Capítulo 2

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Pasados dos días del sepelio, Mew y Gulf se sorprendieron de recibir la llamada urgente por parte de un abogado que decía que los llamaba en nombre de Thorn Suppasit, citándolos ese mismo día en su oficina para dar lectura a su testamento ya que estaban incluidos en el y era de suma importancia que hicieran acto de presencia.

Al recibir esa llamada, ellos no estaban muy contentos de pedir nuevamente permiso en sus respectivos trabajos, tenían mucho que hacer, se les había acumulado una pila de documentos en su ausencia en sus respectivas oficinas.

Sin añadir, que sus jefes no iban a estar nada contentos con aquella nueva falta, ya mucho habían hecho con los días que les habían dado libre por el funeral, tenían muchas reuniones a las que asistir y que ahora tenían que reprogramar a último minuto.

Las cosas no estaban marchando bien en su perfecta vida y eso no les estaba gustando, solo esperaban que esa fuera la última vez en ser llamados por algo que tuviera que ver con Thorn y Kanya, que después de su muerte solo les habían dejado problemas.

Gulf llegó al lugar donde los habían citado, con la sorpresa de que su esposo ya estaba allí, parado al lado de su auto esperando por él, se estaciono y Mew siendo todo un caballero se acercó y le abrió la puerta ayudándolo a salir; el pelinegro solo sonrió feliz y lo tomo de la mano para dirigirse al edificio y saber de una vez por todas de que se trataba esa reunión.

Pero antes de entrar no pudo dejar de preguntar: —¿Para qué nos habrán llamado?

—No sé, no tenía idea de que Thorn hubiese hecho un testamento, sabes muy bien que no estábamos en buenos términos, ¿que nos pudieron dejar?, si ellos estaban en una mala situación económica, lo poco que dejaron debe ser de Lamai.

Gulf asintió para luego decir: —Bueno vamos de una vez adentro, mientras más rápido terminemos, más rápido podemos volver al trabajo, Jackson se molestó cuando tuve que cancelar varias citas para poder venir.

—Ni que lo digas, la bandeja de entrada en mi correo electrónico también está llena de mensajes, sin contar las carpetas de los nuevos contratos que están en mi escritorio, creo que hoy llegaré tarde a casa tengo que adelantar lo más que pueda—. Se quejo Mew recordando todos los pendientes que había dejado en su trabajo.

—Yo también creo que saldré tarde, voy a intentar llevarme algo de trabajo a la casa, pero no creo que pueda salir antes de la media noche—. Le dijo con un puchero Gulf recordando todo lo que tenía que hacer.

—Me avisas si te vas a quedar hasta la media noche, sabes que me preocupo cuando no estás en casa y me voy a dormir, llámame que yo iré a buscarte—, respondió Mew ya que no le gustaba dormir sin su esposo, pero entendía que tenía trabajo porque él estaba igual.

Su charla sobre las cosas que tenían que hacer ese día, siguió mientras entraban al elevador y subían al piso indicado, al llegar a la oficina pudieron ver qué toda la familia Suppasit estaba allí en la sala de espera acompañados de los Thanas padres de Samantha y Kanya.

—Llegan cuarenta minutos tarde—. Les recrimino Kulap Suppasit.

—Lo sentimos, pero saben que nosotros estamos muy ocupados con el trabajo y se nos avisó con poco tiempo de antelación para dejar las cosas arregladas y poder venir—. Se disculpo Gulf por los dos, inquieto porque su celular no había dejado de vibrar en su bolsillo, indicándole que quizás Pineare le estaba enviando alguna información importante.

Después de eso todo quedó en silencio, Mew y Gulf se metieron en su mundo empresarial a través de sus teléfonos contestando los mensajes que les estaban enviando de sus respectivas empresas; aunque Samantha los estaba viendo con mala cara ya que Gulf se había sentado sobre las piernas de su marido, ignorando las sillas vacías que se encontraban en esa sala de espera.

Ya No Somos Solo DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora