Capítulo veintitrés.

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Un mes pasó desde la fiesta de leen, sentía que el ataque en nuestra contra estaba siendo olvidado por todos, pero yo no, no podía olvidarlo, pensaba en ello todo el tiempo. Me daba la sensación de estar paranoica, pensando en que alguna pared caería sobre nosotros, que alguien entraría sin más, estaba alerta, no concebía dormir, aun sin hacerlo tenía fuerzas y energía otra ventaja de las mutaciones supongo. Darren creía que todo iba bien, era buena pretendiendo. Mi abuelo había tenido que irse, diciendo que volvería con refuerzos, prometiendo volver en cuanto pudiera para mi desgracia dejo a Hank en la casa.

—May, puedo sentir tu preocupación tanto que me abruma—Jaden masajeaba sus sienes con las puntas de sus delgados dedos.

La vergüenza aun me embargaba al ver a mi amigo, el recuerdo de su semblante algo pálido y los moretones que le cause me provocaban molestia inmensa.

—No hagas eso Jade, es molesto.

—No me culpes a mí, ya deberías de aprender a evitarlo. ¿Qué es lo que te preocupa?—Dejo el libro que estaba leyendo y me prestó completa atención.

Mis padres están básicamente secuestrados, puede que dentro de poco estemos muertos o dentro de un laboratorio y nadie se preocupa más que yo.

—Nada—No intente sonreír.

—Tendré que informarle a Darren entonces, tal vez el pueda sacarte algo, si no confías en mi—Dijo con fingida tristeza.

—Chantajista.

—Mentirosa—Me dio una sonrisa—ahora habla, si no quieres que se lo cuente a tu noviecito.

—Mis papas— Fue todo lo que dije.

Al parecer el me entendía, solo se me quedo mirando un buen rato y me abrazo, fue un abrazo de consuelo y apoyo.

—¿Interrumpo algo?

Jaden se separo de mi al escuchar la voz de Darren, este ultimo me lanzo una mirada acusadora.

—Nada, nos vemos más tarde May— Jaden salió del cuarto dejándonos solos.

—Has estado entrenando desde temprano.

—Estoy bien—Dije molesta, en las últimas semanas Darren me trataba como si fuera una niña pequeña, como si en cualquier momento fuera a romperme. Quería que viera que era fuerte y valiente, podía defenderme.

—Leen te estaba buscando, ahora está en su habitación.

Le di un beso en la mejilla y salí en busca de Leen.

(***)

—Bien—dijo Leen—Ahora concéntrate es algo un tanto difícil pero puedes hacerlo. Todo es mental. Imagina que tienes un telar o un muro frente a ti, ahora intenta tejer o construir un muro, una tela que pueda dividirnos.

La frente de Leen lucia ligeras arrugas provocadas por ella.

Hice lo que ella me pedía ¿Pero cómo saber si funcionaba o no?.

—Mira—volvió a explicar—Por el momento puede que no sea muy efectivo dado que ambas no lo tenemos muy en práctica, pero con el tiempo se lograra. Solo hay que tener cuidado con lo que sentimos.

—Supongo que sí— La verdad es que no lo entendía muy bien. Pero seguiría practicando.

Cada día pasaba terriblemente rápido. Todas las mañanas me levantaba; corría con Jade, entrenaba con Darren y practicaba con Leen. Comíamos, veíamos películas y hacíamos pocas cosas de nuestro tiempo libre. Hank solo se paseaba por la casa con algún libro en la mano y ocasionalmente lo veía en el gimnasio. Y cada día yo pensaba en mis papás.

Transgénesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora