Ethan
"Los monstruos no lloran", me decía mi padre cada día mientras me pegaba. Mamá trato de defenderme muchas veces, pero cuando lo hacía mi padre le empezaba a pegar a ella. Solo que no le pegaba en la cara, por las entrevistas que ella tenía constantemente por su trabajo de escritora.
Lo peor que puede decir una mujer que es golpeada a su hijo, es que todo acabará pronto; cuando nunca trata de salir de ese infierno que la mata día a día.
Evan mi hermano gemelo, quien no pudo compartir ni un momento de su infancia junto a mí; porque mi madre decidió que no podíamos estar juntos, ya que eso era muy peligroso, porque no quería que mi padre nos maltrate a los dos.
Nunca pude escapar de la escuela, porque él se encargaba de que no lo hiciera, por lo que recibí muchos golpes desde los cuatro años hasta los diecisiete.
Hasta que llegó el día en que Evan llegó a sacarme de esa casa llena de maltratos, pero no fue tan fácil. Porque mi padre me tomo del cabello, arrastrándome hacia mi habitación con un cuchillo en su otra mano. Intente salir y Evan dio todo por ayudarme. Pero mi madre se interpuso para que no nos lastimaran y mi padre la asesinó. Le enterró varias veces el cuchillo en el estómago. Repitiendo una y otra vez mi nombre, diciendo que era mi culpa que la haya matado.
Evan y yo tomamos el cuerpo de nuestra madre y los enterramos en el jardín de girasoles que ella tanto amaba. Luego nos mudamos a esta casa, buscamos a nuestro padre y entre los dos lo asesinamos. No sentí culpa, ni siquiera me sentí mal al hacerlo, solo me sentí feliz. Pero aún así mi odio hacia él aún estando muerto continuó; pues me había quitado lo que más quería en esta vida.
Para poder entrar en la escuela tuve que decir que mi hermano y mi madre fueron asesinados, y que mi padre desapareció sus cuerpos y escapo. Solo para que alguien me adoptará y Poder estudiar. Evan hizo lo mismo ya que éramos parecidos. Pero nuestro parecido cambio una noche que estábamos en una fiesta. Mi cabello se tornó azul al igual que mis ojos. Todos grabaron lo ocurrido mientras el proceso seguía lentamente; hasta que pude reaccionar e irme corriendo hasta la casa del lago. Encontrando a Evan con los ojos grises y su cabello grisáceo platinado.
– ¿Qué piensas? – pregunta Violet. Sus ojos están hinchados de tanto llorar. Por lo que cuando pudo dejar de llorar la subí al bote para poder hacer que despeje la mente un poco.
– En cosas del pasado – respondo mirándola fijamente.
Dejo de remar y pongo los remos a los costados de nosotros, sin dejar de mirarla. Desde que la vi por primera vez he querido besarla. Además de que me gusta lo terrorífico que se ven sus ojos sin esa estúpidas lentillas.
Su ojo rojo me recuerda a la sangre que salpicaba de mi padre al torturarlo; y su ojo negro me recuerda que lo oscuro y podrido que estoy por dentro. Pero, que también puedo tener un poco de bondad. Pues su ojo negro tiene algunas motitas blancas.
– Aún no me acostumbro a que me veas a los ojos sin lentes de contacto – dice ella desviando la mirada.
Tomo su rostro entre mis manos haciendo que ella me mire – Me gusta más el color natural de tus ojos – ella se sonroja inmediatamente y miro a sus labios inconscientemente.
Sus labios son de un rojo hermosamente atractivo, aumentando mis deseos de besarla. Lo que no quiero es que sea incómodo para ella y recuerde lo sucedido anoche.
En cuanto me doy cuenta de que la estoy viendo descaradamente, tomo los remos y empiezo a remar directo hacia la casa.
Se que no podré controlarme si tardo un momento más aquí con ella. Todo en ella dice peligro a pesar de su inocente apariencia, se muchas cosas de ella que de seguro ella ni recuerda, pues creo el haber vivido cosas tan horribles la obligó a olvidar esos recuerdos y reemplazarlo con otros.
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La noche de la luna negra
ParanormalViolet es una chica que nunca ha salido de su habitación, y tiene muchos deseos de salir de dicho lugar. Pero, ¿En realidad es lo que necesita? ¿Quiere saber el por qué de estar encerrada? O quizás nada sea lo que parezca.