31.

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— No quería dejarte sola. Sé que lo prometí.— habló. Fruncí el ceño, confundida ante su frase, pero rápidamente entendí.

— Sí me oíste— afirmé, más bien para mi misma. Él asintió levemente con la cabeza.

— Pero tampoco quería que salieras herida por mi culpa.— añadió. Yo volví a su lado y me senté nuevamente en el sofá.

— No podía dejarte ahí, Jason.— admití.— Haber pensado que podías morir me recordó a lo que viví con mi padre, y no estaba dispuesta a dejar que pase lo mismo una vez más.— negué con la cabeza, tratando de desterrar esa idea de mi mente. Él suspiró y se tomó su tiempo para hablar.

— Sé que dijiste que no querías herirme.— habló, inclinándose con dificultad hacia adelante para acercarse a mi.— Pero tu idea de herirme es errónea. No me importa que me grites, que me arrojes al otro lado de la habitación o lo que sea. La única forma en que puedes herirme es alejándome de ti.— aclaró. Yo lo miré, sintiendo mis ojos humedecerse.

— Jason.— llamé en un hilo de voz, inútilmente esperando a que no insistiera.

— Nunca creí en eso del amor a primera vista. De hecho, nunca creí en el amor. O al menos no creía que yo pudiera sentir eso. Cada vez que alguien me decía que vale la pena luchar por amor, yo me reía.— comentó.— Pero desde el primer instante en que te vi, supe que estaba dispuesto a luchar en una guerra de ser necesario.— aseguró. Yo bajé la vista, tratando de no alterarme, pero volví a subirla al sentir sus manos tomar las mías.— Aún si no me amas, intentaré todos los días volverte a enamorar hasta que lo consiga. No importa lo que hagas, no me voy a rendir.— habló con firmeza. Después de un intenso debate interno, y sin previo aviso, me arrojé sobre él, abrazándolo. Estaba cansada de llorar, de no permitirme ser feliz, y recordar a Kory diciéndome que la única forma de aliviar el dolor era con amor me hizo entender que, por más que lo intentara, no podía alejarme de él. Él no tardó en corresponderme, y sentir sus brazos envolviéndome me transmitió una seguridad que calmó mi llanto.

— Eres demasiado dulce para alguien tan molesto, Jason Todd.— repetí la frase que le había dicho aquel día en casa de Sybil; el día en que, inconscientemente, había empezado a desarrollar sentimientos irreversibles por él.

— ¿Molesto? Si. ¿Dulce? Contigo.— afirmó. Yo reí suavemente antes de separarme de él.

— ¿Así que ahora crees en el amor?— bromeé para molestarlo.

— Pretendo pasar el resto de mis días demostrándote que si.— respondió. Yo sonreí, enternecida ante sus palabras y me acerqué a él, uniendo nuestros labios en un beso que sellaría el inicio de nuestra relación.

— Espero que no seas de esos chicos que olvidan los aniversarios.— advertí en tono de broma, levantándome para buscar un vaso de agua. Él soltó una corta risa.

— No prometo nada.— respondió, pero sabía por su tono y la expresión en su rostro que también lo decía en broma.

ᴍᴏɴsᴛᴇʀs |JASON TODD|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora