ᴍᴏɴsᴛᴇʀs |JASON TODD|

68.

Jason's POV:

— ¡Logan!— llamé por segunda vez, caminando entre la gente para encontrarlo. Cuando lo vi me apresuré a acercarme a él.— ¿Tú lo invitaste?— lo miré con enojo.

— ¿A quién?— preguntó desentendido, pero yo sabía que entendía perfectamente a quién me refería.

— Te dije que no lo invitaras.— ignoré su evasiva. Él miró a Kayla, quien se encontraba a mi lado, y devolvió su atención a mi.

— Solo estaba tratando de ayudar, ambos sabemos que ella querría verlo.— intentó defenderse, pero yo lo interrumpí antes de que terminara de hablar.

— ¡No me importa una mierda! ¡Te dije que no lo llamaras!— el volumen de mi voz aumentaba a la par de mi mal humor.

— ¡Jason!— llamó Kayla, sujetando mi brazo para indicarme que la viera, lo cual hice.— Ya basta. No armes una escena.— pidió.

— Quiero que se vaya.— insistí, devolviendo mi voz a su tono normal.

— Y yo quiero que se quede. Es mi cumpleaños y yo decido a quiénes ver y a quiénes no.— me recordó, alejándose de mi antes de darme tiempo a responder.

— Realmente solo quise ayudar.— repitió Garfield.

— Cállate.— le espeté, levantando un dedo para indicarle que guardara silencio, lo cual hizo.

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En las casi tres horas que habían pasado mi enojo no había disminuido ni una pizca, y no podía dejar de mirar a Dick con mala cara. Al ver a Kory y a él mirar en mi dirección repetidas veces asumí que estaban hablando de mi, lo cual solo potenció mi molestia.

— Jason.— llamó alguien a mi izquierda, sacándome de mis pensamientos. Yo giré mi cabeza para ver a Dawn, quien me observaba de brazos cruzados.

— ¿Qué?— pregunté, inseguro de cuántas veces me habría llamado antes de lograr captar mi atención.

— Soluciónalo.— respondió. Yo fruncí el ceño, completamente despistado.

— ¿Qué cosa?— ladeé la cabeza.

— Tus problemas con Dick.— aclaró. Mi expresión confusa volvió rápidamente a ser molesta.

— No gracias.— negué rotundamente, volviendo a ver al mencionado.

— ¿En verdad quieres tener problemas con Kayla por tus desacuerdos con él?— insistió. Una vez más mi vista se posó en la dueña de la cabellera platina casi blanca.— Todos estamos molestos con Dick. De hecho, Donna, Hank y yo deberíamos ser los más enojados; gracias a él perdimos a un buen amigo y arriesgamos la vida de un niño.— me recordó. Yo suspiré, sabiendo que tenía razón.— Pero aún así lo perdonamos. O bueno, lo intentamos.— explicó.

— ¿Tan fácil les resulta olvidar?— cuestioné. Ella negó tranquilamente con la cabeza.

— Perdonar no es olvidar.— me corrigió.— Kayla siente que le debe mucho.— habló, a lo que yo la corté.

— Kayla no le debe nada a ese idiota.— me apresuré a negar.

— Tal vez.— concordó.— Pero eso lo decide solo ella. Y, te guste o no, ella lo quiere en su vida.— prosiguió. Yo la miré en silencio.— Kayla ya perdió a mucha gente como para verse forzada a dejar de lado a otro más, ¿no crees?— enarcó una ceja. Mi silencio se mantuvo tras no saber qué responder a aquella verdad.— Ve y haz las paces con Dick.— pidió una vez más.

— No tengo nada que hablar con él.— nuevamente me apresuré a negar.

— Hazlo por ella.— insistió, ignorando mi negativa y alejándose para volver junto a Hank. Yo suspiré y me debatí un buen rato acerca de tomar su consejo o no.