Capitulo 10: ¡No se nadar!

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Violet

No encuentro las palabras para expresar lo nerviosa que me siento en estos momentos. Estar frente a este grupo de chicos aunque sean de mi edad o solo un año mayor que yo, me pone muy nerviosa.

Quisiera que Eloísa me liberé de está, ya que se ha comportado muy bien conmigo desde esta mañana. Hasta me llevo de la mano cuando nos dirigimos hasta el salón de clases.

- Cuando estés lista puedes presentarte, Violet - me dice la maestra.

Respiro profundamente para tomar un poco de valentía y poder presentarme de una buena vez. Pero los ojos de todos los chicos y chicas no me dejan tomar la poca valentía que quisiera tener.

Solo mira hacia el suelo.

- Hola, mi nombre es Violet. Tengo diecisiete años y me gustaría conocerlos a todos - digo sintiéndome una tonta al no saber que más decir, o la forma en la que me podría presentar mejor ante todos ellos.

Todos se quedan igual como si no hubiese dicho nada. Unos están usando sus móviles, a escondidas de la maestra y otros garabateando cosas. Los únicos que prestan atención son los que tienen pinta de no ser aceptados.

- Puedes ir a tu lugar. - me dice la maestra acariciando mi espalda para que no me sienta tan mal por ser ignorada.

Empiezo a caminar hacia ella lugar donde Eloísa me está señalando, que es al lado de Dylan, donde compartiremos el escritorio. Pero una chica coloca su bolso en ese lugar impidiendo que yo me pueda sentar al lado de Dylan.

- ¿No ves que se va sentar Violet ahí? - le pregunta Eloísa con un poco de enojo.

- No veo ninguna Violet aquí - dice la chica mirando a todos lados como si yo no estuviera.

- Tranquila Eloísa me sentaré aquí - le digo dejando que se siente junto a Dylan, mientras que yo  me siento en el lugar que ella se encontraba. Que es justo al lado del chico que nos atravesó a Eloísa y a mi de camino al salón de clases.

- Hola Violet, me llamo Mike Anderson. - se presenta el chico de ojos esmeralda con una sonrisa.

Yo por otro lado solo asiento y me dispongo a prestar la debida atención, a la clase de matemáticas que ha empezado a explicar la maestra.

Matemáticas es mi segunda asignatura favorita, pues la primera es  literatura. Mi padre era muy exigente con las matemáticas cuando me enseñaba el "arte de los números". Decía que aprender a resolver problemas matemáticos me ayudara mucho en un futuro, aunque dudaba que eso pasara, ya que como puede ayudarme eso sí ni siquiera podía salir de mi habitación. Que tontería ¿No?

-... Solo tienen que multiplicar este número con este de aquí - dice señalando unas ecuaciones en el pizarrón. - Para luego dividirlo. Y el resultado que les dé es la cantidad que va remplazar a X - continua explicando la maestra -. ¿Han entendido?

La maestra luego de explicar varias veces a los que no entendieron, nos deja unos ejercicios los cuales resuelvo super rápido, ganándome la mirada de asombro de varios en el salón. Eloísa y Dylan elevan sus pulgares como seña de felicitación, y el chico que se sienta a mi lado me sonríe dejando a la vista sus ojuelos que lo hacen ver tan hermoso. Solo que no tienen efecto en mí.

Cuando la maestra corrige todos los ejercicios, vuelvo a mi lugar sin saber que más hacer, pues me han informado que tengo que esperar hasta la hora de descanso para poder ir a comer algo. Cosa que es un poco tonta ya que no veo cuál es el problema de que si ya han terminado los ejercicios porque no solo dejar salir los que terminaron.

Siento que alguien detrás de mí me toca varias veces el hombro, y me giro encontrando la gran sonrisa de Dylan.

- Creo que deberías ayudarnos a mi y ha Eloísa con matemáticas - dice en un susurro para que no lo escuché Eloísa. - Somos muy malos en mates.

 La noche de la luna negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora