Capítulo diez.

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Casi como un reflejo mi mano voló hacia su mejilla. No tenía muchas opciones era eso o llorar yo no lloraba. Me abandonaría una vez más.

Pienso que la cachetada fue por su primera partida, la segunda no dolería tanto.

Sus ojos se abrieron como platos y dio un paso hacia atrás, acto seguido hizo algo que no esperaba en absoluto, se echo a reír, tanto que tuvo que sujetarse el estomago.

Yo estaba parada como idiota con las manos a los costados de mi cuerpo intentando entender y reteniendo la ganas de querer golpearlo.

—No recordaba que fueras agresiva —Dijo una vez que controlo su risa y se limpio una lagrimita del ojo derecho—. Era una broma May, no creí que reaccionarias de esa manera.

Le propine otro golpe a modo de broma.

—Si vuelves a hacerlo te asesinare —susurré.

—Si me asesinas no comerás buena comida de nuevo —dio un toque a mi nariz con su dedo.

—Excelente punto mi amigo, no vuelvas a hacer eso de nuevo, no es gracioso.



No teníamos mucho que hacer, con el último incidente no me dejarían salir.

—No, no, no. —Repetía mientras Jaden cambiaba de canal en busca de algo entretenido para ver.

Jaden dejo caer el control y se pasó las manos por el cabello.

—Si vamos a jugar ajedrez japonés con los ancianos del asilo nos divertiríamos más que aquí —Soltó un suspiro y se dejo desparramar en el sillón, pego su cabeza con la mía —Mierda—. dijo de repente y se levanto como un relámpago.

—¿Ahora qué?

—Volveré mañana lo prometo —Le dio un apretón a mi mano y se encamino a la entrada sin esperar a que le dijera algo.

Me recosté en el sillón color pardo, mi casa era grande estaba rodeada por un jardín que Luci se encargaba de cuidar, unos enormes ventanales eran usados para incorporar el medio exterior al interior para crear la sensación de que aun seguías a fuera, la casa era blanca y estaba cercada por una barda, ahora que lo pensaba tenía demasiada seguridad. En el piso inferior se encontraban, dos baños sencillos, la cocina era grande con varias alacenas hechas de madera y un desayunador, en frente se encontraba el comedor para seis personas que nadie ocupaba nunca, lo siguiente, la oficina de mis padres y al fondo estaba el gimnasio un par de caminadoras, un saco y un par de artefactos más de los que no me sé el nombre se hallaban ahí. En el piso de arriba al subir las escaleras el primer cuarto era mío, el siguiente de mis padres y al fondo otros tres para visitas, toda esta casa enorme para una sola persona.

—Hasta que se fue —Dijo Darren colocándose a mi lado, encogí las piernas para que pudiera sentarse mejor.

—Mi vida está llena de vacíos —comenté y pegue mi mejilla al sillón, deje caer mi mano sintiendo el suelo frío. Mis padres casi nunca estaban hueco número uno, mi mejor amigo estudiaba lejos hueco número dos, incluso Luci tomaba una distancia conmigo.

—Tu vida es mejor que muchas otras —replicó él con voz suave.

Se supone que su comentario me haría sentir mejor. No, no fue así. Tal vez solo estaba siendo dramática y necesitaba dormir. Sí, yo dormía demasiado puede que amara dormir más que leer.

Percibí como el cuerpo de Darren se levantaba del sillón, se puso en cuclillas frente a mí, sus ojos quedaron al mismo nivel que los míos y entendí que ya no estaba sola.

—Ven hagamos algo —Me animó tomándome por el hombro.



Cuando dijo hagamos algo nunca me imagine algo como esto.

—Dame media taza de harina —Dijo Darren mientras batía ingredientes en un recipiente.

—Pudiste simplemente utilizar la batidora —gruñí.

Él siguió batiendo con el entrecejo ligeramente fruncido, concentrado como si estuviera a punto de cortar el cable de alguna bomba. Intentábamos hornear un pastel de chocolate. Era la primera vez que me sentía tranquila en su presencia. Una vez que su grandiosa mezcla estuvo lista la introdujo en el horno.

Sonrío satisfecho, tenía un mancha de harina en la mejilla derecha y restos de huevo en la camisa

—Debemos esperar cincuenta minutos según la receta —Ajuste mi reloj para que sonara cuando tuviéramos que sacar el intento de pastel— Iré a darme una ducha suerte con los utensilios sucios —. le di una palmadita en su hombro y subí a mi habitación. No me sentía sucia en lo absoluto, quería que él limpiara la cocina.

Entre a mi habitación y me tire en la cama.



Darren me despertó un par de horas después, bajé a la cocina y me encontré con un apetitoso pastel ya decorado, me sirvió un vaso de leche y una rebanada de pastel.

—¿En serio nosotros hicimos esto? —Pregunte cuando comí el primer trozo.

El me dio una sonrisa inocente y se llevo la mano a la cabeza.

—Ehhh. . . Yo. . . Bueno puede que haya olvidado sacarlo del horno y se quemara.

Comencé a reír tanto que me dolió el estomago.


Transgénesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora