XXXI / 31

351 40 14
                                    

La princesa Inca forcejeaba para liberarse del fuerte agarre del finés que había logrado atraparla tras dejar a sus hermanos sin aire con un par de letales golpes en el pecho por lo cual estos se encontraban en el suelo jadeando con dificultad a unos metros de allí, el de abrigo azul estaba sobre ella sosteniendo sus manos para que ya no pudiese golpearlo más pues eso no lo dejaba concentrarse en medir su fuerza.

-¡No puedes irte, tu lugar es aquí conmigo! -Gritó el rubio con su voz comenzando a flaquear al verla empezar a llorar desesperada como si él fuese un monstruo o algo peor y eso no le gustaba- ¡Entiéndelo de una vez, yo te amo!

-¡Ya basta, suéltame! -La bicolor se removía con todas sus fuerzas intentando quitárselo de encima o al menos de saber la situación de los otros dos escandinavos a quienes solo oyó quejarse pues estaba de espaldas a ellos y ahora el menor le bloqueaba la vista- ¡Déjame ir!

-Tienes que quedarte conmigo, por favor deja de resistirte ya -Dijo desesperado en un casi grito intentando tomar el rostro ajeno para acercarlo al suyo pero lo único que consiguió fue ver más claramente la expresión de terror que la más baja tenía-.

Ante esa distracción Perú consiguió soltar su mano derecha la cual usó para golpearlo lo más fuerte que pudo en la cara desorientándolo unos instantes como para alejarse a rastras abriendo sus alas alejándose del suelo pero una vez más el albino la sujetó, esta vez abrazando su cintura.

-¡Por favor, no puedes irte y dejarme! -Su mejilla izquierda estaba enrojecida comenzando a hincharse y sus particulares ojos ámbar estaban inundándose de lagrimas ante la horrible e inaceptable idea de que ella se marchara, porque no podría volver a verla sonreír con los copos de nieve o dormir tranquilamente entre sus brazos por la mañana.. estaba verdaderamente enamorado de ella-.

-Puede que en otro mundo estemos juntos sintiendo mutuamente todo lo que dices sentir por mi, de una manera sana, pero no es este. Suomi yo no pertenezco a éste lugar y no soy feliz aquí ¡Déjame ir por favor! -Rogó ella entre lagrimas con las manos en los hombros ajenos intentando apartarlo hasta que un fuerte movimiento brusco por poco y la hace caer al suelo junto al finlandés, al bajar la mirada notó que Dinamarca lo había tacleado mandándolo directo al suelo-. 

-Broder, du skal være fornuftig ! -Le gritó el de ojos turquesa intentando retenerlo mientras que el de piel azul se acercaba también con un poco más de dificultad por la patada que recibió antes-.

(¡Hermano, debes ser sensato!)

Al ver que el menor era detenido, ella se alejó lo mas rápido que pudo perdiéndose en el cielo oyendo cada vez más lejanos los gritos del de gorro de lana clamando su nombre con desespero, sentía un gran nudo en el pecho pero no retrocedería porque era su única oportunidad de volver a casa y no la echaría a perder. Poco después llegaron los demás topándose con el de cruz azul arrodillado en la nieve con la cara hundida y sus manos aferrándose con fuerza a esta, el sueco estaba sentado a su lado con una expresión decaída apoyando una mano en la espada ajena. El de abrigo rojo solo negó con la cabeza indicándoles que no dijesen nada al menos por ese tiempo, estaban aliviados porque la americana logró escapar pero les sabía amargo el ver a su hermano de esa manera aunque hubiese hecho mal.


━━━━━ • ஜ • ❈ • ஜ • ━━━━━


-¡Malditos, malditos alemanes! -Escupió con enojo la de ojos aguamarina observando los puntos rojos en el mapa de la oficina que compartían, le dio una tenue calada a su cigarrillo y luego expulsó el humo con fuerza mientras seguía refunfuñando-.

Habían logrado hacer desembarcos en el norte de África que regía Vichy e incluso traspasar hasta Túnez pero ahora varias divisiones fascistas estaban ocupando la zona Sur de su territorio matando civiles en pueblos y acorralando a sus hombres junto a los británicos.

-Las cosas toman tiempo querida, nuestros hijos están frenando el avance de Imperio isla por isla, así que les estamos volteando el tablero -Calmó el de cabello miel mientras firmaba documentos de provisiones para sus soldados y para los civiles que quedaron damnificados tras los bombardeos a Londres hace ya casi un año- Por otro lado, hace un rato llamó New Zealand para decir que ya habían dado de alta a Australia por lo de la bomba que lo alcanzó hace una semana, dijo que está bien físicamente pero aún se petrifica con los ruidos fuertes..

-Estas malditas guerras están acabando con nuestros niños.. -Suspiró la menor apoyándose en la ventana, su pequeña se había negado a abandonar a los soviéticos según el telegrama que enviaron, su corazón de madre le decía que algo andaba mal pero debía mantener la calma-.

Mientras tanto en el frente soviético de Stalingrado los trillizos estaban en medio de la feroz y gran batalla contra humanos alemanes, húngaros y rumanos, habían muy pocos momentos para tomarse un respiro y sus reservas de equipo eran limitadas lo cual les hacía mucho más difícil la labor de mantener las líneas de defensa para que el Eje no pudiese seguir avanzando entre sus territorios cobrando las vidas de su gente, la cual Bielorrusia se esforzaba tanto en intentan salvar todo el tiempo. La rubia había demostrado su valía dirigiendo excepcionalmente a los médicos voluntarios que arriesgaban su vida para rescatar a los heridos que podían tal y como hacía la bicolor, en los tortuosos meses de su ausencia muchos habían partido dando su vida por el ejército rojo pero no había tiempo para frenar a lamentarse pues ella no querría eso, debían centrarse sólo en salvar a la mayor cantidad de camaradas que pudiesen y en mantenerse enteros porque de nada servía un medico lastimado.

-Que horror, cada vez los envían más jóvenes.. -Murmuró la de ojos miel suturando la pierna amputada de un chico que apenas y parecía haber cumplido la mayoría de edad, en un par de ocasiones vio a un niño trabajando como mensajero y no pudo evitar sentir pánico de saber que éste iba de un lado a otro en un terreno tan peligroso-.

-La guerra no es un lugar para niños, pero la mayoría de estos chicos son voluntarios. -Habló Letonia desde el otro extremo de la carpa médica ordenando los pocos medicamentos que lograban llegar hasta allá, estaba algo fastidiada por la situación y por el molesto sonido de los bombardeos que la hacían dormir mal-.

Pero todos los hermanos estaban cumpliendo sus deberes tras haber dejado de lado las diferencias, así que ella también debía esforzarse en hacer su parte para que el Eje no se apropiara del mundo porque todo terminaría allí. Todos unidos debían detener a los Fascistas.

Beautiful Angel Of The Night (URSS x FEM Perú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora