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Armados, preparados para enfrentarse al mundo muerto, los tres se posicionaron frente a la puerta. El detective fue el primero en asomar su mirada, las escaleras visibles sin ninguna bestia, pero alcanzaba a observar la presencia de algunos caminando perdidos por el pasillo. Realmente parecían sonámbulos.

Jimin juntó las latas de cerveza y corcholatas en una bolsa, separó la basura más ruidosa durante la inconsciencia del doctor, con ello podrían llamar la atención y liberar su camino.

Desliza su cuerpo por el pequeño espacio, previniendo las vidas restantes por las infinitas posibilidades de ser atacado. Pronto regresa unos pasos empujando al doctor al percibir la presencia de un sonámbulo bajando por las escaleras. Tropieza con su pecho, pero no son vistos, él aguanta la respiración y deja que el sonámbulo siga bajando hasta perderse en el pasillo.

Retoma su objetivo al no percibir otro más, saliendo despacio con la luz de la luna y las farolas en la explanada alumbrando los pasillos. Habría luz en ellos de no ser porque el portero, encargado de encender aquellas, posiblemente era uno más de los que corrían para devorar la vida. Podría ser el próximo en dar visibilidad a esas secciones cuando construyera su zona segura. Se encargaría de encender la luz para su gente.

Baja el primer escalón para revisar que no haya moros en la costa y, cuando parece ser el momento indicado, levanta su mano en dirección de Darren, pidiéndole moverse detrás de él cuanto antes. Este así lo hace y posterior a ello, luego de bajar cada uno un escalón, sigue el doctor. Le tomó la misma cantidad de tiempo seguirles el paso, cerrando la puerta sin ruido para moverse detrás de ellos.

El rubio guió todo el recorrido en silencio, escurriendose por las escaleras hasta la planta baja. Ahí fue más difícil de lo que pensó que sería, escondiéndose en los marcos de las puertas, sacando artículos pequeños para generar ruidos minúsculos y solo atraer a cierta cantidad de sonámbulos.

El rubio contó cabeza por cabeza, registrando mentalmente las zonas cubiertas, estudiando sus movimientos, aguantando la respiración en momentos cruciales. Mantenía el control y buscaba la mano del doctor al haberlo llamado en medio. Se sentía más confiado ahora que Darren mantenía su paso firme con el desabollador en la mano.

La ruta la sabía de memoria y aunque parecía una agonía caminar hasta la universidad, era mejor que tomar un vehículo nuevamente y causar tanto ruido que les sería imposible llegar. Al menos eso pensaba en ese momento, tardarían más tiempo del que normalmente se haría en sus buenos días antes del apocalipsis. Porque ahora podría llamarlo así. Un apocalipsis.

Durante el trayecto logró ver variedad de sonámbulos, los conversó en miradas con Jungkook, quien mantenía un cuaderno y pluma en su mano para anotar. Un círculo para los que caminaban y estaban ciegos, una raya para los que corrían y seguían ciegos, un guión para las flores - que Darren insistía en llamarles Clivias - y aquellas si veían, hasta ahora solo habían visto aquellas, pasando de largo para no ser observados y metiéndose entre calles.

Moverse entre ellas fue lo mejor, pues parecían haber ido al centro de la ciudad por el ajetreo, en vez de seguir ubicándose en las zonas donde fueron transformados en bestias. Era la teoría del rubio, lo aseguraba más que una vaga idea. Con el tiempo observándolos y los traumas de aquellos días, podía estar seguro.

Después de veinte minutos caminando, caminando despreocupados sin dejar de poner atención. Pudieron relajarse un poco más, manteniéndose uno al lado del otro, sin conversar, solamente siguiendo el camino que el rubio señalaba como un mapa militar. Incluso su visión se había acostumbrado a la luz de la luna, siendo la única que alumbraba. Sin embargo, la falta de sonidos a excepción de los lamentos provenientes de los sonámbulos los mantenía inquietos, desconfiados, pero sin miedo.

Deadpoint | jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora