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La carretera separaba el denzo bosque en el que se infiltraron para alejarse de la ciudad, fue la primera cosa que pensó Jimin en cuanto vio tanto desorden por todos lados.

Gente rasgando la piel y carne de otra con uñas y dientes. Seres extraños con figuras anormales en sus cuerpos que le dejaron con una ligera nausea cosquilleando en su garganta.

Detuvo la moto, siendo de noche, queriendo cesar el ruido de lo único que rompía la tranquilidad entre los árboles. Bajó dejando al doctor aún sentado en la moto y se dejó caer sobre el suelo, sosteniendo su cabeza con ambas manos para rememorar cada dato de las últimas horas, desde que despertó hasta ese punto.

El doctor bajó tiempo después, dejando el casco en la motocicleta y tomando asiento junto al hombre que conoció en ese mismo período, confiando en él de alguna extraña manera.

En primer lugar, porque no le abandonó en ningún momento, mientras que el que se supone era su esposo no estaba por ningún lado.

Se dejó bañar por la incertidumbre y pronto la ansiedad llegó a cubrir su cuerpo con todos los recuerdos. ¿Qué iba a pasar con su trabajo? ¿sus amigos? ¿sus padres? ¿su vida?

Se levantó entonces para caminar de lado a lado por lo nervioso que estaba, llevando sus manos a por sus cabellos para moverlos en señal de estrés.

¿Qué carajos estaba sucediendo?

─Hey, calmese ─escuchó del rubio.

─¿Cómo me voy a calmar? con todo lo que está sucediendo... ─alcanzó a decir en medio de su histeria.

El rubio apoyó sus codos en ambas rodillas, dejanso caer el peso de sus manos entre sus piernas, con sus analizadores ojos.

─Volverse loco mientras el mundo colapsa no es la mejor cosa ─respondió ante la actitud del doctor.

El hombre que aún llevaba el pantalón quirúrgico se giró a mirarle con atencion, su expresión era tan clara como el agua que el rubio casi estuvo a punto de reír. Sorpresivamente estaba más calmado luego de ver al otro, de ocuparse de relajarlo a él.

─¿Cómo carajos puedes estar tan tranquilo? ¿no tienes miedo?

─No lo estoy. Me estoy cagando de miedo ─enfoca el rubio, ganando que el cuerpo del otro dejara de temblar poco a poco en su ataque de ansiedad ─. Pero como le digo, no sirve de nada volverse loco en estas situaciones. Usted como doctor, ¿vio alguno de esos enfermos antes?

Jungkook tomó su barbilla, nadando en sus recuerdos, aún de pie y con uno de ellos moviéndose de arriba a abajo con insistencia. La brisa le empujó su abrazo frío contra el cuerpo, teniendo escalofríos.

─No, todos iban al hospital Minsoo. Llegué a ver varios de este estilo y me acerqué a ellos para tratarlos, pero mis superiores hacian el llamado para el traslado en cuanto notaban los síntomas. Luego el hospital estuvo en cuarentena y las protestas no dejaban libre el acceso. A mi me llamaron a atender ese hospital, no fui debido a mis asuntos personales y rechacé ese ascenso.

Jimin tomó su labio inferior entre sus dientes, juntando sus cejas, parecía enojado o serio y eso llegó a hacer sentir al doctor algo perdido, intrigado con su reacción.

─Yo no me enfrenté a ningún caso así, sólo escuché uno que otro colega hablando de personas con estos sintomas que eran llevadas de inmediato al hospital. Luego pasó lo de hoy en la calle, usted vio como me enfrenté ante esos dos, quería analizar su tiempo de movimiento, su reacción, si todavía había humanidad en ellos. Al primero le disparé en el cuerpo y continuó sin ningún tipo de razón, luego fui tras uno en la cabeza ─afirma, cubriendo sus ojos con su mano ─. Y dejó de moverse, pero es obvio que dejaría de moverse. ¿Qué tal si esas personas tienen cura y yo ya he matado a un hombre? Les decimos cosas porque realmente no sabes que está pasando.

Deadpoint | jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora