Beautiful Angel Of The Night (URSS x FEM Perú)

XVIII / 18

Décimo día de invasión.
 

¿En qué momento el brillo pasó a convertirse en una horrenda y purulenta mancha de sangre sobre su vida nuevamente?, El rostro sin vida de Tahuantinsuyo se le apareció mentalmente mientras apilaba los cuerpos del día, debía cubrirlos con una enorme tela gruesa para evitar que los carroñeros se diesen un festín nocturno con esos pobres desafortunados, la mayor dejó salir un suspiro amargo mientras se quitaba los guantes y lavaba sus manos antes de sentarse a comer con las jóvenes antes de iniciar por completo sus tres horas de descanso antes de volver a las tiendas de campaña que apestaban a viceras y medicina.

—Hoy tocó algo de pan y leche, pero conseguimos galletas de la división área gracias a Letonia –Dijo en voz baja la de ojos celestes vendando un pequeño corte en su mano producto a un accidente con un tanquista con psicosis—.

—Por lo menos nos está yendo mejor que a los de primera línea, debe ser muy difícil operar mientras las balas pasan sobre ti.. –Murmuró la bielorrusa apoyando la cabeza en el hombro derecho de Perú cuando esta se sentó a su lado para comer—.

—A nadie puede irle peor que a la primera línea. –Soltó la pelirroja apretando los puños, sabía que sus hermanos estaban en la frontera jugándose el pellejo por toda la zona báltica y euroasiática—.
  

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—Oh mierda esto debe de ser una jodida broma, se suponía que era el lugar más seguro y ahora es la mismísima boca del lobo, Jesucristo. –Canadá se re movía de un lado a otro pasándose las manos por la cara lleno de frustración, en frente la francesa bajaba su mirada hasta el suelo blanco del hospital en que su esposo decidió dejarla ya que debía volver al aire para enfrentar al enemigo y no quería dejarla sola pero ella se sentía como una carga—.

—Si USA se entera de esto hará un berrinche tan grande que nos veremos envueltos en ello, estamos entre dos espadas. –Habló N.Z acostado en la misma cama que su madre abrazándola para evitar que bajase su temperatura—.

—Apenas me encontraron hace una semana pero preferiría volver a las trincheras en lugar de estar presente cuando el imbécil de turno llegue. –El de piel roja largó un suspiro cansado mientras cambiaba nuevamente de lado en su cama cuidando no jalar la aguja de su suero, era la segunda guerra en la que la que se veía obligado a participar y si había una tercera el mismo se perforaría el núcleo—.

—Por favor sigan cuidando la información que llega a América, su padre ya tiene suficiente presión como para aguantar también la de su hermano y no necesitamos problemas con la Unión Soviética por alguna tontería que les diga. –La sedosa voz de la tricolor estaba algo apagada debido a su debilidad por la separación y ocupación de su territorio, aún debía encargarse de sus humanos que lograban escapar y de los que se mantenían en su tierra—.

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Al otro lado del continente el responsable de la decadencia humana se hallaba charlando con el descendiente de un antiguo Imperio, la morbida sonrisa de España Franquista era igual a la de su padre. Los niños de la residencia se mantenían alejados por la mala vibra que les daba el castaño, algo les decía que no debían ni acercarse o les iría mal y no estaban errados pues el de sombrero tenía un repugnante y oscuro gusto por los niños, Third Reich sabía de esto así que ordenó a la servidumbre que sólo atendiesen hombres mayores y que mantuviesen a raya a los infantes.

—Ah..que exquisitos pequeños de mejillas rosas, recuerdo que mi padre tenía unos pequeños bastardos casi tan adorables... lástima que eran una burda mezcla con indios. –Escupió el de ojos azules mirando el gran cuadro de la familia germana que había sido modificado para que estuviesen presentes todos los miembros—.

—Supongo que Hispania no tenía mucho que hacer entonces, que asco. –El de esvástica tenía una expresión neutral deseando sacar a patadas a ese enfermo de su hogar y desinfectar todo lo que tocó para evitar una enfermedad venerea—.

—La verdad es que tenía un curioso fetiche con las esclavas, de ahí salieron mugrosos virreinatos que se repartieron el continente hasta que un humano las convirtió en patéticas repúblicas y mataron a mi queridísimo padre. –Continuó antes de llevarse una galleta glaseada a la boca recordando cuando aún no tenía una identidad y vagaba por el castillo de Madrid pateando esclavos por diversión—.

—Que...interesante...Bueno, tengo cosas que hacer así que sería oportuno dejar la charla para otro momento. –Y sin esperar una respuesta el de ojos esmeralda se largó a paso firme hasta el patio debido a que el perfume que usaba el español era tan fuerte que le causaba náuseas—.

El de amarillo y rojo soltó una carcajada estrepitosa antes ser escoltado por un mayordomo hasta la salida, desde la escalera escondidos tras los adornos de granito los cuatro niños veían con alivio como el "Mounstro" se iba al fin de casa por lo que finalmente pusieron bajar corriendo a la cocina para pedirle galletas de miel a la cocinera de turno.

 
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En territorio finés el de cruz blanca y la americana se miraban preocupados por lo que pasase por la mente de su hermano, Dinamarca ya había caído invadido por lo que debía quedarse en casa para evitar que lo atrapasen los alemanes y la groelandesa cuidaba de Feroe que podía ser invadida en cualquier momento, si bien los tres estaban conectados solían actuar cada quién por su lado desde que tenían memoria. Noruega estaba enojado con el finlandés y antes de que este partiera a batalla tuvieron una fuerte discusión debido a la gran traición que les hacía el albino por unirse al Eje luego de que estos les quitasen el territorio sin embargo el de ojos ámbar parecía estar fuera de sí hablando únicamente de cómo mataría a URSS para tener sea como sea el amor de la latina. Åland acabó con un golpe en la mejilla por gritarle que estaba sólo obsesionado con el ángel peruano, pero tenía razón....la Limerencia invadía la mente de Finlandia como si de un virus de tratase y temían que cometiste una estupidez que condene a sus humanos en medio de su locura no correspondida.

 

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—Son demasiadas vidas en mis manos, ya no quiero –Gimoteó Bielorrusia siendo consolada por la de ojos cafés que la abrazaba fuertemente, hacía minutos la menor había recibido a un niño con una brutal herida en el abdomen que tenía una hemorragia imparable y acabó por fallecer inevitablemente—.

—Cariño no fue culpa tuya, Borya estaba muy grave y no había nada que hubiésemos podido hacer por él. Ya está descansando lejos de la guerra, debes levantarte y seguir ayudando a los demás para que puedan volver a casa.. —Le dijo Perú sosteniendo a la más baja sobre el suelo debido a que se había arrodillado—.

—¡Pero ellos no vuelven, los regresan al campo una y otra vez!  –Ella se cubrió la cara con las manos aún llenas de sangre del fallecido pequeño ucraniano que tenía apenas 8 años—.

—Basta ya Bielorrusia, ésta no es la primera vez ni será la última que veamos muertos. Por eso debemos trabajar para que se mantengan enteros. —La dura voz de la de ojos cielo calló el llanto de su hermana, estaban perdiendo tiempo y era lo que menos tenían con tantos heridos acumulándose minuto a minuto—.