Capítulo 4: ¿Ethan?

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Violet

Me encuentro un poco asustada, ya que aún no sé quién había enviado el mensaje. Y tampoco tenía el valor de responderle a quien sea que lo haya enviado, por las reglas que me había puesto mi padre.

Volví a leer el mensaje más de mil veces, pensando en quien pudo haberlo enviado.

Me encantaría volver hablar contigo.

Fruncí el ceño, extrañada por dicho mensaje. Como puede encantarle hablar conmigo otra vez, si yo nunca hablo con nadie que no sea mi familia. Ah, y los amigos de mi hermano. Había olvidado por completo eso.

Y si... ¿Fue Ethan quien me escribió? Eso sería fascinante. Pero todavía tengo que recordar las reglas de mi padre, cosa que si no cumplo no sé cómo me iría. Porque nuca me han castigado. Claro está.

Aunque, no sería nada si le hablo. Si mi padre se da cuenta, solo me pondría un castigo, cosa que nunca me ha sucedido. Además, descubriría algo nuevo en mi vida, como el hecho de que es un castigo. Aunque también temo que me quite el móvil. Pero si no me arriesgo a conocer cosas nuevas, siempre me estaré preguntando que se habrá sentido hablar con alguien más.

Y, como si mis dedos tuvieran vida propia empezaron a teclear, por si solos.

Yo: ¿Ethan?

No se me ocurrió algo más por preguntar, él era el único con el que había hablado antes de hablar por llamada. Así que tenía más lógica que sea él y no otra persona.

Además, si estuvieras en mi lugar habrías preguntado lo mismo, no lo niegues. De hecho, si estuvieras en mi lugar hubieses dicho que se había equivocado de número. Luego empezarías a pensar en con quienes habías hablado, recordarías a Ethan y luego te pondrías a gritar como loca esperando que sea él.

El móvil volvió a sonar sacándome de mis análisis. Cuando abrí el mensaje quede en chock total. Y cuando digo chock total es porque es chock total.

En realidad el que me ha escrito no ha sido Ethan – cosa que me sorprendió un momento –. ¿Recuerdan que les conté de un chico que vi a través de la ventana una vez? Pues sí, él me había escrito. Claramente dice el mensaje:

No sé quién es Ethan. Pero, se quién eres tú. Te vi una vez que abriste la ventana de tu habitación, solo que tu padre les puso madera y nunca te volví a ver. Por lo que quede con el deseo de preguntarte tu nombre.

Eso había sido un poco... ¿raro?, si eso, raro. Por el simple hecho de que no se había asustado de mis ojos. O sea tenía uno muy negro y, para el colmo el otro era rojo. Era obvio que eso no era normal.

Además, porque se había acordado de mí después de tanto tiempo, había pasado como cuatro o seis, creo. Bueno si, seis, porque tenía once años, sino mal recuerdo.

Como no quería ser mal educada, le respondí el mensaje. Después de todo no quería que pensara que era una pesada o algo así.

Yo: ¿Cómo te acordaste después de tanto tiempo?

Apague el móvil para tomar el libro que estaba leyendo, pensando que iba responder luego de unos minutos, pero me equivoque, porque respondió enseguida.

Chico de la ventana: Es que... Sonara estúpido, pero tu rostro es algo que nunca pude olvidar.

No sé cómo puede decir eso si mi rostro no tiene nada de especial. Solo soy una chica con heterocromía y poco conocimiento acerca de lo que sucede fuera de su habitación.

Por alguna razón, quise seguir hablando con él, porque estaba más que nada interesada en que tomara fotografías de cómo era allá afuera y, me las enviara. Sé que suena feo lo de interesada, pero es la única forma que tengo de conocer el exterior. Además, no era como que le quitaría dinero, cosa que sería inútil en mi caso.

 La noche de la luna negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora