Una escultura, una pintura, el rostro siempre es una obra de arte. Despacio el labial surca por mi boca, mientras me observo en el espejo, un gesto serio y sin nada más que aportar. Apoyo en la mesa el labial de forma delicada, entonces me mantengo quieto. Soy un artista, o lo fui. Me quito la peluca, viendo mi cabello corto, esto ya no sirve.
—Ginniska. —Se abre la puerta.
—¿Qué quieres? —expreso molesto.
—Perdón, no sabía que...
—¿Qué era un hombre? ¿Qué estaba en el descenso de mi estrellato? ¿Qué el imbécil de Talk se llevaría mi puesto? —digo cosas que él ya sabe, pero sigo frustrado por todo lo que pasó.
Se ríe y se me acerca a donde estoy sentado. Apoya su mano en el respaldo de mi silla y su mano en el escritorio, aproximando su rostro al mío.
—En absoluto, solo iba a decir que no estabas lista.
—Silencio, Rouge, estoy pensando.
—Deja esa negativa, soy tu mánager.
Me carcajeo.
—Sigue soñando. —Me levanto y agarro mi cartera.
—¿Te vas a ir así? ¿Sin ocultar "tu gran secreto"? —se burla y me detengo.
—Me caes mal. —Tomo mi peluca y salgo del lugar, estando indignado.
Genial, está lloviendo. Ojalá me partiera un rayo, sería de buena suerte.
Avanzo molesto, oigo un bocinazo y me detengo. La ventanilla se baja, entonces visualizo a Talk y su sonrisa arrogante.
—La próxima vez que intentes guardar un secreto, consigue no verte tan humillante.
—¿Por qué no te mueres? Imbécil. —Le tiro la peluca que llevaba en mi mano, le da junto en la cara.
Ah, al menos algo bien hice, así que sonrío. Qué satisfacción.
—¡Maldito loco, travesti! —Escupe pelo y me río.
—Eso no es un insulto —le aclaro.
—Arranca —le dice a su chófer.
Muevo la mano saludando cuando el coche se aleja.
—¡Espero que te quede bien la peluca! —grito emocionado.
Hasta olvidé que me estoy empapando.
Ah, no, tengo un paraguas en la cabeza, giro mi vista y veo a una mujer pechugona sosteniendo el objeto, la cual me sonríe.
—Vi todo el espectáculo y me dije ¿Por qué no? —expresa la sexy, pero rara dama.
—Señorita, no sé qué pretende, pero no es un buen momento.
—Quiero concederte unos deseos —declara.
Aparte de rara es loca.
Acerca su rostro al mío, de repente me besa, aunque eso no es lo que me asombra, lo que me deslumbra es que hay fuegos artificiales alrededor nuestro y no sé ni de dónde salen.
¿Qué está pasando?
Esto no es para nada normal.
¿Magia? ¿Estoy drogado? Corrección, estoy desmayado, perdí todos mis sentidos.
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La secta del cambio de género
ParanormalEn el pasado cuatro vidas fueron condenadas por el destino, lo que perjudicó por completo a sus reencarnaciones. Ginji, la puerta de todo, quien para entrar en el mundo del espectáculo se disfrazó de chica y fue descubierto, haciendo que el mal t...