Capitulo 9: Recuerdos del pasado.

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Eloísa

Si hubiera una palabra que describa a Violet completamente. Sin duda es la rareza. Nunca había visto a alguien que luego de darle una buena noticia caiga como piñata de fiesta infantil.

Admito me si me siento celosa de ella, por la razón de que no sabía que ella y Dylan hablaban. Nunca me había sentido como me sentí ayer... Me sentía un poco echada a un lado, al ver a mi mejor amigo hablar como mi media hermana, como si yo no estuviera.

He conocido a Dylan desde los seis años, que fue a la edad que me mudé aquí. Lo conocí cuando me senté a llorar en el columpio del patio. Ese día mi madre había pasado todo el día bajando al sótano a llevarle cosas a Violet. Quería ganarse a la hija del hombre que antes era su amante, para que está le permitiera ser parte de su familia.

En fin, ese día Dylan me había visto llorando y fue a dónde me encontraba, salto la barda que divide nuestras casas y se sentó en el columpio que quedaba justo a mi lado. Se mantuvo en silencio por un momento, como si pensará lo que me diría, pero lo único que salió de sus labios fue hablar sobre su libro favorito.

Me reí bastante cuando me dijo que no sabía que hacer ante una situación similar a esta y que lo único que se ocurrió fue hablar sobre eso.

– Deberías leer el principito, es un libro genial. Mamá me lo lee todas las noches – dijo antes de irse a su casa.

Desde ese día cada me siento triste leo fragmentos del principito, me recuerda a la forma en que conocí al maravilloso amigo que tengo ahora.

Con el pasar del tiempo Dylan y yo nos convertimos en amigos inseparables. Aunque ambos tenían más amigos no hizo que dejáramos de hablar, siempre nos sentábamos a comer helado en los columpios. Esos columpios se convirtieron en nuestro sitio especial.

Cuando Dylan cumplió trece en plena fiesta de cumpleaños su madre tuvo un fuerte dolor y cuando la llevaron al hospital, los calmantes que le daban no querían hacer efecto, supe por lo que me había contado mi madre. Yo me quedé toda la noche con Dylan en su casa y dormimos con Víctor en el sofá, pero él se tuvo que levantar a ir donde Violet a decirle lo que nuestro padre estaba muy ocupado.

Días después nos dimos cuenta que la madre de Dylan padecía de cáncer, algo que fue muy doloroso para él, su familia y  todos los que la conocían. La señora Cooper era como un ángel, ayudaba a todos sin esperan nada a cambio. Además, de que era voluntaria de tres lugares en los que ayudaban a personas de bajos recursos; dos años después cuando pensamos que ella mejoraría. sin embargo, murió el día en que Violet cumplía catorce.

Mientras Violet pensaba que nadie quería estar con ella el día de su cumpleaños, todo el barrio estaba triste por la perdida de una persona tan noble como lo fue Ángela Cooper.

Luego de la muerte de Ángela, Dylan cayó en una fuerte depresión, y hasta empezó a consumir drogas con tan solo quince años. Durante todo eso estuve cerca de él, aunque muchas veces intento alejarme con muchas palabras hirientes. Hasta que se dió por vencido y acepto mi ayuda, entrando en un centro de rehabilitación.

El padre de Dylan (el señor Cristian Cooper), me estuvo agradeciendo todo el tiempo por no haber dejado de lado a su hijo, pues su novia, lo dejo en cuanto empezó a perder los deseos de salir a fiestas. Le dejé en claro al señor Cooper, que solo lo hacía porque no quería ver como una persona que tanto me ha apoyado sufriera de esa forma.

Mi madre y el señor Cristian, siempre intentaron que Dylan y yo fuésemos novios, pero eso nunca sucedió ya que a mí me empezó a gustar un chico de la nueva escuela en la que entramos Dylan y yo. Porque desde que entró en las drogas los compañeros de la otra escuela, empezaron alejarse de él y hablar a sus espaldas. Por esa razón lo cambiaron de escuela, y yo fui tras él para apoyarlo con el cambio.

 La noche de la luna negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora