Ya No Somos Solo Dos

Capitulo 30

-Encontré a nuestro Alexander- murmuró por fin.

Haciendo que Gulf se congelará sin poder dar un paso más.

-Eso es lo que te he ocultado, encontré la forma de recuperar a nuestro pingüinito.

Gulf se quedo congelado en su lugar por al menos un minuto sin saber que decir o hacer, las palabras de su esposo no tenían sentido para él, no podía  ser cierto, era tan irreal lo que estaba escuchando; quizás se había tropezado con algún juguete de Lamai al salir y estaba inconsciente en el suelo, pero todavía parecía escuchar la voz de Mew  tan real pidiéndole que le dijera algo.

-¿Que?- fue la única pregunta que salio de sus labios.

Se giro hacia donde estaba su esposo que lo veía nervioso, arrepentido y con mucho miedo por se reacción y debería de estarlo, porque el no era una persona a la que gustara que le ocultaran las cosas por eso era tan directo y honesto con las personas, en pocas palabras esa era su filosofía de vida.

-Lo que estaba haciendo y te oculte fue buscar a nuestro Alexander... Lo encontré y podemos recuperarlo- dio un paso hacia Gulf que retrocedió un paso en respuesta -Por favor, no te alejes de mi Bii, por favor- le suplico el castaño con lágrimas en los ojos.

-¡No entiendo!, Mew ¡que date en tu jodido lugar!, en este momento no quiero que me toques, no quiero que te acerques a mi.

El castaño suspiro pero le hizo caso a su petición, suficiente problemas tenia ya como para hacerlo enojar mas.

-¿Que quieres decirme cuando dices que encontraste a pingüinito?

Mew solo camino al armario y saco una carpeta de la gaveta de ropa interior, Gulf siguió su movimiento con la mirada aun se encontraba aturdido, ¿Desde cuando eso había estado allí y no se había dado cuenta?, se suponía que entre ellos existía mucha confianza, que no se ocultaban nada entre si y resulta que tos estaba en sus narices y el ni enterado.

-Toma se que debí dártelo hace mucho tiempo pero tenia miedo- le tendió la carpeta resignado.

Gulf tomo el folder con desconfianza y lo abrió lentamente bajo la atenta mirada del castaño, no le gustaba el nerviosismo que estaba viendo en sus ojos, era el mismo que había visto cuando estaban en la estación de policías y debían decirles a los demás que Thorn y Kanya estaban muertos, quería acercarse y consolarlo, pero aun seguía muy molesto... pero no lo suficiente como para no seguir preocupándose por él, su esposo era muy sensible.

Cuando comenzó a ver las fotografías que estaban allí lo soltó de la impresión, ahora en la carpeta abierta podía apreciarse a un precioso niño castaño jugando en un tobogán, otra donde estaba junto a otros niños con su uniforme escolar y una mochila, habían muchas fotografías haciendo diferentes actividades como lo pudo constatar después de levantar nuevamente la carpeta y en cada una de ellas pudo ver qué su pequeño Alexander era un niño diferente al que conoció, no solo porque ya era mayor sino porque en todas las fotos salía con el rostro serio y curiosamente aislado de los demás niños, su dulce pingüinito se había ido.

-¿Desde cuándo sabes dónde está?- pregunto levantando la mirada con lágrimas en sus ojos.

-Hace un tiempo... Yo le pagué al detective para que dijera que había pedido el rastro de Alexander- respondió Mew con un nudo en la garganta.

-¿Porque hiciste eso?- pregunto el pelinegro contemplando una de las fotografías.

-Fue ilegal lo que hicieron Gulf... Hana debió entregarnos al niño de inmediato apenas volvió de sus vacaciones.