Capítulo 35 - Mentiras

45 10 3
                                    

Ginji

Bajamos en la última estación y seguimos a pie, en dirección hacia una reserva natural. Ahí entre los árboles, encontramos oculto el templo. Movemos algunas ramas y pasamos a través de las piedras, para caminar por un pasadizo profundo. Al final del camino vemos una estatua y varias antorchas se encienden en aquel sitio. Vemos que un portal se abre en una pequeña compuerta, pero antes de entrar somos detenidos.

—¡Talk! —Visualizamos a la fan, confundidos por su aparición.

—Ustedes sigan, yo me encargo —nos informa él y continúo con Rouge.

Al cruzar el portal, me siento como en una época antigua y me sobresalto cuando me veo a mí mismo. Bueno, en realidad a mi forma de chico, pero lo comprendo, es como el pasado, aunque no el mío actual.

Es otra época.

Visualizo a Rouge, en realidad Odyssey, el cual le coquetea, pero este lo rechaza. Curioso, teniendo en cuenta que se supone estábamos enamorados.

—Las mentiras son algo complicado, ¿no les parece? —Oímos detrás y nos sobresaltamos, cuando nos giramos vemos a un hombre con casco de guerra de los antiguos—. Oh, siento asustarlos, soy Across. —El misterioso hombre se presenta en el lugar más misterioso que él—. Supongo que ya sabes qué decirle a Odyssey para que se detenga.

Talk

Raissa está aquí ¿Por qué? Aparece en las situaciones más oportunas. Voy a acercarme a ella con prepotencia y entonces caemos en un portal. Hasta me caigo encima, así que termina chillando.

—¡No soy lesbiana! —aclara y me río.

Me levanto antes de que me mate, limpio mi ropa y observo el sector.

—¿Dónde estamos? —Es antiguo.

—No sé, pero no me agrada. —Se levanta del suelo despacio—. Tú no me agradas —se corrige con enfado, señalándome.

—Dime la verdad, ¿trabajas para Deon?

Se sobresalta.

—Yo... yo... —Suspira abatida—. ¿Se nota mucho? Soy mala actriz.

—Tranquila, yo soy el actor aquí. —Observo para todas partes, buscando una salida, en lo que parece ser un laberinto.

Muchas antorchas se encienden en el lugar.

—¡No hables en masculino, mentirosa! —se queja.

—Yo no te mentí, ni siquiera te conozco, y hablo en masculino porque prefiero ser hombre. —Me acerco a una antorcha y la agarro—. ¿Nos vamos? Esto me da escalofríos.

Se aproxima temblorosa hasta mí y termina caminando a mi lado.

—Eres una chica muy rara —opina.

—Soy la guerrera del dios de la justicia, es normal —digo sin importancia.

—Rara —insiste y la ignoro.

Abro una puerta, entonces llegamos a una habitación muy iluminada, así que apago el fuego de mi antorcha y la dejo apoyada a un costado en la pared.

—Este sitio parece más actual, ¿será una ilusión? —me pregunto para mí mismo.

—¿Qué hacemos aquí? —Raissa camina por el ambiente.

—Tal vez Across quiere enseñarnos una lección.

—Pues a mí no tiene que enseñarme nada, estoy atrapada por tu culpa. —Bufa.

Camino hasta ella y retrocede, va tanto hacia atrás que su espalda termina en la pared, así que apoyo mi mano al costado de su rostro, entonces acerco el mío a su boca.

—¿Qué pasó? ¿Tienes miedo de tener sentimientos por una mujer? —me burlo.

Se sonroja y sobresalta.

—Yo... ¿Cómo es? ¿Debió ser raro tener otro cuerpo? —Cambia de tema.

—Meh. —Muevo los hombros—. He pasado por cosas peores, soy bastante fuerte como para pensar en cómo usar mi miembro.

—¡Qué vulgar! —chilla y me río.

—¿Por qué sufres? Ni siquiera lo tengo en este momento. —Hago una pausa—. ¿Por qué? ¿Querías conocerlo?

—¡Cállate!

Me aparto.

—Eres divertida, Raissa, pero no eres mi tipo.

—¿Qué? ¿Qué? —repite nerviosa.

—No me gustan las homofóbicas.

—¡No soy homofóbica, ni nada parecido! Solo no soy lesbiana, fin —dictamina.

—Qué lástima, porque yo soy bisexual y cambio de cuerpo, así que no combinamos para nada.

—¡Escúchame! —Me agarra de la ropa, muy rápido y sonrojada—. ¡Tú me abandonaste! ¡¿Cómo te atreves a decidir por mí?!

—¿Tú lo recuerdas? —Reacciono.

Genial, y de mi memoria ni noticias.  

Una compuerta se muestra ante nosotros, haciendo que preste atención a lo importante. Es así como vemos unos signos extraños marcados en una especie de círculo de piedra, el cual se comienza a abrir en diferentes direcciones como marcando un código. Una vez frena, la luz se dispara, entonces la habitación se ilumina, dejando todo blanco y llenando de claridad la situación. Miles de datos ahora vuelan por el cuarto, revelando el pasado que llega hasta mí.

La secta del cambio de géneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora