70.

1.4K 121 0
                                    

Casi una hora después de que todos los invitados se fueron, Dawn salió del cuarto en el que había estado hablando con Kayla. Instantáneamente me levanté de mi silla y me acerqué a ella.

— Ya está más tranquila.— me informó antes de que pudiera preguntarlo. Yo suspiré aliviado y asentí.

— Gracias.— murmuré.

— Tienes que aprender a controlarte, Jason. Kayla te ama, pero todos llegamos a un punto en el que nos cansamos de las mismas conductas negativas del resto. Si realmente la valoras, compórtate como el chico que merece.— me advirtió sin rodeos, tomando su abrigo y acercándose a Hank, quien la esperaba de brazos cruzados. Sin despedirse, ambos salieron y cerraron la puerta detrás suyo, dejándonos solos. Yo inhalé profundamente antes de caminar hasta el dormitorio. Kayla estaba sentada en la cama con la mirada perdida en un punto fijo entre las sábanas. Di unos suaves golpes en la puerta para captar su atención y me acerqué a ella, sentándome a su lado.

— Hey.— empleé un tono tranquilo. Ella se limitó a observarme en silencio.— En verdad lo siento. No quise arruinar tu día, no sé qué me pasó.— confesé apenado.— Sé que unas simples disculpas no arreglan nada, y sé que mereces a alguien mejor que yo.— continué. Admitir aquello en voz alta dolía más de lo que pensé, pero sabía que era mejor hablar con honestidad.

— Tienes razón.— concordó pasados unos segundos. Oírla afirmar mis palabras fue aún más hiriente, pero no dije nada ya que sabía que estaba en todo su derecho de hacerlo.— Disculparte con palabras no soluciona nada.— sacudió levemente la cabeza a modo de negación.— Las acciones, eso es lo que realmente cuenta.— continuó.— No se trata de que merezca a alguien mejor. Sé que tú eres todo lo que quiero y necesito. No eres menos que yo, Jason, pero por algún motivo te rehúsas a dejar salir tu mejor lado.— levantó los hombros indiferente antes de acercarse a mi.— No tienes que estar a la defensiva todo el tiempo. No sé exactamente cómo fue tu vida antes de todo esto, pero sea lo que sea, ya no es así. Sé que te resulta difícil confiar en las personas, pero hay gente que te quiere y que quieren verte bien, feliz. No las alejes.— pidió. Sentí un nudo formarse en mi garganta tras notar que por más que no sabía cómo había sido mi vida, entendía perfectamente lo que sentía. Bajé la cabeza al no poder evitar soltar una lágrima formada por la frustración, avergonzado por mi conducta. Apreté mis puños para desviar mi atención de mis pensamientos, tratando de retener el resto de mis lágrimas, pero estas salieron sin cesar al sentir los brazos de Kayla rodearme y atraerme a ella. Escondí mi rostro en su pecho y descargué mi llanto en éste.

— Lo siento.— murmuré sintiendo su mano acariciar mi cabello.

— Tranquilo.— susurró ella. Cuando pude controlar mi angustia me separé de ella y limpié mis ojos con mis manos.— Hey.— llamó ella, a lo que yo la miré, esperando a que hablara.— Te amo.— me sonrió. Yo le devolví el gesto y me acerqué a ella, tomando su rostro entre mis manos y presionando mis labios intensamente contra los suyos.

— Aún no abriste mi regalo.— le recordé en cuanto nos separamos.

— Aún no abrí ningún regalo.— corrigió ella a la vez que reía, levantándose y tomando mi mano para guiarme hasta la sala de estar con la intención de realizar dicha acción.

ᴍᴏɴsᴛᴇʀs |JASON TODD|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora