Invitation

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Se despertó sobresaltado por su alarma de la tarde, tanteó a ciegas el suelo buscando el celular mientras que con su otra mano buscaba las gafas rojas que había dejado en la mesita de noche.

Tenía suficiente tiempo como para hacer su tarea antes de las clases de cocina con Lust que habían decidido mover unas horas por conflictos con el horario personal ajeno.

Gradient sabía bien que no era de su incumbencia pero la curiosidad seguía latiente en su pecho, le encantaría el hablar más con su vecino y era extraño eso, el socializar fuera de una pantalla nunca fue su fuerte.

Pero había algo especial en Lust que le hacía confiar y sentirse relajado en su presencia. Le gustaba mucho eso.

Caminó hasta su escritorio para prender su laptop, tenía que trabajar rápidamente en su tarea o amanecerse nuevamente, la verdad no se haría problemas con trasnochar pero hacerlo por un deber universitario no le gustaba, prefería que fuera dibujando o hablando con alguien.

La música resonaba por los parlantes de la máquina, le ayudaba a concentrarse de una manera casi sobrenatural, era como si entrara en su propio mundo.

Y ahora que vivía solo podía cantar con libertad lo que él deseara sin que su hermano le hiciera competencia con la música de su celular.

Aunque también se sentía algo solo por eso mismo, no tenía a sus padres discutiendo como si fueran niños o a Paper entrando a su cuarto para quitarle algo mientras se burlaba de una manera algo infantil.

Sin embargo, algo que le alegraba es que con su vecino se llevaba bien, muy bien. 

No pudo evitar observar la hora en la pantalla del computador, ya era más tarde de la hora acordada pero Lust no había llamado a su puerta, se le hacía muy extraño, parecía ser alguien considerablemente puntual a diferencia de él.

¿Tal vez había vuelto a enfermar?

Claro que no, Gradient. No podías volver a romper su puerta por una falsa alarma. Tocaba esperar.

[. . .]

Sobó suavemente sus párpados, se encontraba algo cansado pero no había tiempo para tomar un receso, tenía que llegar a casa y enseñarle algo a Gradient que si el menor moría de hambre por comer solo cosas instantáneas se quedaría sin un muy posible amigo.

—Lust, por cierto, nos estábamos olvidando de darte esto. —dijo el cansado pero sonriente peliblanco al que le había estado dando ciertas clases que le servirían en cuestión de meses— Es tu invitación, puedes ir con un acompañante si gustas. 

—¡Oh! ¿En serio? —le sonrió con calidez justo cuando la pareja de su amigo se les acercó alegremente— Gracias por invitarme, nunca he ido a una boda.

—Es lo menos que podíamos hacer en agradecimiento por las clases, querido. —rió alegremente mientras terminaba de cepillar su frondoso cabello negro— ¡No te vas a olvidar!

No reprimió la pequeña y sincera risa pero pronto asintió, ni en un millón de años se lo perdería, ya quería que el día llegara aunque en realidad no tenía a nadie que le acompañara a un evento tan importante. Miró el reloj de su celular y dio un pequeño salto en su lugar antes de despedirse apresuradamente.

Detuvo el primer taxi que pudo y se subió, saludó con algo de prisa para pronto dictar la dirección a su departamento.

Tuvo el impulso de escribirle a Gradient para decirle que estaría llegando en cuestión de minutos pero recordó que ni siquiera tenía su número.

Se dio una leve palmada en la frente, anotó en el bloc de su teléfono el pedirle el número, así podrían comunicarse más y tal vez estrechar lazos.

O Gradient lo dejaría en visto, no estaba seguro pero lo comprobaría luego, si su vecino le daba su número, claro está.

Trató de normalizar su respiración concentrándose en mirar por la ventana, se dio con la sorpresa de que en realidad no estaban demasiado lejos de su hogar, eso le aliviaba.

Cielos, ya quería llegar, tenía hambre y ansias de enseñarle algo nuevo al menor.

[. . .]

Tocó la puerta del pelinegro mientras trataba de respirar normal, había corrido por todas las escaleras y ellos estaban en el décimo piso, agradecía su gran resistencia física pero ni eso era suficiente para correr tanto.

No tuvo que esperar demasiado para que Gradient abriera la puerta, pudo observar su sonrisa ligera antes de notar la preocupación en su mirada.

—Oh, no te asustes. —se forzó a pararse recto, sus mejillas ardían por el esfuerzo de haberse apresurado tanto— Solo fueron las escaleras, es que ya estaba llegando muy tarde. Debes tener hambre.

—No importa el hambre, pasa, pasa. —se hizo a un lado para permitirle adentrarse a su departamento, cerró la puerta tras él y se dirigió rápidamente hacia la cocina para servirle un vaso con agua— Hey, Lust. No tenías por qué apresurarte, está bien si llegas algo tarde, tienes tu propia vida.

Mientras hablaba Gradient se  rascó su brazo con cierto nerviosismo, estaba algo apenado aunque en teoría no era su culpa.

El de pupilas lila le sonrió antes de aceptar lo que le ofrecía. Bebió con lentitud y dejó su bolso en la mesita de la pequeña sala, pronto se movió hasta la cocina para lavar el servicio que había usado.

—No me gusta ser impuntual, pero se me pasó un poco la hora, no quería dejarte esperando. —una leve mueca adornó su rostro antes de que mirara a su contrario— Tal vez sería bueno intercambiar números, ¿sabes? Por si acaso, siempre es bueno, querido.

Por un milagro fue que Gradient no se ruborizó, recién se daba cuenta de que efectivamente no habían podido hablar por chat, que vergüenza.

Acordaron intercambiar números luego de cocinar, ambos tenían bastante hambre y ya era algo tarde, más que un almuerzo sería casi una cena pero no se quejaban.

El resto de la velada rieron mientras trataban que el pastel de choclo saliera correcto.

Dije que subiría esto en la mañana y luego me enteré de que tenía tarea que no hice jajan't

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Dije que subiría esto en la mañana y luego me enteré de que tenía tarea que no hice jajan't.

Estaba muy feliz escribiendo el capítulo luego alguien me contó algo triste y mi ánimo se suicidó a mitad del capítulo. 

Hooked || Lust GradientDonde viven las historias. Descúbrelo ahora