrisa que pareció una mueca, su voz estaba quebrada, no quería culpar de esto a Saki, después de todo ella comparte sangre con la castaña, ella la apreciaba y anhelaba ser su hermana, que la tratase como a sus hermanos. Solamente quería hablar una última vez con ella, tal vez para darle una buena despedida pero nadie sabe cuando va a morir... eso es lo que se odia de la muerte, no poder despedirse, desaprovechar los buenos momentos con esa persona y si llegas a tenerlos se vuelven tristes, se reproducen como una cinta en tu mente dañando lentamente  -eso era obvio- sujeto su cabello con desesperación.

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora