77.

1.2K 104 3
                                    

Casi se cumplían dos horas desde que habíamos llegado al club y yo sabía que Kayla ya estaba ebria, lo cual se confirmaba con las carcajadas que soltaba ante sus propios comentarios.

— Estás completamente borracha.— le informé a pesar de que sabía que no procesaría lo que le decía como esperaba.

— ¿Y qué? ¡Te dije que quería divertirme aunque sea un rato!— respondió en un tono excesivamente alegre. Yo no pude evitar sonreír ante la inesperada ternura que me daba verla así, por más que supiera que no era realmente correcto dejarla beber tanto.

— Dijiste que querías despejar tu mente.— corregí, recordando el pedido que me había hecho en el pasillo de la Mansión Wayne.

— ¿Y qué mejor forma de hacerlo que esta?— enarcó una ceja y sonrió.— Quiero bailar.— cambió de tema repentinamente, observando la multitud de personas bailando innecesariamente apegadas.

— No.— negué con la cabeza, sabiendo lo que me pediría.

— ¡Vamos!— se levantó tambaleante y tiró de mi mano con el fin de sacarme de mi asiento.

— No, Kayla, no soy bueno bailando.— dije lo primero que surgió en mi cabeza como excusa.

— ¡Deja de ser tan gruñón!— insistió, nuevamente riendo por sus propias palabras. Yo rodé los ojos y suspiré, levantándome y caminando con pesar hacia la masa de mujeres con prendas que parecían quedar demasiado pequeñas y hombres tratando de buscar el primer ligue que pudieran conseguir. Kayla no tardó en imitar al resto, levantando sus brazos y moviendo sus caderas al compás de las distintas canciones que sonaban, todas encajando en el género de electropop y R&B alternativo. Yo me quedé quieto y la observé en silencio, sin saber realmente qué hacer y sorprendiéndome ligeramente al ver un lado de mi novia que no me esperaba en absoluto. En cuanto ella notó que yo no me movía alzó una mano y me indicó que me acercara, lo cual no hice.

— Te dije que no sé bailar.— repetí mi excusa. Esta vez fue ella quien rodó sus ojos, sujetando mi mano y tirando de esta para acercarme a ella. Rápidamente se apegó a mi, rozando su trasero contra mi entrepierna. Yo no pude evitar sonreír, negando con la cabeza al entender sus intenciones, las cuales probablemente estaban siendo manejadas por la considerable cantidad de alcohol en su sistema.

— ¡Anda, baila conmigo!— pidió alzando la voz por encima de la música sin dejar de moverse.

— Estás ebria.— repetí lo que le había dicho hace no mucho, igualmente aumentando el volumen de mi voz para lograr que me oyera.

— ¿Seguirás en el rol de novio correcto y protector o vas a disfrutar de esta noche?— cuestionó, girándose a verme y dejando de bailar. Yo la observé en silencio, admirando lo increíblemente cautivadora y deseable que se veía en aquel instante. Sin pensarlo dos veces tiré de sus hombros para devolverla a la posición en la que estaba y posé mis manos a cada lado de sus caderas, atrayéndola aún más hacia mi.

— Tengo que admitir que me encanta cómo te ves en ese vestido.— hablé a su oído en un tono algo más bajo del usado previamente.

— ¿Preferirías verme sin él?— interrogó, girando su cabeza ligeramente hacia la izquierda para verme.

— No me tientes.— pedí, llevando mi mano a su mentón y tirando gentilmente de éste hacia arriba para guiar sus labios hacia los míos.

ᴍᴏɴsᴛᴇʀs |JASON TODD|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora