Capitulo 17

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Bass encontró a Gulf a mitad de camino a su habitación y lo calmo asegurándole que las ideas cavernícolas de Sunan no debían importarle, el se calmó un poco y colocó su mejor sonrisa para dirigirse a la habitación de Lamai y desearle buenas noches, después se fue a la propia junto a Mew, que sin decir una sola palabra le dio todo el apoyo que necesitaba.

Los días que siguieron a la discusión fueron un poco tensos ya que Gulf y Sunan se estaban haciendo la ley del hielo, no se habían dirigido la palabra; el pelinegro intentaba estar lo más alejado posible de él, así que con sus cuñadas sé iba al pueblo para que los niños se divirtieran jugando en el parque de juegos que allí se encontraba, eran días felices en los que los niños disfrutaban comiendo helados, algodones de azúcar y conociendo  nuevos amigos.

El pueblo era un lugar pequeño en donde todos se conocían desde pequeños, Gulf siempre fue el muchacho extraño que nunca encajo con ellos y que después abandonar la casa paterna solo veían cuando decidía tomarse unas vacaciones e ir a visitar a su padre; para el fue divertido encontrarse con personas que tenía mucho tiempo sin ver y como si lo vieran siempre lo trataban con la misma familiaridad que en su adolescencia.

Eso sin contar que no podían dejar de recordar anécdotas de cuando aún vivía allí, como cuando se negaba a ayudar con los cerdos y se le podía ver en todas partes con un gel antibacterial, bloqueador solar y repelentes contra insectos, siendo la viva imagen de Bass Kanawut, era más hijo de él que de Sunan Kanawut.

El tercer día llendo al pueblo, Gulf con sus cuñadas sé ocuparon de ir a comprar alimentos para la parrillada anual de la hacienda Kanawut, mientras que Mirian vigilaba a Lamai que jugaba junto a los demás niños en la plaza del pueblo.

-Ya saben que mi experiencia en la cocina no es mucha, puedo hacer cosas sencillas pero para algo más elaborado soy pésimo- hablo el pelinegro mientras conducía el carrito de mercado - La verdad es que los esposos de mi papá siempre tuvieron quien les cocinará y cuando fui a la universidad mi compañera de cuarto era una chica que estudiaba cocina, así que no morí de hambre ya que llegamos al acuerdo de que cocinará para mí y le cobraba la mitad de la renta- recordó Gulf las sabrosas comidas que la chica hacia.

-¿Y como hiciste cuando te mudarse con Mew?- pregunto Jenni, de todas sus cuñadas era con la mejor se llevaba.

-Conté con la suerte de que mi adorado esposo sabe cocinar muy bien, ya después Mary llegó a nuestras vidas y no me he vuelto a preocupar por lo cocina, más que hacer una que otra cosa los domingos cuando estamos solo nosotros en casa- se rió Gulf feliz por lo buen esposo que era el castaño.

-¿De verdad Mew te cocinaba?

-Asi es él era el que cocinaba, lo hacía sin ningún problema- lo reafirmo orgulloso.

-Ojala mi marido ayudara en la cocina, pero tú hermano es un inútil para ello igual que tú; pero vas a tener que buscar una receta fácil en ese celular tuyo porque te ha tocado hacer el postre y Mew no podrá ayudarte- se burló Jenni.

-Sabia que debí de haber traído a Mary conmigo también- hablo por lo bajo Gulf mientras seguía con las compras.

Se tardaron un rato más en el pueblo y ya cuando regresaron al rancho estaba anocheciendo, la primera en bajar fue Lamai que corrió hacia Mew que la esperaba en la entrada listo para cargarla, pero la niña se detuvo en seco al ver qué su tío estaba todo sucio.

-¿Que pasa hermosa? ¿Porque no vienes abrazarme?

-Estas muy sucio, tú nunca estás sucio.

Gulf llegó junto a ellos y se rió del estado de su esposo, estaba todo lleno de lodo -¿Porque estás así?

Ya No Somos Solo DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora