Capítulo dos

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Después de que el chico regresó, me disculpe y subí a mi cuarto para poder dormir. Eran casi las once de la noche, corrí mis cortinas y me recosté con mi ropa puesta, me hice un ovillo y cerré los ojos.

La habitación estaba hundida en la penumbra, mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad, percibí una silueta sentada en la esquina de mi cama, deje escapar un gritito y me mordí la lengua para no soltar una palabrota.

—Tranquila, vine a verificar que estuvieras bien y me senté un momento —Su voz sonaba algo exhausta, eso era algo que me tenia sin cuidado.

—Estoy perfectamente bien, puedes retirarte —dije tan tranquila como pude, no era una persona que gritara, pero deseaba hacerlo, gritarle con toda mi fuerza que se fuera.

Me levante de mi cama y caminé hasta la puerta hice un gesto con la mano indicándole que saliera.

—Discúlpame si te espante.

—No vuelvas a entrar, si necesitas algo tocas —Golpee la puerta con mis nudillos—. Ves, no es tan difícil.

No dijo nada y salió, quería preguntar por qué lo habían contratado para cuidarme si no lo conocía ni lo necesitaba o por qué me sentí tan mal la primera vez que lo vi. Me volví a recostar y me cubrí con las sabanas, me quede observando mi techo, no tenia posters o luces de navidad que lo decoraran, únicamente una diminuta estrella del tamaño de una moneda que solía brillar al apagarse la luz.

A la mañana siguiente una charola con hot–cakes y un vaso de leche esperaban en mi buró, Lucí ella lo debió de haber dejado. Lucinda la señora que venía a hacer de comer, cuidar de la casa y de mi patética humanidad cuando mis padres no estaban, lo que era casi siempre. Ella era alta, y robusta con unas mejillas rosadas que la hacían lucir como un querubín. Amable y servicial, siempre al pendiente de mis necesidades.

Al terminar mi desayuno, me hice una coleta en el cabello, y salí a correr, no había rastro de Lucida ni de Darren, regresé a mi cuarto para quitarme el sudor por haber corrido, cuando entre vi al chico desayunando, algo en mis entrañas se retorció.

—Buenos días— Salude. Traía puesta una sudadera gris que le quedaba algo grande y unos pantalones para hacer ejercicio, supongo que él también salió a correr. Debo de admitir, se veía bien, con ese cabello rebelde.

Él me dio los buenos días con la boca llena de huevo y tocino lo que provocó que me dieran ganas de soltarle un "no te han enseñado modales, no se debe hablar con la boca llena".

Al terminar de ducharme salí a buscar a Darren y lo encontré en el jardín observando las flores, me aclaré la garganta ruidosamente para llamar su atención.

—Hey, hola— Me dijo con una sonrisa.

—Solo venía a recordarte que si alguien llama preguntando por mí, les dirás que no estoy, en especial si llaman chicas— Hablé en tono mandón.

—Claro como quieras— Me dijo sonriendo ¿Por qué rayos seguía sonriéndome?

—¡Ah sí! Lo olvidaba si alguien llamado Kyle habla puedes pasarme el teléfono en seguida— Vi como tensaba su mandíbula.

—¿Es tu novio?

—Ya sabes qué hacer si alguien llama— Sin contestar a su pregunta entré a la casa sin más

Luci limpiaba los libreros carentes de polvo, únicamente para tener algo que hacer. Siempre creí que Lucinda tenía una especie de manía en contra de la suciedad y las cosas fuera de lugar, todo el tiempo tenían un pañuelo cerca.

—Las partículas huyen de ti Lu, deberías de tomar una vacaciones.

—Y tú deberías de conseguirte un trabajo o tomar uno de esos cursos en línea que tanto le gustan a tu padre —bromeó.

—Puede que sí, tal vez dentro de poco hable Lemerig con fluidez

Ella sonrió.

Observé los títulos de los libros, esperando que alguno llamara lo suficiente mi atención para leerlo.

—Ten toma este—Luci tomó un libro cualquiera y me lo entregó.

Era completamente escarlata, la reina roja estaba escrito en la tapa principal con letras plateadas, carecía de introducción alguna al reverso, la pasta se sentía suave. Lo abrí y en la primera pagina se podía leer "No hay que correr para avanzar, sino para permanecer en el mismo lugar"

—Suena bien, me lo quedo— di un beso en el cabello a Luci y salí en busca de un lugar para leer con tranquilidad.

Transgénesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora