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Abrí mis ojos lentamente para acostumbrarme a la claridad del día que inundaba la habitación haciendo doler ligeramente mis ojos. Vi a Bruce acercarse a paso tranquilo hacia mi, parándose al lado de la cama y cruzando sus brazos.

— ¿Dónde está Kayla?— pregunté en un murmullo. La mirada de Bruce me indicó la respuesta inmediatamente, pero me rehusaba a aceptarla hasta no oírla.

— El Joker se la llevó. Aún no pude localizar su paradero.— me informó. Yo me apresuré a salir de la cama con el fin de buscarla, ignorando el dolor que invadía mi cuerpo, el cual no se comparaba con la angustia que sentía en ese momento.

— Debo encontrarla.— dije tanto para él como para mi mismo.

— Necesitas descansar, Jason.— me indicó Bruce intentando detenerme, pero yo me aparté antes de que pudiera tocarme.

— ¡Déjame en paz!- grité alterado.— ¡Todo esto es tú culpa!— remarqué el tú.— Jamás debería haber accedido a ayudarte en todo esto. Ella me lo advirtió y yo no la escuché. Ahora es ella quien está pagando las consecuencias.— descargué toda mi frustración en él.

— Lo sé, y lo siento.— se disculpó. Yo recordé lo que me había dicho Kayla cuando yo había hecho lo mismo, sabiendo que sus palabras eran ciertas.

— Una disculpa no arregla nada. Las acciones lo hacen.— repetí la frase originalmente formulada por ella.— Ayúdame a encontrarla y desaparece de mi vida.— ordené serio, apresurándome a salir de la habitación sin molestarme en escuchar su respuesta.

|• • •|

Mi frustración crecía con cada minuto que pasaba, lo cual se potenciaba con el hecho de que ninguna búsqueda en las computadoras de Bruce arrojaba un resultado certero. Me llevé ambas manos al rostro y froté éste, agotado mentalmente.

— Amo Bruce.— llamó Alfred al mencionado, quien se encontraba detrás mío. Ambos nos volteamos a ver al mayor, esperando a que hablara.— Creo que debería ver esto.— le entregó una memoria USB, la cual Bruce tomó, analizándola brevemente con la vista antes de acercarse a un ordenador para conectarlo y ver su contenido.— Amo Bruce.— volvió a llamar el mayordomo.— Tal vez debería verlo usted solo primero.— sugirió antes de abandonar el cuarto. Bruce se giró a verme esperando a que saliera, lo cual hice, sintiendo la curiosidad picarme cada vez más. Para mi suerte, no pasó mucho hasta que Bruce salió del cuarto, cerrando la puerta detrás suyo y plantándose entre ésta y yo, como si quisiera evitar que yo entrara.

— ¿Qué sucede?— cuestioné. Él apartó la vista, y supe que estaba buscando la forma de decirme algo que no era fácil de expresar.— Bruce.— insistí. Éste devolvió su atención a mi y se tomó unos segundos más antes de hablar.

— Era un video del Joker.— comenzó su explicación, la cual interrumpí instantáneamente.

— ¿Habla de Kayla? ¿Quiere algo a cambio?— me apresuré a preguntar, intentando rodearlo para entrar en el cuarto, pero nuevamente me detuvo.

— Ya no está.— habló él, sujetando mis hombros para obligarme a centrar mi atención en lo que decía. Yo fruncí el ceño, dando a entender que no procesaba su comentario.

— ¿De qué hablas?— sacudí ligeramente la cabeza, posando mis ojos en los suyos.

— El Joker la asesinó.— aclaró sin rodeos. Por un instante pude sentir mi cuerpo paralizarse, como si hubiera recibido un golpe que me robara el oxígeno.

— No, debe ser un engaño.— negué en cuanto pude reaccionar, nuevamente intentando entrar, esta vez con desespero.

— Jason.— llamó él con la intención de calmarme, pero no había palabra que pudiera aliviar el dolor que me asfixiaba en ese momento.

— Déjame ver el video.— pedí, esperando que de alguna forma pudiera notar algo que me indicara que se trataba de una broma de mal gusto.

— No debes ver eso.— negó él, rodeándome con sus brazos para impedir que me moviera.

— ¡Déjame ver el video!— insistí, sintiendo cada palabra que abandonaba mi garganta quemarme por dentro. De un instante a otro dejé de moverme y solté el llanto que inundaba mis ojos, cayendo al suelo y cubriendo mi rostro con mis manos a la vez que sentía mi respiración agitarse al punto de no permitirme llenar mis pulmones correctamente.

— Vas a estar bien, Jason. Lo prometo.— murmuró Bruce a mi lado, rodeándome con sus brazos para consolarme. Quería apartarlo, quería empujarlo y descargar todo el dolor que me torturaba en él, pero mi mente no podía ordenarle a mi cuerpo ninguna acción que no fuera llorar. Podía escuchar con claridad las afirmaciones que Bruce prometía con respecto a que el dolor pasaría, pero sabía que eso no era verdad. Sabía que lo único que podía aliviar el tormento que había predominado la mayor parte de mi vida se había ido, y que nada ni nadie podría acercarse en lo más mínimo a reemplazarlo.

ᴍᴏɴsᴛᴇʀs |JASON TODD|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora